La democracia se pierde en los partidos
Otro indicador político sobre la crisis de los partidos se ha registrado el sábado y domingo en el proceso de Morena para elección de los consejeros nacionales, y la señal es de una crisis irreversible, la errática conducción partidista de MARIO DELGADO ha desembocado en esa versión que en otro momento crítico propio ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR dió sobre un verdadero desbarajuste, sus operadores torcieron las prácticas democráticas y la voluntad de sus militantes, para caer en los vicios del otrora hegemónico PRI de los setentas, porque con descaro exhibieron acarreos de votantes, embarazo de urnas, compra de votos y la coacción, el más vil e indignante clientelismo que ensucia las pretensiones de cambios y transformaciones para construir una jornada democrática e histórica, objetivos todavía inalcanzables.
Esos tradicionales métodos de corrupción política no pueden ser ruta en la edificación de transformaciones y de conformación de una nueva clase política, al contrario, demuestran que está rediviva la vocación antidemocrática, la manipulación, la promoción del fraude electoral, una degradante concepción del quehacer político partidista, que si continúan por esa vía, al 2024 van a llegar más hundidos en el desprestigio y con la desconfianza ciudadana encima y dispuesta a rechazarlos. Si no revisan sus modalidades caracterizadas por la prepotencia e imposición, si no rectifican y reorientan, la participación política de la gente y de sus militancias será reducida y en los próximos procesos electorales del Estado de México y Coahuila en 2023 y la presidencial de 2024, se pondrá en riesgo la continuidad del régimen transformador.
En nuestro escenario, notables actores y protagonistas del Partido Morena, entre ellos la Senadora SOLEDAD LUÉVANO, el líder de izquierda LUIS MEDINA, los dirigentes FERNANDO ARTEAGA y GILBERTO DEL REAL, OMAR CARRERA, ERNESTO GONZÁLEZ y PRISCILA BENITEZ, coinciden en condenar las prácticas de acarreo y compra de votos y han decidido pasar de la denuncia mediática a la demanda ante la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia del partido y la impugnación ante los tribunales electorales. En la víspera del proceso, el Senador RICARDO MONREAL había advertido que el resultado ya estaba configurado y que por ello no participará en la elección, como así fue y en contraste, el dirigente que no líder, MARIO DELGADO se mostró desafiante y provocador, nunca conciliador, al señalar que "quienes actuaron contra Morena, no tienen porqué seguir aquí", amenazó con la expulsión a quienes han osado denunciar y acusar corrupción político electoral.
Esa grave contaminación de los procesos electorales internos en los partidos, como éste de Morena, no pasan inadvertidos para sus militantes y simpatizantes, más informados y analíticos como ciudadanos responsables y comprometidos con la democracia, darán respuesta puntual en los mismos escenarios del proceso, porque bien saben que sus actuaciones y decisiones van a influir en la nueva cultura democrática que se consolida y que debe arraigarse a fin de vislumbrar nuevos horizontes de interpretación para los próximo comicios en el resto de los partidos políticos, que con otras afecciones, dolencias y características, a diario exhiben que la crisis de los partidos es en verdad irreversible, que no tienen remedio, como también así lo demuestra el Partido Revolucionario Institucional, con las degradantes acciones de su dirigente nacional ALEJANDRO MORENO. No hay pues a cuál irle, militancias y ciudadanos se muestran decepcionados y huidizos de la vida democrática.
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