Reforma político electoral
Hasta el día de ayer, en la Cámara de Diputados se han realizado cinco foros de parlamento abierto para analizar y debatir las diversas iniciativas de ley en materia político electoral, presentadas tanto por legisladores federales como por el titular del Ejecutivo Federal. Los temas que se han abordado son: 1) integración de ayuntamientos y alcaldías de la Ciudad de México; 2) segunda vuelta en la elección presidencial, de gobernadores y legislativas; 3) urna electrónica; 4) gobierno de coalición, candidaturas comunes y declinación y 5) creación de la figura de Vicepresidente Federal. Temas que han estado presentes en el debate público nacional desde hace varios años, por lo que vale la pena hacer algunos apuntes a la luz del contexto político actual.
Cualquier reforma político electoral trata de la distribución del poder y de la forma en que se accede a los espacios de poder. Algo muy simple y, a la vez, muy potente, que por lo mismo genera jaloneo, resistencias y debate. Se trata también del control de la narrativa, de la historia o las historias que se van a contar porque estas, precisamente, son las que dotarán de legitimidad al poder.
Así, lo que hemos observado en los debates sobre la reforma política electoral son actores que quieren conservar e incrementar sus espacios de poder. Una vez que se alcanza el poder, se implementa el proyecto de gobierno y las políticas públicas que propusieron en el proceso electoral.esto se logra a partir de figuras jurídico políticas como las que se han abordado hasta ahora en los foros: la segunda vuelta, el gobierno de coalición o el Vicepresidente Federal.
En términos generales, se puede señalar que las reformas político electorales que se han debatido y aprobado en el país han estado más enfocadas en el sistema electoral. Para diversos estudiosos del tema, una de las reformas más emblemáticas fue la de 1977, impulsada por el entonces Secretario de Gobernación, Jesús Reyes Heroles. Esta reforma sentó las bases del sistema electoral y del sistema de partidos como lo conocemos. Fue el inicio de la modernización e institucionalización electoral en el país.
La reforma de 1977 abrió las puertas al pluralismo político en el país, producto de las presiones y luchas de partidos y organizaciones de izquierda. Justamente, la apertura y pluralidad propiciaron la competencia electoral y la alternacia en el gobierno.
El pluralismo político es inherente al proceso de democratización en el país. Debe prevalecer y fortalecerse en reformas político electorales. Incluso, hay que ir por el pluralismo político igualitario en el financiamiento público a los partidos para que sean las ideas, los programas de gobiernos y las propuestas legislativas el elemento central en las campañas electorales y no el dinero.