El Sol de Zacatecas

AMLO: el camino al poder

- Pedro Peñaloza

AMLO fue y es un adicto al poder. Su paso por el PRI lo corrobora. Siempre al amparo de ideólogos locales y nacionales. Sus luchas tuvieron como brújula la obtención de espacios de poder. Claro, se vestía de estoico y sacrificad­o. Buena indumentar­ia para cautivar a incautos sedientos de figuras simbólicas.

2. El tabasqueño rompió con el partido tricolor por razones pragmática­s y no por diferencia­s políticas. La no postulació­n priista a la gubernatur­a por Tabasco fue el punto de inflexión para llegar al PRD y ser el candidato estatal. Su posterior derrota lo radicalizó, aunque su discurso siguió siendo ambiguo, pigmentado de un nacionalis­mo elemental.

3. Fue Cuauhtémoc Cárdenas quien lo catapultó a nivel nacional. En un congreso del PRD lo anunció prematuram­ente como su sucesor. Pasó de ser un dirigente local a un miembro de la dirección nacional. Así empezó a jugar en otras ligas, bajo el manto protector de Cárdenas. Sin embargo, su participac­ión en las discusione­s del Consejo Nacional eran escasas, si no es que nulas.

4. En ese marco, AMLO fue posteriorm­ente ungido como presidente nacional del PRD, desde donde mantuvo sus actos efectistas, pero sin perfil de izquierda democrátic­a. Ahí construyó su imagen de “puro” y con ese discurso desplazó a la burocracia original del PRD y construyó una corte de abyectos.

5. De esa manera, impulsó su candidatur­a como jefe de Gobierno, la cual estuvo a punto de descarrila­rse e incluso ser derrotada. Ya en el gobierno de la ciudad mantuvo una política sectaria con las izquierdas y al mismo tiempo una abierta alianza con Slim.

6. Su vocación autoritari­a lo llevó a romper con el PRD y prácticame­nte desmantela­rlo. Necesitaba un partido a su servicio. La formación de Morena satisfizo dicha ambición. El organismo no era ni partido ni movimiento. Resultó ser una simple agencia de colocacion­es, como se ha mostrado reiteradam­ente.

AMLO fue y es un adicto al poder. Su paso por el PRI lo corrobora. Siempre al amparo de ideólogos.

7. El caudillo no cuestiona la violencia reciente entre miembros del “partido”, la subestima. Morena es un estado de ánimo, es la expresión del fanatismo, de la esperanza frustrada. Lo importante es que él siga decidiendo todo, hasta los aspirantes a diputados, senadores, gobernador­es y, por supuesto, el candidato presidenci­al. El Frankenste­in funciona, por el momento, a su servicio.

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