El Sol de Zacatecas

ENTREGAN EL MANDO

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Asume el presidente electo de Colombia buscando finalizar el conflicto con el narcotráfi­co y las guerrillas

OGOTÁ. La búsqueda de la “paz total” en un país donde las distintas formas de violencia volvieron a crecer después de la firma del acuerdo con las FARC es una de las prioridade­s de Gustavo Petro como presidente de Colombia y una apuesta ambiciosa en momentos en que hay una embestida criminal del Clan del Golfo contra la Policía Nacional.

El ambiente político favorece la iniciativa de Petro, que a partir de hoy será el primer presidente de izquierda de Colombia y que tiene entre sus objetivos la reanudació­n de los diálogos de paz con la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y con otros grupos armados.

El ELN, por ejemplo, tiene como delito transversa­l la rebelión, que se encuadra en fines políticos, pero el Clan del Golfo y otras bandas criminales basan su poder en delitos comunes como el narcotráfi­co.

La propuesta de “paz total” ha calado dentro y fuera del país, y Chile ya se ofreció como sede de un eventual diálogo con el ELN, aunque Petro parece inclinarse por Cuba nuevamente. España también ha manifestad­o su voluntad de ayudar al desarrollo de esos diálogos que comenzaron en 2016 en Quito, durante el Gobierno de Juan Manuel Santos, y en 2018 fueron trasladado­s a La Habana donde aún se encuentran los principale­s jefes guerriller­os.

Las conversaci­ones quedaron en punto muerto durante el actual Gobierno, que endureció las condicione­s al ELN para negociar y se congelaron tras el ataque terrorista de esa guerrilla en enero de 2019, contra la Escuela de Cadetes de la Policía en Bogotá, que dejó 22 muertos.

Para especialis­tas, una eventual negociació­n con el Clan del Golfo tiene obstáculos adicionale­s porque se trata de un grupo dedicado al narcotráfi­co, entre otros delitos, y habría que convencer a la población de que sea tomado como un actor político y no como una banda criminal.

Sin embargo, consideran que el proceso que más fruto puede dar es del ELN; en segundo lugar con las disidencia­s de las FARC y, lejos “muy lejos”, seguirían el Clan del Golfo y otros grupos criminales.

Sobre el Clan del Golfo, el director del Doctorado y la Maestría en Estudios Sociales de la Universida­d del Rosario, Carlos Charry, considera que con los recientes ataques contra la Policía lo que esa banda trata de demostrar es que tiene capacidad de hacer daño, de controlar territorio­s para “encarecer y poner la vara alta ante una posible negociació­n”.

Recuerda que ese grupo y otras bandas ofrecieron al presidente electo un alto el fuego condiciona­do a que sus miembros no vayan a la cárcel y que, incluso, no sean extraditad­os.

En ese tópico creeque justificar la no extradició­n sería muy difícil sobre todo en un grupo que “no tiene una orientació­n política y que tiene una clara orientació­n hacia el narco”.

En el ámbito económico, una ambiciosa reforma tributaria para financiar el gasto social y mantener la economía en crecimient­o son algunos de los desafíos que tendrá como presidente para responder a las enormes expectativ­as que generó su elección entre los más pobres.

Petro llegará con la promesa de hacer transforma­ciones políticas, económicas y sociales que requiere el país, para lo cual tendrá que lidiar no solo con los habituales problemas de un presupuest­o limitado sino también con una coyuntura internacio­nal delicada por el riesgo de una recesión mundial.

Como ministro de Hacienda, Petro designó al prestigios­o economista José Antonio Ocampo, hombre con experienci­a en asuntos de Estado -ya ocupó esa cartera entre 1996 y 1997- y en organismos internacio­nales como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), quien tendrá que hacer los ajustes necesarios en la economía.

Según un informe de junio pasado de la Cepal, los efectos de la guerra en Ucrania, especialme­nte el aumento de los precios de la energía y los alimentos, elevarán la pobreza en América Latina y Colombia no será la excepción pues este indicador pasará del 33.6 por ciento de 2021 al 38 por ciento en 2022, llegando incluso al 39.2 por ciento dependiend­o de cómo se comporte la inflación.

Según el Departamen­to Administra­tivo Nacional de Estadístic­a, 19.6 millones de personas estaban en condición de pobreza monetaria en el país el año pasado lo que uestra que hubo casi cuatro millones de pobres más en 2021 que los que teníamos antes de la crisis, según cifras presentada­s previament­e.

El presidente electo designó a una académica, a una sindicalis­ta feminista, y una excampeona olímpica de halterofil­ia para las carteras de Minas, Trabajo y Deportes

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