El Sol de Zacatecas

SUENO SIN BARRERAS

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as barreras culturales que encontró en Qatar le valieron para superar una serie de obstáculos en sus inicios dentro del “deporte ráfaga”.

Crecer en el Medio Oriente fue todo un desafío para Erica Marie Carr Ramos, quien tuvo que llevar su pasión por encima de las costumbres que se viven en dicho país. Las mujeres no están acostumbra­das a practicar deporte, y muchos menos el baloncesto, disciplina que le inculcaron sus padres desde los 4 años de edad.

En Qatar tuvo que acostumbra­rse a jugar contra niños más grandes que ella, situación que le ayudó a desarrolla­r sus habilidade­s y ganarse un lugar en los primeros Women’s NBA Academy Games, los cuales se disputaron en la ciudad de Atlanta, Georgia.

“Amé el basquetbol desde los 4 años, muy pronto comencé a entrenar con niñas de 8 años para empujarme a ser mejor. Desde chiquita, no fue fácil para ellos (mis papás), pero me empujaron a ser más fuerte. A los 11 o 12 años ya jugaba con niños más grandes”, manifestó la mexicana en plática con ESTO.

“En Qatar las niñas no juegan basquetbol ni hacen deporte. Por eso tuve que jugar con niños de 17 años cuando yo tenía 15. Ahorita estoy en Texas y voy a exigirme al máximo”, añadió la jugadora.

LLa basquetbol­ista nacida en Jiménez, Chihuahua, tuvo una niñez atípica. Con un par de años de edad se mudó a Cancún y posteriorm­ente, a los 5, sus padres la llevaron al Medio Oriente.

Pese a las dificultad­es que encontró para relacionar­se con el idioma arábigo, en casa siempre la mantuviero­n cerca de sus raíces.

“Mi mamá siempre me habla español en la casa, también con mi papá. Me siento muy bien con la comunidad latina, aquí (Texas) se ven en todos lados. Se habla español por todos lados. Es como vivir en México”, señaló.

Erica Ramos trae el baloncesto en las venas. Sus padres probaron el profesiona­lismo y le inculcaron la ferrera disciplina que ahora le ha puesto como principal meta llegar a jugar a la WNBA (Women’s National Basketball Associatio­n).

“Mi experienci­a ha sido muy padre, con jugadoras de todo el mundo. Aprendí otras culturas, y también de los coachs que son ex WNBA. Hice grandes amistades, el nivel de las niñas es muy alto. Desde 2018 me han hablado primero al Campamento, estaba chiquita, pero aprendí mucho. Ya en 2019 me llamaron al Junior NBA, con niños de Europa y Medio Oriente. Este año llegué aquí a la Academia de la NBA y fue una gran experienci­a de todos estos años, lo que aprendí con mis papás y los coach en todos estos campamento­s”, explicó la mexicana nacida en 2005.

Cabe destacar que Erica Ramos fue la única mexicana en un grupo de los 40 mejores prospectos internacio­nales fuera de Estados Unidos en edad de escuela secundaria, siendo monitoread­as por entrenador­es de la NCAA y visores de la WNBA.

Si bien la #11 se fue con una gran experienci­a, también sabe que tiene mucho por mejorar para acercarse a su objetivo: “Mi peso es una cosa que me cuesta mucho trabajo. Estoy tratando de bajar de peso para estar más rápida, para moverme mejor lateralmen­te y correr la cancha. Mi cuerpo es diferente al de las otras chicas. También estoy tratando de trabajar en mi mentalidad”.

Por último, la mexicana le mandó un mensaje para las niñas en el país que también tienen como sueño poder llegar a la mejor liga del planeta.

“Hay que trabajar muy duro. No va a ser fácil, tienes que entrenar todos los días. Es importante tratar de balancear todo. Vas a pasar mucho tiempo en los gimnasios, mientras tus amigas están en el cine. Si quieres cumplir con ese sueño, debes de trabajar duro”, comentó con gran optimismo desde su residencia en Texas.

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