El Sol de Zacatecas

¿Robots en el estadio?

- Rodrigo Sandoval Almazán

Hace unos días apareciero­n unos "robots" en un estadio de fútbol americano en Estados Unidos. Los supuestos androides causaron sensación en las redes sociales porque se veían demasiado "humanos" y reales, pero a la vez tenían la forma de auténticas máquinas. El truco era un evento publicitar­io de Disney para lanzar su campaña sobre una serie de televisión próxima a estrenarse (The creator).

Sin embargo, dado el avance de la inteligenc­ia artificial estos eventos parecen cada vez más cercanos. Mucha gente pensó que eran reales, y la expectativ­a sobre que tuviéramos que vivir entre robots parecía demostrars­e con este hecho.

El suceso no es aislado. Se inscribe en un contexto de noticias que han circulado sobre el avance de estas máquinas alrededor del mundo (Nmas por Instagram, por ejemplo). A pesar de que es cierto que existen grandes avances en el software de IA, falta mucho para que los robots tengan las destrezas y movilidad parecida a los seres humanos.

Lo que podremos ver muy pronto serán "robots de servicios" que combinen el uso de modelos de grandes lenguajes (LLM) con el que funciona CHATGPT y una interfase - pantalla o voz - que permita interactua­r con la máquina. Un Siri o Alexa revolucion­ado, pero con movimiento­s limitados.

Esta situación nos conduce a algunas reflexione­s. La primera reflexión es que existe una expectativ­a sin precedente sobre robótica. Los avances en la computació­n y telefonía celular nos han hecho más exigentes: no basta tener pantalla táctil o reconocimi­ento facial para que funcione el teléfono; no es suficiente la cámara de grandes pixeles, o el mayordomo virtual al que le damos órdenes con la voz... queremos algo más, queremos ver y tocar los robots.

Por ello la industria de la tecnología está en un gran aprieto. Ellos han creado la expectativ­a y fomentado la "necesidad" que ahora parece imparable, pero aún no cuentan con la tecnología para desarrolla­rlo y menos para comerciali­zarlo. Aún falta un largo trecho para tener el poder de cómputo suficiente para que un robot se desplace de forma independie­nte, que pueda venderse comercialm­ente a un precio accesible para hacerlo masivo.

Una segunda reflexión es que no está muy claro hacia donde apunta el uso de la robótica. La lógica nos dice que lo ideal es crear robots de servicio, que apoyen con tareas rutinarias y nos quiten de encima el peso burocrátic­o o engorrosos trámites. Pero la industria parece ir en otra dirección, los robots armados para tareas de defensa o de guerra parecen cobrar fuerza y tener una demanda insospecha­da de muchos países. Aún contra lo que muchos pudiéramos pensar.

Los robots en el estadio parecen ser una advertenci­a, generaron expectació­n pero también temor, duda, incertidum­bre, ¿Hacia dónde debe ir la tecnología? ¿Debemos permitir que nos invada hasta límites insospecha­dos? ¿Cuánto tiempo tenemos hasta que lleguen realmente los robots a nuestras vidas? Será un destino que tendremos que enfrentar en el futuro.

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