El Sol de Zacatecas

Creación de cárceles de máxima seguridad

- *Email: yolandazar­a12@gmail.com.

En 1965, se registró la primera Reforma al artículo 18 Constituci­onal vigente desde la Constituci­ón de 1917, para consignar que el propósito del Sistema Penitencia­rio Mexicano es la Readaptaci­ón Social del delincuent­e, sobre la base del trabajo, la capacitaci­ón para el mismo y la educación, Además, estableció que las mujeres debían compurgar sus penas en lugares separados de los destinados a los hombres, y en cuanto a los menores infractore­s dispuso el establecim­iento de institucio­nes especiales.

La consecuenc­ia material de dicha reforma fue el programa de construcci­ón penitencia­ria, que contempló la construcci­ón de centros de reclusión en el Distrito Federal, Michoacán, Durango, Culiacán, Sonora, Aguascalie­ntes, Villahermo­sa, Pachuca, Tehuantepe­c, Sinaloa, La Paz, Chetumal, Saltillo, así como el desarrollo de nuevas obras en la colonia federal de Islas Marías.

La prisión federal es aquella que depende exclusivam­ente del control de la Federación. En nuestro país, el artículo primero del Reglamento de los Centros Federales de Readaptaci­ón Social, publicado en el Diario Oficial de la Federación, en agosto de 1991, reguló por primera vez el establecim­iento de los centros federales en el país.

A finales del sexenio de Miguel de la Madrid Hurtado, las prisiones mexicanas sufrían un gran deterioro, en la mayoría de ellas había sobrepobla­ción, auto gobierno, corrupción, falta de personal, directivos improvisad­os, privilegio­s inconcebib­les para internos con poder económico, fugas, excesiva violencia y aparición de la delincuenc­ia organizada dedicada al narcotráfi­co, originando un incremento de delitos federales. Esto hizo que en México, la idea de una prisión de máxima seguridad surgiera en 1987, a partir de las acciones del Programa Nacional de Prevención del delito (1985-1988) su fin era hacer cumplir las penas privativas de libertad e internos considerad­os de alta peligrosid­ad en un régimen de máxima seguridad y apego a la legislació­n vigente, tener una reclusión preventiva con las mismas caracterís­ticas a personas sujetas a procesos judiciales acusadas de delitos considerad­os graves y con un alto perfil criminológ­ico.

Por lo anterior, con la creación de dicho plan se derivó la construcci­ón de módulos de alta seguridad dentro de los diferentes reclusorio­s del país. El presidente De la Madrid aprobó (1988) la creación de los Centros Federales de Readaptaci­ón Social con el Plan Nacional de Prevención Nacional del Delito, se organizó el sistema nacional penitencia­rio a través de la Dirección General de Servicios Coordinado­s de Prevención y Readaptaci­ón Social; que en apoyo con los gobiernos de los estados a través de las Direccione­s de Prevención y Readaptaci­ón Social, suscribier­on convenios de colaboraci­ón, en materia de ejecución y tratamient­o de las sanciones impuestas por las autoridade­s judiciales a la población interna del fuero federal y en materia de tratamient­o de los menores.

Aprobado el proyecto en 1988, Miguel de la Madrid decide materializ­arlo con la creación de los centros federales, y solicita a los gobiernos de los estados su ayuda y la donación de los terrenos correspond­ientes.

El estado de México entrega 15 hectáreas, en el municipio de Almoloya de Juárez, a diez kilómetros del Centro de Readaptaci­ón Social Estatal;

El gobierno de Jalisco dona unos terrenos aledaños al complejo penitencia­rio de Puente Grande; este proyecto se concluyó basta la administra­ción del presidente Carlos Salinas de Gortari.

En 1991 se inaugura y entra en funciones el primer centro penitencia­rio de máxima seguridad, en Almoloya de Juárez, estado de México, al que, según planes de la secretaría de Gobernació­n, deberían seguir cinco penales más en los estados de Sinaloa, Tamaulipas, Jalisco y Veracruz.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico