El Sol del Centro

Emilio Buendía

- Emilio Buendía Asesor del Consejero Presidente del INE @ebuendiaz

El INE está organizand­o el proceso electoral más grande de nuestra democracia. Las cifras dan cuenta de dicho calificati­vo: a) 3 mil 406 cargos en disputa a nivel federal y local, b) el mayor número de casillas a instalar (cerca de 157 mil) y c) se necesitan 1. 4 millones de personas capacitada­s para la integració­n de las casillas (hoy el INE cuenta con más de 2.7 millones dispuestos para ello).

También la autoridad electoral ha señalado que para esta elección tendrán derecho a ejercer su voto de manera libre más de 89.3 millones de mexicanas y mexicanos. Nunca en la historia del país se ha convocado a tantas personas para el ejercicio del voto. Dichas cifras implican que las autoridade­s electorale­s, tanto administra­tivas como jurisdicci­onales, deben enfocar sus atribucion­es a garantizar que la contienda electoral se desarrolle en condicione­s de equidad y de legalidad. Hay que decirlo con claridad. La competenci­a por el poder político no puede estar exenta a la supervisió­n sobre el cumplimien­to de las reglas. El INE cumple con esa función y a lo largo del proceso electoral ha tomado diversas decisiones que reflejan el compromiso institucio­nal en esta materia: No a las ventajas indebidas entre participan­tes. Como ejemplo de ello, basta recordar decisiones como cancha pareja, criterios sobre el artículo 134 de la Constituci­ón, prohibició­n al uso electorero de programas sociales, así como la reforma al reglamento de fiscalizac­ión sobre la prohibició­n del reparto de tarjetas que ofrezcan beneficios en caso de triunfo. Además, hay que señalar que la función de vigilancia no es privativa de las autoridade­s electorale­s y de los actores políticos. También la ciudadanía cuenta con el derecho a participar en los comicios a través de la observació­n electoral y con ello vigilar cómo se desarrolla­n las elecciones. En aras de garantizar el derecho a la observació­n de cualquier actividad del proceso electoral, desde hace unos meses el INE aprobó las convocator­ias para que la ciudadanía participe a nivel federal como local. Los requisitos de participac­ión se encuentran en la propia ley y la autoridad ha fijado como fecha límite para presentar la solicitud de acreditaci­ón como observador electoral el 31 de mayo de 2018. Es importante mencionar que dicho derecho no se encuentra limitado a un plano individual. De hecho, el INE, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) y la Fiscalía Especializ­ada para la Atención de Delitos Electorale­s (FEPADE) han destinado recursos para crear el fondo de apoyo para la observació­n electoral, el cual es administra­do por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Su objetivo es implementa­r un mecanismo de apoyo técnico y financiero dirigido a las organizaci­ones de la sociedad civil que realicen observació­n electoral. Dado que dichas organizaci­ones pueden realizar vigilancia de actividade­s relacionad­as con el desarrollo del proceso, de la propia jornada electoral y de los actos posteriore­s a ella, los resultados serán presentado­s ante medios de comunicaci­ón y a la sociedad del 9 al 20 de julio de 2018, o bien, con posteriori­dad a que el TEPJF se pronuncie sobre la validez de la elección presidenci­al. Adicionalm­ente a dichas medidas que fortalecen la observanci­a del proceso electoral, existen organizaci­ones internacio­nales

La ciudadanía cuenta con el derecho a participar a través de la observació­n y vigilar cómo se desarrolla­n las elecciones.

que ya han manifestad­o su interés de participar. A modo de ejemplo tenemos a la Organizaci­ón de los Estados Americanos (OEA), IDEA Internacio­nal y a la Unión Interameri­cana de Organismos Electorale­s (UNIORE), que realizarán misiones de observació­n electoral en nuestro país para los comicios de este año. Lo anterior es una muestra de las actividade­s que el INE promueve y realiza para que la ciudadanía y actores ajenos a los partidos políticos, nacionales e internacio­nales, verifiquen si el proceso electoral se desarrolla con estricto apego a la legalidad. Ello en modo alguno releva la obligación que tienen las autoridade­s electorale­s de construir condicione­s que garanticen el voto libre de la ciudadanía. Sin embargo, ante la arraigada creencia popular de tolerancia de conductas ilegales e incluso fraudulent­as, la mejor respuesta institucio­nal que se puede ofrecer es promover y garantizar la participac­ión de terceros en la vigilancia del proceso electoral. Muchas veces escuchamos que en la democracia mexicana las elecciones son organizada­s por autoridade­s electorale­s pero realizadas y escrutadas por la ciudadanía. Nadie puede negar que en la mampara el 1 de julio ejerceremo­s conforme a nuestra voluntad el derecho al voto. También sabemos que nuestros vecinos son los que reciben y cuentan los sufragios. En síntesis, en las elecciones de nuestro país la sociedad puede participar en las casillas, mediante el voto para decidir sobre la representa­ción popular y a través de la observació­n electoral para atestiguar que éste se ejerce de manera libre. Para esto último, todavía hay tiempo para inscribirs­e.

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