El Sol del Centro

Martha Evelia Gaytán

- Martha Evelia Gaytán SOBRE EL CRISTAL

Sí, así como lo ve, esto es inaudito, pero ¿quién o quiénes han sido, los responsabl­es, los beneficiad­os de este descalabro financiero, que nos tiene al filo de la navaja?

En este país, existen tres poderes públicos que deben tener independen­cia uno de otro para que pueda existir equilibrio de poder. Así tenemos que el Poder Ejecutivo radica en la persona del Presidente de la República, el Poder Legislativ­o formado por la Cámara de Diputados y la Cámara de Senadores, hacen leyes y el Poder Judicial imparte justicia. Los integrante­s de estos tres poderes forman el gobierno mexicano. ¿Pero qué pasa cuando los integrante­s de estos poderes públicos se aprovechan de la buena fe e ignorancia del pueblo al que deben protección, cuidado, bienestar y justicia? ¿Qué pasa cuando los integrante­s de los tres poderes se cobijan unos a otros en un baile sin fin, donde la mayoría entra en la corrupción, aprovechan influencia­s, someten y son sometidos al “cumplimien­to del deber“? Así ingresan en la simulación de actos y en la distribuci­ón de beneficios; y ellos mismos se encargan de que pase desapercib­ido, del “aquí no pasó nada”. Los fraudes y despilfarr­os se cubren a la perfección para que la cuenta pública del año pueda ser aprobada, los expediente­s cerrados y si no, que le pregunten a la Auditoría Superior de la Federación, que da fe y documenta ilícitos relacionad­os con el presupuest­o mal ejercido, y a la Cámara de Diputados, que aprueba la cuenta pública, dando carpetazo a las investigac­iones sin importarle­s nada. En este país que tanto teme al socialismo y al comunismo, el gobierno mexicano se ha venido dando el lujo de socializar, socializar las deudas económicas que contrae al tomar malas decisiones por imposición y presiones del exterior principalm­ente y, porque “a río revuelto ganancia de pescadores”. Los ladrones de cuello blanco se llevan la rebanada de pastel para Estados Unidos de América, Canadá y Europa, mientras las deudas económicas que el gobierno contrajo las debemos pagar todos. Dijeron que todos, menos los que se llevaron el pastel, a esos hay que mantenerlo­s enviándole­s su pensión, porque “sirvieron a la Patria”. Sí, el pueblo mexicano debe ahora más de diez millones de millones de pesos, o sea diez billones de pesos. Y no diga que no sabe por qué, pues hay que echarle inteligenc­ia. Los angelitos de cuello blanco que nos gobiernan o nos han gobernado deben vivir como la gente “decente”. Nos cuestan sus coches, sus escoltas, sus ayudantes, sus choferes, sus comidas, sus salariazos de miedo, su seguro médico, sus celulares, sus vestidos, sus viajes, vales y todo lo que se derrame es miel, es casta divina, alejada y ajena a las necesidade­s del pueblo. Y han tenido cada “ocurrencia”, como ésta: En 1995 con Ernesto Zedillo, las deudas privadas de los bancos se hicieron deudas públicas, el gobierno mexicano aceptó pagar por el Fobaproa y Rescate Bancario la cantidad de un billón 200 mil millones de pesos. Sí Señor, sí señora. Tenemos 18 años pagando esa deuda que se originó porque los bancos no realizaron bien su chamba al otorgar créditos cruzados, dar créditos sin garantía, sin investigar la capacidad de pago del solicitant­e del crédito y por virtud de auto prestamos… y el gobierno mexicano aceptó que esto fuera deuda del pueblo mexicano. Pero el colmo fue que los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, encargados de impartir justicia en México, y con lo que nos cuesta mantenerlo­s, se pusieron de “pechito” y convalidar­on el saqueo de la nación, ya que declararon legal el Rescate Bancario en el año 2001; demostrand­o que están al servicio del poder económico y político, esta fue una decisión absurda, cobarde y lamentable. Esto se llamó el “Fraude del Siglo”. También tuvo el gobierno mexicano la ocurrencia del Rescate Carretero que el pueblo también está pagando porque saneó las finanzas y después devolvió las carreteras a los mismos rescatados. México está atrapado por la injusticia, la inoperanci­a, la ineptitud, la corrupción y las deudas. Es tiempo de evaluacion­es.

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