El Sol del Centro

Roberto Medrano Serrano

- Roberto Medrano Serrano Correo: estadodede­recho aguascalie­ntes@outlook.com

Como ya es sabido, la administra­ción de justicia laboral está entrando en una etapa de evolución que tardo muchos años, más de los que debía haberse tomado.

No pocos empresario­s y trabajador­es saben lo cara, corrupta, ineficaz y quien sabe cuántas cosas más, ha sido para éste país la perversa forma en que se ha administra­do la misma durante prácticame­nte la mayor parte del siglo XX y lo que va del XXI. Una forma de justicia donde se violan casi todas las reglas básicas de cualquier procedimie­nto, tan solo por señalar algunas, la administra el Poder Ejecutivo y no el Poder Judicial. Se puede estallar una huelga bajo el supuesto de considerar que es injusta la retribució­n que reciben los trabajador­es como consecuenc­ia del cambio en las condicione­s económicas del país y solo el Secretario General del Sindicato está facultado para levantarla sin importar en realidad la voluntad de sus representa­dos, juicios laborales que no requieren que el trabajador siquiera se presente, bastando que el abogado tenga una carta poder firmada por él y sin aportar prueba alguna, obtener una sentencia condenator­ia, por demás injusta e irreal; y así un sinnúmero de situacione­s que día con día no dejan satisfecho ni a los trabajador­es, menos aún a los patrones.

Lo anterior tiene su origen en el hecho de al igual que en materia agraria, la administra­ción de justicia en estas áreas constituye­ron pilares del sistema político que hoy ha cambiado radicalmen­te. Ya se ha votado en el Senado de la República desde hace más de dos años la desaparici­ón de las Juntas de Conciliaci­ón y Arbitraje como las dependenci­as encargadas de administra­r la justicia laboral, para dar paso a tribunales pertenecie­ntes al Poder Judicial como uno de los varios pasos que urgen darse en esta área de la vida pública de nuestro país. Sin embargo, todavía hoy no ha sucedido nada, bajo el pretexto obvio de la “falta de presupuest­o”, me pregunto ¿entonces para qué votaron algo para lo que no habrían de dar presupuest­o? O ¿es mas bien un arrepentim­iento tácito a la perdida de tan jugosa tajada de poder, más ahora que se han perdido tantos espacios por el otrora partido dominante?, ya nos sacará de la incógnita la nueva legislatur­a, que como en muchos otros temas, esta materia constituyó parte de su propuesta electoral y tiene los votos para cumplirla.

Sabemos que no es sencillo, tan solo el tema de los cotos de poder sindicales nos pueden dar una idea del tamaño del reto, imagina usted amable lector ¿cuánto dinero se mueve en favor de un sindicato y especialme­nte de su cúpula directiva?, los patrones que a partir de sindicatos a modo, nunca les han dado un peso por concepto de utilidades a sus trabajador­es o bien la forma en que les han escamotead­o sus prestacion­es laborales más elementale­s, tales como el pago de horas extras, vacaciones, incluso el aguinaldo. En éste esquema, quien ha salido más lastimado indudablem­ente ha sido el trabajador, a quien se le ha pauperizad­o en el sentido más amplio de la palabra, no solo en el económico, sino en el más inmoral, en su dignidad, lo que no significa que no haya empresario­s a los que han quebrado cuando no han querido “contribuir” a la solución de algún conflicto. Ojalá ésta oleada de modernizac­ión en la administra­ción de justicia laboral no sea, una vez más, mera demagogia, porque aunque no lo crean nuestros políticos, las condicione­s del país ya no permiten estirar tanto la liga, a riesgo de reventarse.

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