Jaime Arteaga Novoa
Aguantar vara en términos taurinos, significa que el toro, pese al dolor que sufre al recibir el puyazo, debe empujar con furia y no echarse atrás so pena de recibir las oprobiosas banderillas negras, destinadas a los animales sin casta. En términos políticos quiere decir que cuando el resultado de unas elecciones no favorece a nuestro gallo, tenemos que aguantar callados y respetar la voluntad de la mayoría.
En los procesos electorales en los que he participado como votante en los últimos cincuenta años, mi candidato, mi gallo, no ha resultado ganador, me ha tocado aguantar vara como quien dice, aguantar callado y cumplir con mis obligaciones ciudadanas como pagar impuestos, etc., etc.
Hoy tenemos ya candidato electo y veo que quienes no votaron por el personaje en cuestión, no han aguantado vara y se han dedicado a denostar a quien todavía no toma posesión, a exigirle resultados que no están a su alcance ni son su responsabilidad, sino hasta el próximo primero de diciembre.
Resulta hasta ridículo que algunos comunicadores especializados en distorsionar la realidad, quieran relacionar el día que es declarado Presidente electo de México, con el día de la puesta en libertad de Elba Esther Gordillo, como si un suceso fuera consecuencia del otro, cuando en realidad nada que ver. A Andrés Manuel López Obrador lo elegimos más de 30 millones de mexicanos, más del 50% de los votantes; a Elba Esther la dejó libre el Gobierno actual ¿por qué? vaya usted a saber.
Dicen que no se encontraron elementos suficientes para condenarla y los mexicanos, a quienes todavía nos queda alguna neurona activa, nos preguntamos: ¿y los casi seis años que estuvo presa no cuentan? Así sin más la señora se va a su casa sin protestar, sin exigir la reposición del daño. Suena extraño, creo yo.
Los acontecimientos en torno a la figura de la Lideresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), llevan a pensar que en realidad nunca estuvo privada de su libertad y que sólo se presentaba de vez en cuando, para que le tomaran la foto tras las rejas y hacer creer que purgaba una condena. Si en realidad hubiera estado presa, alguna protesta aunque sea leve, hubiera surgido de la máxima figura del sindicato más numeroso de México, pero no, simplemente se fue ¿a seguir con su vida de lujos y excesos?
La historia de Elba Esther es compleja; liderar a millones de maestros, no cualquiera. Debió contar siempre con el apoyo irrestricto de los de mero arriba, es decir: Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña, esté último, responsable de su arresto y su posterior liberación. Como quien dice: usted perdone, nos equivocamos, aquí tiene los miles de millones que le habíamos confiscado porque creíamos que era dinero mal habido.
La historia suena absurda, pero no fue obstáculo para que los distorsionadores de la realidad “culparan” a López Obrador de su liberación y hay quienes ya la ubican en el próximo gabinete. Esas son ganas de joder, como dijera el gallego.
Como en México no faltan los que se creen todo lo que dicen los que salen en la tele, ya existe la firme creencia de que López Obrador y Elba Esther son “uña y mugre”, cuando la historia y los hechos comprobables y comprobados, indican que los amigos de la ex lideresa son los anteriores cinco presidente de México, para quienes trabajó, sólo que el último, el actual, la traicionó en apariencia y la metió a la cárcel, para aprovechar este momento y embarrar al futuro Presidente de México.
No entendemos por lo que veo. En las democracias avanzadas, una vez declarado como Presidente electo, el ganador recibe el apoyo de propios y extraños, porque finalmente lo que importa es el país. A ver si algún día aprendemos.