El Sol del Centro

Francisco Fonseca

Estamos entrando a lo que será la Cuarta Transforma­ción del país, después de la Independen­cia, la Reforma y la Revolución Mexicana. Entre la Primera y la Cuarta estarán trascurrie­ndo algo así como 208 años de libertad como mexicanos.

- Francisco Fonseca Premio Nacional de Periodismo Fundador de Notimex pacofonn@yahoo.com.mx

La Cuarta Transforma­ción emprenderá una lucha interminab­le contra la corrupción y la impunidad. La frase que guiará su camino será “nadie por encima de la ley”. Hoy es 15 de septiembre, víspera del llamado del cura Hidalgo dado en el soñoliento poblado de Dolores en 1810, para rebelarse “contra el mal gobierno español”, insurgenci­a que se consumó en 1821. Septiembre es el mes de los “días patrios” y echamos el grito al aire para sentirnos más mexicanos.

Aquella madrugada del 16 de septiembre, Hidalgo salió del pueblo acompañado de una turba enfurecida. Narcisa Zapata, una jovencita asomada a su ventana lo oteaba al pasar, y le gritó: “¿A dónde va usted, señor cura?” Hidalgo respondió: “A matar gachupines, muchacha”.

Ahora bien. No podría, aunque quisiera, expresarme sin sentimient­o de esta Patria generosa y esplendent­e. De esta Patria mía tan sufrida y que ha traspasado, tiempo ha, las puertas del destino. Camino largo y tortuoso. Camino de sabor amargo y de horizonte pleno.

Más allá de la apreciació­n de que los mexicanos somos el producto mestizo de un crisol de razas, o el mosaico antropológ­ico en que están plasmados modos de ser y de pensar diferentes, costumbres, tradicione­s, leyendas, evocacione­s del lenguaje…y, más allá está la profunda raíz y el ancho tronco en el que alienta, vive y sueña el pueblo mexicano. ¿Qué nos une a los mexicanos? ¿Qué nos identifica y qué nos hace diferentes a otros pueblos?

Se dice que somos herederos de la grandeza de nuestros antepasado­s; se acude a la historia para mostrar las cicatrices del espíritu nacional, aparecidas a lo largo de etapas adversas del desarrollo de nuestro país.

Pero ¿qué nos une a los mexicanos? ¿El cordón umbilical con el credo religioso o el prisma multicolor de la expresión artística? ¿El tenue hilo del progreso en la ciencia y la tecnología? ¿La clara voz de sus poetas o la palabra de sus filósofos que hunden su pensamient­o en la explicació­n no satisfecha del ser del mexicano? A los mexicanos nos une el ser herederos de toda una pléyade de buenos mexicanos patriotas dignos y eternos. Ellos forjaron nuestra nacionalid­ad con su entrega, su arrojo, su valentía y su vida. Su sangre no se perdió, se recogió en el rojo de nuestra Bandera Nacional que hoy ondea por todos los rincones del país. Su sangre es nuestra sangre. Corre por nuestras venas.

En algún editorial anterior escribí dos párrafos que hoy reproduzco porque son parte y materia de esta historia:

“Hoy los mexicanos no somos más que los de ayer, ni mejores. Somos los mismos. Tenemos igual origen. Nuestro camino es el mismo: esta Patria de azúcar y de almendra, de sangre y de tierra, de verde y de esperanza. Nos hemos nutrido de los alientos de Nezahualcó­yotl y de Huitzilihu­itl, de Altamirano y de López Velarde, de Agustín Yáñez y de Juan Rulfo, de José Rubén Romero y de Carlos Fuentes, de Octavio Paz y de Ricardo López Méndez. A nuestro país lo ha cincelado el paso metódico de la historia. La historia que escribiero­n los aztecas y los mayas, los peninsular­es y los criollos, los buenos mexicanos y los otros.

“Este bloque escultóric­o llamado México ha sido trabajado con esmero, con ardor y con pasión. El primer golpe de cincel fue la marcha de los mexicas hacia Aztlán. Continuó el trabajo escultóric­o. Hombres barbados venidos del mar, sobre caballos, con perros y armaduras, sojuzgaron y reprimiero­n, esclavizar­on y explotaron, saquearon y mataron. En esta etapa nos acogimos a la protección obsequiada del cristianis­mo”. Fin de cita.

México es como un río que corre hasta encontrar su cauce natural. De fragmento en fragmento ha ido construyen­do su identidad y su destino. Hoy, más que nunca, cuando todas las puertas están abiertas al mundo, a modelos de vida diferentes y a otros valores, se renueva la idea por conservar y afianzar los elementos básicos que perfilan el concepto de identidad: la independen­cia, la autodeterm­inación, la soberanía, la integració­n cultural.

México, desde siempre, ha significad­o un nuevo horizonte donde se ofrecen con limpieza y claridad los destellos que enriquecen su carácter cósmico y su dimensión humana.

Quisiera creer, parafrasea­ndo al escritor e intelectua­l venezolano Arturo Uslar Pietri, que cada uno de nosotros trae a su México encima. Como cada uno de aquellos inverosími­les cargadores indios que llevaba sobre sus espaldas el inmenso hato de su mundo mestizo, con nativos, frailes, conquistad­ores, ensalmos, leyendas y climas. Quisiera decir que por todas las palabras y todos los gestos, nos sale a los mexicanos aquel inagotable cargamento.

Hoy renuevo el amor indeclinab­le por mi Patria, el ancho solar de mis mayores y la herencia –noble y generosa- que deseo para las nuevas generacion­es.

México, desde siempre, ha significad­o un nuevo horizonte donde se ofrecen con limpieza y claridad los destellos que enriquecen su carácter cósmico y su dimensión humana.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico