Mega fraude
Al momento de escribir el presente comentario (lunes 14 de enero de 2019) los problemas con el abasto de gasolina continuaban, aunque en menor medida que el pasado fin de semana.
Los acontecimientos relacionados con el “huachicoleo” (robo de petróleo desde las más altas esferas del poder), que derivaron en fallas en la distribución al momento de descubrir el cochinero y cerrarles las llaves a quienes desde tomas clandestinas robaban el combustible, son el comentario del día entre la población, que sorprendentemente soportó con dignidad las molestias del desabasto.
En los pocos lugares que hubo gasolina el fin de semana, la distribución se hizo en forma ordenada, gracias también a la intervención de las autoridades. Se vieron escenas dignas de comentario, de ciudadanos que en vez de quejarse se fueron a formar pacientemente, con un libro, libretas y laptops, para avanzar en sus respectivos quehaceres.
“Vimos varias pipas llegando a Aguascalientes por el sur”, informó la joven mujer a quienes nos encontrábamos formados en una estación de gasolina de Tercer Anillo. Los comentarios comenzaron a surgir de parte de los usuarios varados.
Hubo quienes lamentaron que se hubiera llegado a tal extremo, pero lo consideraron necesario para limpiar de una vez por todas a Petróleos Mexicanos, botín predilecto de los depredadores del pasado inmediato. También quienes estuvieran en desacuerdo por llevar a cabo una acción de esa magnitud sin avisar.
Los opositores también expusieron sus puntos de vista, pero nadie dejó de reconocer que en PEMEX se estuvo dando el fraude más grande a la nación de que se tenga memoria. Recuerdo hace unas décadas, en la última etapa del régimen de José López Portillo, nos escandalizamos con los descubrimientos que se le hicieron a su amigo, casi hermano, “El Negro” Durazo. Hoy esas cifras dan risa. El gran desfalco a través del petróleo, haría palidecer al jefe de la policía
lopezportillista, lo hace ver como un infante.
El domingo, la población de Aguascalientes dio un ejemplo de civilidad. Los despachadores daban la información que ellos tenían, igual los policías. Por la tarde la tecnología había entrado en acción y ya existían varios grupos en redes sociales, que daban información sobre los lugares donde habían dejado algo de gasolina.
¿Descontentos? Por supuesto que sí. Pero contentos por tener la oportunidad de presenciar el único combate a la corrupción que haya visto un servidor, en casi siete décadas de existencia.
“Por la noche o de madrugada va a llegar cuando menos una pipa, por si quiere venir” –me dijo el despachador aunque me advirtió que no me podía garantizar nada.
Me levanté todavía a oscuras el domingo con la esperanza de ver el tanque lleno, pero al llegar había una fila interminable de automovilistas esperando y la pipa aún no llegaba. Excelente oportunidad para platicar con los paisanos y disfrutar un café guardado en termo, con galletas de salvado.
Dicen que hoy lunes la distribución ha mejorado, que ya hay más estaciones en servicio, eso nos debe alegrar porque nos demuestra que el sacrificio valió la pena y ya se terminó el saqueo que durante décadas, atentó contra la economía del país. Eso que hicieron los responsables del robo de combustible, se le llama traición a la Patria, el peor delito que puede cometer una persona, a tal grado que en algunos lugares se castiga con pena de muerte.
No hay que cantar victoria ni mucho menos, pero sí aprender de estos momentos que nos ponen a prueba. Somos más los mexicanos que deseamos una patria libre de corrupción y encaminada al trabajo, para ser lo que siempre hemos querido: un México con paz y progreso.