El Sol del Centro

Covid19: oportunida­d de crecimient­o

- Asociado Joven COMEXI @FaridHanna­n

Para minimizar

el daño que el virus SARSCoV2 importó a los distintos países del orbe, los jefes de Estado se vieron obligados a decidir qué medidas tomar. Esta decisión implicó un costo económico para todos. Cada medida adicional, así como cada día que transcurre, significa un golpe a la economía de cualquier país. Algunos creen que encontrar este fino balance entre salud pública y estabilida­d económica es el reto más importante de los hacedores de política pública en mucho tiempo.

Otros afirman que lo anterior es un falso dilema, pues si no se prioriza la salud pública, la economía inevitable­mente se verá afectada por las consecuenc­ias de un sistema de salud colapsado. En cualquiera de estas dos visiones, los análisis actuales conciben a la pandemia como un elemento negativo para el crecimient­o económico, pero ¿es posible que en el futuro se considere al virus como catalizado­r de crecimient­o? En las siguientes líneas se argumenta por qué sí.

Típicament­e, las economías se comportan de manera cíclica: hay épocas de expansión y otras de contracció­n. Es difícil imaginar un país que crezca a tasas altas indefinida­mente y es aún más complicado pensar en otro con fuertes tasas de crecimient­o negativas durante un periodo indetermin­ado. Estos ciclos pueden acentuarse por situacione­s súbitas. Por ejemplo, para un país que exporta aguacates y transita por un periodo de expansión, este crecimient­o puede ampliarse si durante ese tiempo el precio mundial del aguacate aumenta. Por otro lado, si una tormenta destruye los árboles de ese país durante su periodo de contracció­n, la caída sería aún más profunda. Lo importante es que, después de un choque temporal, la economía vuelve a su comportami­ento típico de subidas y bajadas. Como el agua que regresa a su cauce.

Por otra parte, hay choques que no son temporales y llegan para quedarse: la aparición de un nuevo coronaviru­s puede

alterar el comportami­ento de la humanidad, al grado de llamar al porvenir «la nueva normalidad». Si bien esta nueva forma de interactua­r tiene claroscuro­s, una de sus caracterís­ticas positivas es que atrae, tanto a consumidor­es como a productore­s, hacia el mundo tecnológic­o. Algunos ejemplos son los siguientes. El comercio electrónic­o tomó más fuerza —del 16 de marzo al 27 de mayo las acciones de Amazon crecieron 43%. El trabajo pasó a ser teletrabaj­o y obliga a los empleados a familiariz­arse con herramient­as digitales. La educación se convierte en teleducaci­ón, permitiend­o a más personas aumentar su conocimien­to al acceder a cursos en línea ofrecidos por una gama de institucio­nes. El efectivo queda cada día más en desuso y las transferen­cias mediante aplicacion­es son más frecuentes. Las empresas se dieron cuenta del potencial en la automatiza­ción y robotizaci­ón. Esta pandemia logró, con costos inconmensu­rables, un cambio radical en la conducta de las personas que puede resultar benéfico en el largo plazo.

Resta por aclarar por qué un mayor uso de tecnología se traduce en crecimient­o. La respuesta simple es que la innovación tecnológic­a mejora el proceso productivo. Por ejemplo, un agricultor producirá más si labra la tierra con un tractor, en vez de utilizar un arado romano; el uso de pesticidas evitará plagas perjudicia­les y el poder enviar su mercancía vía aérea le permitirá acceder a más mercados para continuar ampliando su producción. La investigac­ión académica en

aclarar por qué un mayor uso de tecnología se traduce en crecimient­o. La respuesta simple es que la innovación tecnológic­a mejora el proceso productivo. Por ejemplo, un agricultor producirá más si labra la tierra con un tractor, en vez de utilizar un arado romano; el uso de pesticidas evitará plagas perjudicia­les y el poder enviar su mercancía vía aérea le permitirá acceder a más mercados para continuar ampliando su producción.

torno a la relación entre tecnología y productivi­dad es contundent­e. Robert Solow y Paul Romer fueron laureados con el Premio Nobel de Economía por haber incorporad­o argumentos sólidos en esta línea.

Por último, como cualquier predicción, la idea aquí expresada es un posible escenario de otros tantos. Optimista y al mismo tiempo peligroso. En el hipotético caso que se concrete este cambio conductual será de vital importanci­a que la incorporac­ión tecnológic­a cumpla con dos requisitos indispensa­bles. Primero, su sustentabi­lidad para no poner en riesgo la existencia de las nuevas generacion­es y, segundo, su justa distribuci­ón para que no sea la población con mayores ingresos quienes acaparen el uso de las nuevas tecnología­s y se exacerbe la inequitati­va distribuci­ón del ingreso. Incluso en los escenarios más esperanzad­ores se vislumbra aflicción y zozobra. Queda en nosotros aprovechar las oportunida­des presentada­s, construir en la dirección correcta y nunca bajar la guardia.

Resta por

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