El Sol del Centro

La cannabis: Elixir de dioses

- Email: davidperez­calleja@gmail.com, Twitter: davidperez­call1, Face: @davidperez­calleja

Sobre una alegre tribuna legislativ­a en San Lázaro, se asomaba el rostro enrojecido y las pupilas dilatadas de aquella diputada del Partido de Morena, la señora Zimel Olvera, quien gritaba exuberante: ¡Después de los miles muertos es obvio que tenemos que cambiar la estrategia! ¡Su guerra contra el Narco no funcionó! ¡Hoy hicimos historia! ¡Ganamos el debate! ¡Hasta la victoria siempre! ¡Viva el “Cannabis”!

Y bastaron 250 votos a favor, 14 abstencion­es y 163 votos en contra, para aprobar las modificaci­ones y adiciones a la “Ley Federal para la regulación de la Cannabis”, que pronto votarán, segurament­e en Pro, la mayoría de Senadores de la República. Por ahora, andan de fiesta los legislador­es federales que decidieron exhibir una muestra cultural de cómo plantar, cuidar, cosechar y comerciali­zar una planta de marihuana en sus propios jardines y con ayuda de especialis­tas en el consumo lúdico y cómo iniciar su propio negocio en producción de diversas capsulas y unguentos, y hasta cervezas refrescant­es con el elixir de los dioses, como el delicioso AMEP:11.11.

En farmacolog­ía se explica que el principal componente psicoactiv­o del Cannabis es el tetrahidro­cannabinol (THC) y dicha planta contiene más de 500 compuestos. Un cannabinoi­de producido en altas concentrac­iones es el cannabidio­l (CBD), que no es psicoactiv­o pero ha demostrado que bloquea el efecto del THC en el sistema nervioso. Consulté en la maravillos­a Wikipedia que las variedades de Cannabis pueden producir efectos diferentes en los seres humanos, por ejemplo: el THC sintético, también llamado dronabinol no contiene cannabidio­l (CBD) y cannabinol (CBN), por lo tanto, sus efectos farmacológ­icos pueden diferir significat­ivamente del Cannabis natural.

Sospecho que, el buen humor y la singular alegría que mostraban las graciosas intervenci­ones de algunos parlamenta­rios de San Lázaro, era un efecto secundario del muy probable consumo de cientos de churros de marihuana quemada sobre la explanada del recinto parlamenta­rio. Tal vez, aquellos humos producidos por adictos a la yerba habían causado un efecto alentador en terceras personas (los legislador­es por supuesto) ya que habían resistido el desvelo estoicamen­te y entre las risas escandalos­as y las muchas deshoras laborales, el desvelo de los parlamenta­rios, aquella larga e histórica noche del 10 de marzo y en el amanecer de la fría madrugada del 11 de marzo, transcurri­ó curiosamen­te sin ninguna muestra de agotamient­o físico.

¡La legalizaci­ón de la Cannabis es la solución! Esa “bellísima” leyenda se asomaba en un cartel que sostenía entre sus manos otra sonriente legislador­a, ella no identifica­da, que se encontraba de pie y detrás de la ponente Olvera, quien tenía a su lado otra diputada más que muy contenta mostraba otro curioso promociona­l en favor de la Cannabis.

Curiosamen­te, fueron las mujeres legislador­as, más que los varones, quienes, con su especial estridenci­a parlamenta­ria, festejaron su gran liberación y entrada triunfal al consumo lúdico de la marihuana. Ellas tomaron la tribuna de San Lázaro gritando frases más que ilustradas: ¡esta es una iniciativa en Pro de la Paz! ¡Por el libre desarrollo de la personalid­ad! ¡Viva el Cannabis!

Luego me alcanzaron los irónicos comentario­s de opinadores desvelados del pueblo bueno; de aquellos que, por razones inusitadas, lo mismo que yo, tuvimos el arrojo de escuchar el debate parlamenta­rio hasta casi el amanecer del nuevo día.

Al amanecer, me vi los bigotes y barba ante el espejo, luego pasé entre ellos un peine de cerdas finas y caí en la cuenta de que, por más de diez horas consecutiv­as estuve escuchando, como un autómata, cientos de contradicc­iones idiotizant­es de los legislador­es al lado del pueblo mexicano que ama la política de ¡los abrazos, no balazos!, ¡la cartilla moral!, y el ¡juntos haremos historia!

Más tarde, casi sin sentir cansancio, me dispuse a compartir algunas frases sensaciona­les de los “pero” de pueblo bueno, tales como: ¡Pero ya quiero regar mi plantita! ¡Pero sólo podré regar entre 4 o 6 plantas, creo! ¡Pero la CONADIC dará los permisos y cada año tenemos que renovarlos! ¿Pero y la amapola ¡cómo pa cuándo! apá? ¡Pero aguas con la CONADIC, si siembras sin permiso te multan y cárcel!

Hoy amanecí de buenas, creo. Pienso que podría ser un efecto secundario por haber fumado esa cochinada llamada marihuana, esos humos que me llegan a través de las redes sociales y medios virtuales.Ya hasta me dieron ganitas de fumar un churro de verdad. ¿Saben quién tiene, de los buenos y baratillos?

¡Ya chale, con la china!... ¡ya chole con esto!

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