En el ine sigue la mata dando
Yluego no quieren que pensemos mal o dudemos de la honorabilidad del, INE, así como de sus principales cabezas como Lorenzo Córdova y Ciro Murayama. Hacen todo para que lleguemos a esa conclusión. Lo que hicieron el pasado jueves 25 de marzo, al resolver impedir el registro de más de cincuenta candidaturas, entre ellas las de Félix Salgado Macedonio y Raúl Morón postulados por Morena a las gubernaturas de Guerrero y Michoacán, respectivamente, deja mucho que pensar. El propio Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador ha mencionado al respecto que la acción es parte de una estrategia que personeros del viejo régimen están implementando para que su partido no alcance la mayoría en las elecciones venideras, además de ser un atentado a la democracia.
No es la primera vez que, bajo presuntas condiciones de seguimiento preciso de la ley electoral, el INE se interponga en la vida interna de los partidos, como había ocurrido el año pasado en el mecanismo de definición de dirigente nacional precisamente en Morena. El punto es que, las decisiones han demostrado parcialidad en la función que debiera tener como único eje el cumplimiento estricto de la ley.
Por lo hecho ahora, el INE sesga negativamente el desarrollo de la campaña electoral, la más competida en muchos años, por el número de posiciones de representación popular que están en juego, entre éstas, quince gubernaturas estatales, además de la renovación de Cámara de Diputados federal.
No obstante la inusual alianza entre el PRI, el PAN y el PRD, además de la exacerbada crisis interna de Morena, más ahora con el errático proceso de selección y definición de candidatos, no le quita el escenario ganador que se prevé tendrá este partido, pero aún, así la derecha conservadora por lo menos le apuesta a que pierda la mayoría parlamentaria y dispute algunas gubernaturas que se daban ya por seguras. Para ello no desperdicia todo tipo de iniciativas que conduzcan a cumplir con ese objetivo.
De esta manera, decisiones de dudosa corrección en cómo se dieron, alejan de la conclusión de que se dieron en apego estricto a la ley, para mejor pensar en un interés político de algunos de los controladores del INE, que lo alejan de la función originaria de ese organismo. Esta apreciación se refuerza con la conducta adoptada en los últimos años por Córdoba y Murayama.