Apatía por los debates
SIN MOMENTOS ANECDÓTICOS
No es que México tenga una larga tradición en materia de debates electorales, pero hay anécdotas fáciles de recordar: Diego Fernández de Cevallos desarticulando a un Cuauhtémoc Cárdenas incapaz de oponer resistencia en 1994; el estrado vacío de un ausente López Obrador en 2006; Margarita Zavala tartamudeando una y otra vez en 2018; Andrés Manuel guardándose la cartera para romper el acoso de un Ricardo Anaya echado para adelante el mismo año. Incluso, historias relacionadas con el debate que no se desarrollaron en el set televisivo, como la terquedad del “Hoy, hoy” de Vicente Fox en 2000. En cambio, en Aguascalientes es difícil recordar una anécdota sobresaliente sobre un debate, quizá lo más recordado ocurrió fuera de cámaras, en 2010: la protesta de panistas enardecidos por la exclusión de Martín Orozco en el debate de aquel año.
SIN PESO EN LAS TENDENCIAS
Está claro que en Aguascalientes ningún debate ha resultado decisivo para definir una elección, más aún, ninguno de estos ejercicios ha sido siquiera lo suficientemente interesante como para convertirse en un recuerdo de la vida política local, parece incluso que se han vuelto una mera formalidad dentro del proceso electoral. Los debates oficiales organizados por el Instituto Estatal Electoral replican desde sus inicios un formato arcaico que solo se presta a una aburrida exposición de discursos, lo que les resta atractivo hacia el público; pero también organismos empresariales han tratado de establecer encuentros entre candidatos con un formato más flexible, sin que haya ocurrido en ellos algún hecho relevante que haya significado un punto de quiebre en las campañas. Esto ha propiciado que no haya un desinterés ciudadano por seguir los debates.
SIN UN FUTURO PROMETEDOR
Lo anterior ha resultado evidente en los debates organizados este año por el Instituto Estatal Electoral, mismos que iniciaron la presente semana y que, a consecuencia de la pandemia, se realizan en una fría modalidad remota: como son transmitidos por YouTube se pueden registrar con facilidad el número de espectadores alcanzados, los cuales no han llegado a un centenar, para candidatos que en algunos casos representarán en el Congreso del Estado a cerca de 100,000 ciudadanos. Pero quizá lo más preocupantes es que al parecer estos ejercicios han dejado de resultar atractivos incluso para los propios candidatos, pues en ninguno ha participado la totalidad de los contendientes y hay quienes evidentemente no se prepararon para la ocasión, mostrando un desinterés por exponer su plan de trabajo, pues los breves minutos que les otorgan para hablar parecen una eternidad, pues a la mayoría les queda largo para exponer sus ideas y propuestas a la ciudadanía. .