AMLO: más polarización, más Ejército y menos INE
Cada día queda más clara la estrategia de López Obrador para asegurar la continuidad en el poder de su partido político: Morena.
Desde junio del 2021, el presidente López Obrador decidió adelantar el proceso sucesorio y clausurar anticipadamente su gobierno. Decidió que ya no haría nada nuevo. Solo tratar de concluir el Tren Maya, Dos Bocas y fortalecer sus programas de transferencias directas.
Por eso, 33 meses antes del domingo 2 de junio del 2024, empezó a destapar a sus corcholatas. Al principio era una lista grande para confundir, pero solo es una tercia a la que le apostará todo.
Tomó la decisión arriesgada de arrancar el proceso sucesorio un año antes de lo previsto y comenzar a posicionar a los dos posibles sucesores de su mayor confianza y cercanía, Claudia y Adán Augusto, pero incluyó a Marcelo, por si ambos no lograran despegar.
Los últimos dos años de su gobierno serían para garantizar la continuidad de su gobierno con una estrategia radical: narrativa populista polarizadora, alianza blindada con las fuerzas armadas (sin atacar al narcotráfico) y el debilitamiento institucional de los órganos autónomos (con especial interés de la embestida al INE).
La polarización como marca de la casa. En todos los temas y en todas las mil mañaneras en las que repite tres mil veces el término de conservadores y dos mil cuatrocientos el término de neoliberales como lo revela la 86a iconografía quincenal de @luisestrada, autor del libro El Imperio de los Otros Datos.
La alianza castrense también alcanzó con la 4t, los niveles históricos de transferencia de recursos, facultades y funciones al Ejército en detrimento de la autoridad civil.
El Ejército ahora ejerce funciones directas y elevados presupuestos opacos en materia de infraestructura física, construcción de aeropuertos, sucursales bancarias, control de puertos, aduanas, administración de puertos y aeropuertos, aduanas, internet, educación, salud, programas sociales, etc.
Pero la estrategia pretende también la
El Presidente sabe que la elección cada vez se le complica maá y dobla la apuesta para tratar de ganarla o, como es su historia, acusar fraude por el cambio de reglas y por la actuación del árbitro que se dedicó a debilitar. Pero para eso estaremos los ciudadanos que marchamos el 13 de noviembre y muchos más.
cooptación o al menos debilitamiento del árbitro electoral y el cambio de última hora de las condiciones de la competencia y reglas del juego.
Quiere a toda costa, cambiar las reglas y socavar al árbitro electoral, para acusar fraude, en caso de perder y para ello emprende cuatro ofensivas.
El primer ataque se dio en el terreno presupuestal. Cortarle el oxígeno. El segundo gran ataque es la iniciativa de reforma constitucional en materia electoral que desaparece al INE y crea el INEC con siete nuevos consejeros electorales: 20 propuestos por el presidente, 20 por la cámara de diputados y 20 por la SCJN y electos por voto directo de la ciudadanía. Esta iniciativa logró sepultarse gracias a la valiente y decidida participación ciudadana en la #MarchaPorLaDemocracia “El INE No Se Toca” organizada por el Frente Cívico Nacional, Sí por México, UNE México, Poder Ciudadano, Unidos por México y Sociedad Civil Mx.
Esta gran marcha logró el compromiso de los cuatro partidos de oposición a rechazar la iniciativa de Morena contra el INE y logró revivir la alianza electoral Va Por México para las elecciones de gobernador del Estado de México y Coahuila
Quedan dos batallas aún. El intento de la mayoría oficialista de aprobar reformas electorales para acotar al INE y el nombramiento de cuatro nuevos consejeros.