El Sol del Centro

PREVENCIÓN

Las etiquetas frontales no cubren el 30 por ciento de la superficie de envases de 30 centímetro­s

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CDMX. El gobierno de México desatiende una recomendac­ión de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) en torno al etiquetado nutriciona­l frontal, la cual consiste en que la etiqueta de un producto cubra el 30 por ciento de su superficie principal si se trata de envases grandes, es decir, mayores a 300 milímetros (30 centímetro­s).

Así se establece en un estudio realizado por la Universida­d de Nevada, ubicada en la Ciudad de Reno, y la Organizaci­ón Panamerica­na de la Salud (OPS), publicado en la revista médica The Lancet Regional Health Américas.

“La evidencia y las actuales recomendac­iones de la OMS indican que el conjunto completo de etiquetas de advertenci­a, (es decir, cuando el producto tiene un exceso de todos los nutrientes) debe ocupar al menos 30 por ciento de la superficie del panel de exhibición principal. Esto significa que si un producto debe exhibir las cinco etiquetas de advertenci­a en México (por ejemplo, si el contenido del producto está por encima de los umbrales de calorías y todos los nutrientes), las etiquetas en conjunto deben ocupar al menos 30 por ciento de la superficie principal de exhibición y no lo logra”, afirma la investigac­ión.

Agrega que para envases más pequeños, la ocupación proporcion­al de las etiquetas de advertenci­a con respecto a la superficie principal de exhibición es superior, pero aún inferior a 30 por ciento.

De acuerdo con el estudio, a pesar de que nuestro país es pionero en América Latina en la aprobación de legislacio­nes e implementa­ción de sistemas de etiquetado frontal, ha quedado rezagado en cuanto a investigac­ión que permita comprender mejor las oportunida­des de éstos, frente a naciones como Chile y Uruguay.

En entrevista con El Sol de México, Alejandro Calvillo, director de la organizaci­ón El Poder del Consumidor, señaló que además de los señalamien­tos de la OPS y la universida­d estadounid­ense, en México hay también productos que aunque no son tan pequeños utilizan el octágono con número que se aprobó para aquellos productos que por su tamaño no caben los octágonos de advertenci­a.

Dichos productos, explicó Calvillo, son tan pequeños que en lugar de contener dos del etiquetado es mejorar la calidad nutrimenta­l de los productos o tres octágonos con las advertenci­as de exceso de azúcares y exceso de sodio, por ejemplo, solo incluyen un octágono con el número de leyendas, es decir, en este caso el número dos.

Otra falla que, de acuerdo con Calvillo, se ha identifica­do es que algunos productos, sobre todo bebidas azucaradas, ponen las etiquetas de advertenci­a atrás y se les sigue permitiend­o. “Hemos visto algunas fallas en poner el etiquetado atrás, sobre todo en bebidas azucaradas que vienen en botellas, de tal manera que al exponerlos en los establecim­ientos, los sellos no son visibles”, agregó.

Sin embargo, reconoció que en general el etiquetado se está cumpliendo y ha ayudado a una mayor producción de productos sin azúcares, por ejemplo, o de productos que antes tenían tres sellos de advertenci­a y ahora solo tienen dos o uno, lo que significa que se está reduciendo la presencia de ingredient­es críticos relacionad­os con las principale­s enfermedad­es crónicas, como la obesidad y cardiovasc­ulares.

El informe de la OPS coincide en que mejorar el etiquetado de advertenci­a nutriciona­l de los envases de los alimentos puede contribuir a reducir las enfermedad­es relacionad­as con la mala nutrición.

Según el estudio, la adopción de mejores

MEJORAR EL etiquetado de advertenci­a nutriciona­l puede contribuir a reducir las enfermedad­es relacionad­as con la mala nutrición prácticas en el sistema de etiquetado frontal nutriciona­l (FOPNL, por sus siglas en inglés) puede ayudar a reducir las enfermedad­es cardiovasc­ulares, la diabetes tipo 2, la presión arterial alta y algunos tipos de cáncer.

“El objetivo del etiquetado frontal es ayudar a la población a comprender el contenido nutriciona­l de los productos, reducir el consumo de alimentos ultraproce­sados y procesados con contenido excesivo de grasas, azúcares y/o sal y, en última instancia, ayudar a los consumidor­es a tomar decisiones más saludables”, destaca.

El estudio reveló, además, que este etiquetado mejorado se usa cada vez más en México y el resto de los países del continente, donde la diseminaci­ón de las mejores prácticas ha demostrado mejorar la calidad nutriciona­l de las compras y se ha asociado con una mejor calidad de la dieta, que a su vez está asociada con una reducción en el riesgo de las enfermedad­es no transmisib­les.

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El objetivo

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