El Sol del Centro

Fe en la justicia

- Profesor Emérito de la UNAM Premio Universida­d Nacional Sígueme en Twitter: @Raulcarran­ca Y Facebook: www.facebook.com/despachora­ulcarranca

La Universida­d, UNAM, ha iniciado un nuevo período de clases y actividade­s académicas después de dos años de padecer los estragos de la pandemia. En mi caso retomar el podio académico implica revaluar la importanci­a del Derecho, de su sentido y trascenden­cia.

Yno he encontrado mejor guía y referencia al respecto que el extraordin­ario libro de Piero Calamandre­i intitulado El Elogio de los Jueces Escrito por un Abogado (Ediciones Jurídicas Europa América, Buenos Aires, 1980), donde leo lo siguiente: “Para encontrar la Justicia es necesario serle fiel, como todas las divinidade­s sólo se manifiesta a quien cree en ella”. Mi pregunta es ¿de qué manera transmito esto a mis alumnos, es decir, la fidelidad a la Justicia?

Yo creo al respecto que hay que remontarse a los orígenes de la Filosofía del Derecho, a su edad de oro expresada en los textos platónicos, donde están las raíces de nuestra cultura. En efecto, el Derecho es cultura, pero no cultura especializ­ada en una de las múltiples ramas del Derecho sino cultura general, universal e inspirada en los grandes valores del espíritu. Y aquí me encuentro con que el Derecho Penal tutela y consagra valores que rebasando sus propias fronteras hallan su fuente en la libertad inherente a nuestra especie. De tal manera que la fidelidad a la Justicia es una especie de libertad universal a la que Sócrates llamó cósmica (ver en los Diálogos platónicos su Apología). Pero, repito, el reto es que los alumnos lo capten, lo capturen intelectua­lmente transformá­ndolo en idea real y concreta que genere, en la aplicación del Derecho, la fidelidad de la que habla Calamandre­i.

Ahora bien, la Justicia llega a uno cuando se cree en ella, o sea, que no existe lo que no es creíble por nosotros. Los molinos de viento de Don Quijote son gigantes porque eso cree Don Quijote. Su fe descubre, crea y hace que lo molinos se vuelven el mal a vencer.

Litigar en los tribunales por razones baladíes, sin ideales y sin compromiso con los valores superiores del espíritu, que son los de la cultura humana, es, admitir que nuestro destino carece de aliento y que se mueve al impulso de lo meramente circunstan­cial. Lo que nos lleva a ver con claridad que tenemos la capacidad y potencia de generar lo positivo, que no llega de afuera de nosotros. En consecuenc­ia, creer en la Justicia es creer en nosotros mismos. Es

La Justicia llega a uno cuando se cree en ella, o sea, que no existe lo que no es creíble por nosotros. Los molinos de viento de Don Quijote son gigantes porque eso cree Don Quijote. Su fe descubre, crea y hace que los molinos se vuelvan el mal a vencer. Lo que nos lleva a ver con claridad que tenemos la capacidad y potencial de generar lo positivo. En consecuenc­ia, creer en la justicia es creer en nosotros mismos. Es confirmar y reafirmar nuestro destino. En suma, hay una especie de unidad entre nosotros y lo que el Derecho es y significa. Por eso, y a propósito, cuando se habla de una persona o individuo con ideales no hay que perder de vista que esa condición ideal tiene en el Derecho un punto de referencia único. Sepa el alumno de Derecho, pues, que la Justicia es una revelación de lo que somos. La Justicia es el Bien.

confirmar y reafirmar nuestro destino. En suma, hay una especie de unidad entre nosotros y lo que el Derecho es y significa. Por eso, y a propósito, cuando se habla de una persona o individuo con ideales no hay que perder de vista que esa condición ideal tiene en el Derecho un punto de referencia único. Sepa el alumno de Derecho, pues, que la Justicia es una revelación de lo que somos. La Justicia es el Bien. Vir Bonus.

Hagamos que lo entiendan, lo sientan y lo comprendan los alumnos de la Facultad Derecho de la Universida­d, UNAM.

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