Inflación y decisiones de política monetaria
La semana pasada se generó bastante información que, si bien es todavía incipiente, marca definitivamente la pauta de lo que podríamos estar monitoreando el resto del año, en una situación similar a la que vivimos durante 2022.
Empecemos por la inflación. Esta se mantuvo alta, y con los datos observados a través de la inflación y la inflación subyacente, parece que abrió la puerta a lo que finalmente pasó después: el alza de la tasa de referencia de Banxico. Esta inflación está ocasionando que se dé una de las cuestas de enero más difíciles en los últimos años.
La inflación de enero cerró en 7.91% versus 7.82%, según el último dato de diciembre, muy por arriba de la expectativa generalizada, pues se estimaba ya entrar en un proceso de desaceleración de este fenómeno. Particularmente, la inflación subyacente pasó de 8.34% de diciembre a 8.45% en enero, en donde la parte de servicios y mercancías fueron los sectores que mayor aportaron al incremento.
En nuestros últimos escenarios, la estimación para la inflación es de 5.10% al cierre de este año, pero con los últimos datos pudiera presentar un sesgo hacia el alza; sin embargo, falta ver cómo va reaccionando el mercado y los precios a los últimos movimientos en el alza de la tasa de referencia.
Esto nos lleva directamente al incremento de Banco de México (Banxico) de 50 pb, que inclusive superó las expectativas, pues se esperaba que fuera un incremento de 25 pb, al igual que lo había hecho la Reserva Federal (FED) días antes. Mucho se ha discutido acerca del desacoplamiento de Banxico con la FED: que si nosotros iniciamos un proceso alcista varios meses, que si la profundidad de mercado, que si preservamos el diferencial de tasas. El hecho es que muchos teníamos en mente la discusión de un desacoplamiento en sentido inverso, y no de un aumento superior a lo que marcaba el movimiento de la FED.
Este hecho sienta una señal y un precedente en torno al compromiso de la junta de gobierno del banco central por continuar con una línea restrictiva de política monetaria hasta lograr que el proceso de inflación descienda. Una situación que parece todavía se alargará, ya que aún nos encontramos lejanos al objetivo del banco. Es posible, eso sí, que los siguientes aumentos sean de menor tamaño a los observados.
Una línea innegable de este fenómeno es que efectivamente esta decisión incide en el crecimiento económico. Pagamos mayores cantidades de dinero por la deuda adquirida, gobierno, empresas y consumidores. Pero es todavía peor para el crecimiento una espiral inflacionaria, por lo que la lucha para contener y revertir esta tendencia sólo se logrará a través del endurecimiento de las tasas que a la postre ayudará, ahora sí, al crecimiento de la economía en su conjunto.
Hay fenómenos que inclusive podrían estar incidiendo más en el dinamismo económico. Por ejemplo, este año, si EU logra el famoso soft landing, que se refiere a no caer en un proceso de recesión, que según algunos datos preliminares podría no ser un escenario tan lejano, esto podría dar un respiro a nuestra economía; del mismo modo, consolidar en mayor medida los efectos de la relocalización o nearshoring, tendría un impacto positivo. Evidentemente muchos de estos fenómenos terminan encadenándose. Lo que es un hecho es que, desde el punto de vista de política monetaria, todo indica que vamos por el camino adecuado.