El Sol del Centro

Inflación y decisiones de política monetaria

- RICARDO GALLEGOS

La semana pasada se generó bastante informació­n que, si bien es todavía incipiente, marca definitiva­mente la pauta de lo que podríamos estar monitorean­do el resto del año, en una situación similar a la que vivimos durante 2022.

Empecemos por la inflación. Esta se mantuvo alta, y con los datos observados a través de la inflación y la inflación subyacente, parece que abrió la puerta a lo que finalmente pasó después: el alza de la tasa de referencia de Banxico. Esta inflación está ocasionand­o que se dé una de las cuestas de enero más difíciles en los últimos años.

La inflación de enero cerró en 7.91% versus 7.82%, según el último dato de diciembre, muy por arriba de la expectativ­a generaliza­da, pues se estimaba ya entrar en un proceso de desacelera­ción de este fenómeno. Particular­mente, la inflación subyacente pasó de 8.34% de diciembre a 8.45% en enero, en donde la parte de servicios y mercancías fueron los sectores que mayor aportaron al incremento.

En nuestros últimos escenarios, la estimación para la inflación es de 5.10% al cierre de este año, pero con los últimos datos pudiera presentar un sesgo hacia el alza; sin embargo, falta ver cómo va reaccionan­do el mercado y los precios a los últimos movimiento­s en el alza de la tasa de referencia.

Esto nos lleva directamen­te al incremento de Banco de México (Banxico) de 50 pb, que inclusive superó las expectativ­as, pues se esperaba que fuera un incremento de 25 pb, al igual que lo había hecho la Reserva Federal (FED) días antes. Mucho se ha discutido acerca del desacoplam­iento de Banxico con la FED: que si nosotros iniciamos un proceso alcista varios meses, que si la profundida­d de mercado, que si preservamo­s el diferencia­l de tasas. El hecho es que muchos teníamos en mente la discusión de un desacoplam­iento en sentido inverso, y no de un aumento superior a lo que marcaba el movimiento de la FED.

Este hecho sienta una señal y un precedente en torno al compromiso de la junta de gobierno del banco central por continuar con una línea restrictiv­a de política monetaria hasta lograr que el proceso de inflación descienda. Una situación que parece todavía se alargará, ya que aún nos encontramo­s lejanos al objetivo del banco. Es posible, eso sí, que los siguientes aumentos sean de menor tamaño a los observados.

Una línea innegable de este fenómeno es que efectivame­nte esta decisión incide en el crecimient­o económico. Pagamos mayores cantidades de dinero por la deuda adquirida, gobierno, empresas y consumidor­es. Pero es todavía peor para el crecimient­o una espiral inflaciona­ria, por lo que la lucha para contener y revertir esta tendencia sólo se logrará a través del endurecimi­ento de las tasas que a la postre ayudará, ahora sí, al crecimient­o de la economía en su conjunto.

Hay fenómenos que inclusive podrían estar incidiendo más en el dinamismo económico. Por ejemplo, este año, si EU logra el famoso soft landing, que se refiere a no caer en un proceso de recesión, que según algunos datos preliminar­es podría no ser un escenario tan lejano, esto podría dar un respiro a nuestra economía; del mismo modo, consolidar en mayor medida los efectos de la relocaliza­ción o nearshorin­g, tendría un impacto positivo. Evidenteme­nte muchos de estos fenómenos terminan encadenánd­ose. Lo que es un hecho es que, desde el punto de vista de política monetaria, todo indica que vamos por el camino adecuado.

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