Convocando a nuestros héroes
Creo que ya les había contado de una novela breve de Paco Ignacio Taibo II titulada “Héroes convocados: Manual para tomar el poder”, la leí cuando estudiaba casi al terminar mis estudios de secundaria o el primer año de preparatoria y es en gran medida una de las obras que más disfruto del ahora titular del Fondo de Cultura Económica. La obra narra cómo el personaje principal, lesionado después de la derrota del Movimiento Estudiantil de 1968, resultado de una criminal represión del régimen priísta, convoca a los que considera sus héroes protagonistas de novelas de aventuras leídas cuando era más joven. Así, llama a personajes como Los Tres Mosqueros, a Sandokan, a los Mau Mau, Wyatt Earp, Doc Holliday, el sabueso de los Baskerville y Dick Turpin, entre otros muchos más para derrocar al gobierno represor.
Con base en esa historia, y recordando que este año es el 150 aniversario del natalicio del general Alberto Fuentes Dávila, ex gobernador revolucionario y progresista de nuestra entidad, es que me llega un onírico anhelo de convocar al menos a cuatro de nuestros reales héroes populares aguascalentenses de la primera mitad del siglo XX ya no solo para que volvieran para ayudar a lograr en nuestro estado una transformación social tan necesaria, sino al menos para ser reconocidos y recordados por la colectividad. El primero que viene a mi memoria y que estoy convencido de que se le debería de hacer un homenaje en su 150 aniversario de su natalicio, es precisamente el general Alberto Fuentes Dávila quien nació el 18 de febrero de 1873 en Saltillo Coahuila, fue maderista, lucho contra la dictadura de Porfirio Díaz, fue gobernador de Aguascalientes en los periodos de periodos de 19111913 y del 14 de septiembre al 15 de octubre de 1914, combatió al dictador golpista Victoriano Huerta, participó en el primer reparto de tierras en 1915 con los generales Lucio Blanco y Francisco J. Mújica y sobre todo apoyó a las causas populares gobernando a favor de los más desprotegidos.
En su primer periodo como gobernador se ganó la enemistad de los ricos de esta ciudad por el cobro de impuestos y dejó el cargo al darse el golpe militar huertista y luchó en su contra.
Al triunfo de esa nueva etapa revolucionaria tuvo un breve periodo como gobernador en el que participó en la Convención Revolucionaria de Aguascalientes.
De ese periodo se destaca que estableció la jornada laboral de ocho horas y el descanso semanal obligatorio de un día, promulgó un decreto aboliendo las deudas contraídas por los peones de las haciendas del estado e instauró el salario mínimo de un peso diario. Fuentes Dávila creó la Dirección General de Educación, fundó la Escuela Normal, las de Artes y Oficios para señoritas y varones, así como la Escuela Superior de Comercio y Agricultura a lo que se suma su decreto de intervención de Bienes de los Enemigos siendo un antecedente local del reparto agrario a campesinos pobres. En lo que corresponde a desarrollo urbano Fuentes Dávila mandó la creación de avenida de La Convención, ahora avenida Francisco I. Madero, la calle Persia, ahora General Miguel Barragán, la calle Francisco Javier Mina, la reparación del cuartel Z. Mena y la edificación del monumento al Dr. Ignacio N. Marín. Al terminar la Convención Revolucionaria dejó el cargo y posteriormente el país, esto al negarse a luchar en un bando en contra de otro también revolucionario, luego volvió a México, tuvo varias encomiendas militares, se retiró y murió el 2 de mayo de 1953 en Cuernavaca, Morelos. Otros héroes que valdría la pena convocar y homenajear y de los que ya he comentado en este espacio son la aguascalentense Dolores Jiménez y Muro, quien fue general brigadier en el Ejército Libertador del Sur del general Emiliano Zapata.
Jiménez y Muro es además la autora del Proemio Plan de Ayala del Ejército lidereado por Zapata, fue periodista y activista social desde la izquierda después del periodo armado de la Revolución Mexicana. Llega a mi memoria el periodista revolucionario aguascalentense Zeferino Mares quien se desempeñó con una postura ética y combativa a favor de Francisco I. Madero, luego se sumó a la corriente constitucionalista y finalmente en las fuerzas de Venustiano Carranza.
Uno más es sin duda, el líder sindical Ángel Venegas quien a nivel local fue el líder del movimiento vallejista que encabezó la histórica huelga del gremio ferrocarrilero a finales de 1958 y mediados de 1959 enfrentando a las autoridades represoras del régimen posrevolucionario y de una marcada postura conservadora. Venegas sufrió la cárcel y la represión en defensa de los derechos laborales como también sucedió con su líder nacional Demetrio Vallejo. Convocarlos desde la imaginación para contribuir a un cambio en nuestra realidad es un paso simbólico para buscar que se haga el necesario y merecido homenaje a estos personajes de los que pienso que se debe de difundir su legado en nuestra entidad.