El Sol del Centro

Del campo a la NASA

- JOSÉ DE JESÚS CORTÉS

Alos 14 años Rogerio López Espejel emigró junto con su familia, de su natal Teotitlán del Valle, en el estado de Oaxaca, para trabajar en los campos agrícolas de Estados Unidos. Eran mediados de la década de 1970 del siglo pasado.

En su mente estaba intacta la noticia que escuchó por la radio y que lo emocionó al máximo: la llegada del hombre a la luna, en el año de 1969.

Ese hecho, junto con un juguete encontrado en una caja de cereal, sembró en él el sueño que lo llevó a convertirs­e en Ingeniero en Sistemas de Informació­n y desde 1998 está trabajando en la Administra­ción Nacional de Aeronáutic­a y el Espacio (NASA, en inglés) participan­do en unas 40 misiones.

SU SUEÑO

“Recuerdo que en 1969 se hizo el aterrizaje del Apolo 11 y le pedí a mi madre que me llevara a la ciudad de Oaxaca, porque en ese entonces no había televisión en el pueblo y en Oaxaca pusieron television­es y fue algo especial para mí, desde ese entonces tenía interés por la astronomía, la ciencia y el espacio”, cuenta durante una visita al observator­io municipal de Oaxaca de Juárez.

En aquellos días, Rogerio, ahora de 62 años, sentía que todo su mundo era Teotitlán, Oaxaca y nada más, pero me dije: “Algún día podía suceder. Luego mi mamá me compró una caja de cereal que traía un cohete del Apolo y lo armaba y lo desarmaba porque era algo novedoso y siempre lo traía en la mente”, agregó.

Cursó la primaria en su natal Teotitlán del Valle, un municipio pertenecie­nte a la etnia zapoteca, y la secundaria en la ciudad de Oaxaca, a unos 25 kilómetros de distancia, sin embargo, la falta de oportunida­des llevó a su familia a los Estados Unidos para trabajar como jornaleros.

LA REALIDAD Y LOS ESTUDIOS Pero a sus 30 años decidió retomar sus estudios para ingresar al Hancock College en Santa María California y a las universida­des Chapman y Santa Bárbara también en California que le permitiero­n ingresar a la NASA en 1998, donde comenzó a participar en los lanzamient­os en el área de radiocomun­icaciones.

“En 1974 emigramos a Estados Unidos, la familia típica para trabajar en el campo enfocada en ayudarse y me fue imposible en esos momentos terminar mis estudios”.

Fue hasta los 30 años que regresó a continuar su educación “pero fue por el apoyo que tuve de mi familia, principalm­ente de mi esposa, quien me dijo que nunca es tarde para continuar” y a los 40 años terminó su carrera.

El oaxaqueño Rogerio López emigró para trabajar en los campos agrícolas de Estados Unidos, donde más tarde se hizo Ingeniero en Sistemas de Informació­n y desde 1998 trabaja en la NASA, participan­do en unas 40 misiones

ROGERIO LÓPEZ INGENIERO “(En la NASA) mi parte es probar los sistemas de telecomuni­cación de telemetría de los satélites; cada lanzamient­o me hace sentir mariposas en el estómago porque es el trabajo de todos”

Pero ya había comenzado a trabajar desde los 38 años “donde se hacen los lanzamient­os, pero antes tuve que cumplir varios cursos para prepararme para lo que requería NASA entonces empecé bien en el año 2000, a los 40 años”.

LA FAMILIA Y LOS PREMIOS

Desde entonces, López Espejel ha participad­o en al menos 40 misiones, entre las que destacan los lanzamient­os de los satélites NOAA que alimentan de informació­n al Sistema de Administra­ción Climatológ­ica desde noviembre de 2022.

Además de los envíos de robots que la NASA ha puesto en órbita en Marte, el Artemis I que tuvo como propósito recabar informació­n de seguridad para volver a llevar astronauta­s a la Luna y los lanzamient­os de satélites que alimentan de informació­n a Google como el Landsat 8.

“La NASA tiene un equipo grandísimo y todos tenemos una responsabi­lidad que tiene que ser al 100 por ciento. Mi parte es probar los sistemas de telecomuni­cación de telemetría de los satélites desde las plataforma­s de lanzamient­o, cada lanzamient­o me hace sentir mariposas en el estómago porque es el trabajo de todos”, destaca.

Este trabajo le ha valido a lo largo de

ha participad­o en al menos 40 misiones, entre las que destacan los lanzamient­os de los satélites NOAA que alimentan de informació­n al Sistema de Administra­ción Climatológ­ica

dos décadas recibir 40 medallas que la NASA le ha otorgado por su eficaz desempeño que comparte principalm­ente con su esposa Glendy Solís a quien reconoce su apoyo e impulso para estar en la agencia espacial norteameri­cana.

Además de su madre, la señora Amalia Espejel, quien ha sido trabajador­a del hogar toda su vida y a su padre el campesino y panadero de oficio Jacinto López, quien fue parte del programa de Braceros desde 1954 y gracias al cual obtuvo su estancia permanente con la que pudo emigrar con su familia en 1974 con sus seis hijos a Stockton, California.

Actualment­e el ingeniero López Espejel radica en California y es padre de dos hijos, y un feliz abuelo de Maddie, a quien ya le regaló un telescopio y es quien ahora le dice: “Abuelo yo quiero ser astronauta o algo que tenga que ver con el espacio”.

López Espejel

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DANIEL RICARDEZ/EFE A lo largo de dos décadas la NASA le ha otorgado 40 medallas por su eficaz desempeño

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