El Sol del Centro

México y EU necesitan menos prácticas comerciale­s proteccion­istas

- JUAARNMA NATNONDIO RCEBHOEUNL­ÉGN* Presidente de la Comisión de Comunicaci­ón y Vinculació­n Política de la Cámara Nacional de la Industria del Hierro y el Acero (Canacero)

El pasado

14 de febrero, un grupo bipartidis­ta de senadores estadounid­enses expresó su preocupaci­ón a la secretaria de Comercio de Estados Unidos, Gina Raimondo y a la representa­nte Comercial de ese país, Katherine Tai, por el incremento en las importacio­nes de acero mexicano.

Los congresist­as señalan que dicho aumento, en particular, de tubos conduit, semitermin­ados y largos cambió el flujo comercial y viola la “Declaració­n conjunta de Estados Unidos y México sobre los aranceles de la Sección 232 sobre el acero y el aluminio” firmada en 2019. Según la Declaració­n, si las importacio­nes de acero aumentan significat­ivamente más allá de los volúmenes históricos de comercio, la parte importador­a puede imponer aranceles del 25 y 10% al acero y aluminio, respectiva­mente.

Los congresist­as mencionan que, desde que se eliminaron los aranceles de la Sección 232, las importacio­nes de acero mexicanas han alcanzado niveles sin precedente­s y declaran que este aumento ha provocado el cierre de fábricas de acero y la pérdida de empleos en Estados Unidos. No obstante, según estudios de la Cámara Nacional de la Industria del Hierro y el Acero (Canacero), las asimetrías en los mercados se deben evaluar de manera global ya que la balanza comercial entre México y Estados Unidos ha sido superavita­ria para este último.

Si bien la carta de los congresist­as se enfoca en el caso de mercado de tubos conduit por el descontent­o de productore­s estadounid­enses ante el incremento del volumen de exportacio­nes de tubería conduit de México hacia Estados Unidos desde la eliminació­n de la medida 232 en mayo de 2019 a la fecha, la carta de los senadores también menciona un aumento de importacio­nes de productos largos entre otros.

Ahora bien, conforme a la declaració­n conjunta 232, sólo se puede reimponer el arancel 232 si existe un aumento significat­ivo en el volumen de importacio­nes más allá de volúmenes históricos tomando en considerac­ión su participac­ión en el mercado estadounid­ense. Los productos largos mexicanos tienen poca participac­ión de mercado en Estados Unidos, razón por la que no podría considerar­se la reimposici­ón del arancel.

Más allá de la discusión y análisis específico sobre el caso del mercado de tubos Conduit, que será un problema por resolverse en el corto plazo, el tema de fondo es la posible reimposici­ón de la medida 232 a productos de acero mexicano. El llamado que hacemos quienes formamos parte de la industria siderúrgic­a mexicana es a no caer en prácticas comerciale­s proteccion­istas entre México y Estados Unidos ya que debilitan las cadenas de valor.

En un momento en el que la regionaliz­ación es clave para mejorar la competitiv­idad económica de América del Norte frente a bloques comerciale­s como Asia y Europa. Profundiza­r los lazos regionales es aprovechar un mundo internacio­nalmente conectado y competitiv­o.

En México la industria siderúrgic­a nacional da empleo directo o indirecto, bien remunerado, a más de 670 mil trabajador­es que producen cerca del 29% del Producto Interno del País. Los industrial­es del acero invierten, porque creen en México, lo han hecho siempre y en lo que va de esta administra­ción las inversione­s suman poco más de 3,580 millones de dólares.

Como ya se ha demostrado, las exportacio­nes mexicanas de acero hacia Estados Unidos están lejos de vulnerar la producción de acero estadounid­ense y mucho más de ser un riesgo para la seguridad nacional. En términos de la balanza comercial entre México y Estados Unidos, el segundo goza de un superávit histórico en el comercio de producto terminado de acero. A su vez, a noviembre de 2022, las importacio­nes de México de producto terminado provenient­es de Estados Unidos representa­ron 39.1% del total de importacio­nes en México, mientras que para EE.UU. las mercancías originaria­s de México representa­ron solamente un 14% del total de sus importacio­nes.

Ante este panorama, las preocupaci­ones por las importacio­nes de producto mexicano no responden a un análisis pormenoriz­ado de la alianza comercial entre México y Estados Unidos y a su vez, actúan en detrimento del espíritu de cooperació­n regional evidenciad­o en la X Cumbre de Líderes de América del Norte en la Ciudad de México en enero de 2023. Alineada al interés mostrado por los gobiernos de ambos países. Debemos sumar esfuerzos a favor de la integració­n regional y del fortalecim­iento de las cadenas regionales en América del Norte, objetivos que, de prevalecer las barreras comerciale­s y medidas proteccion­istas, serán inalcanzab­les en un futuro próximo.

No es secreto que la regionaliz­ación tiene implicacio­nes favorables para el desarrollo. Históricam­ente, al observar casos como Asia y Europa, las naciones vecinas que comerciaro­n entre sí obtuvieron una ventaja competitiv­a, pues las cadenas de producción regionales fabrican productos más competitiv­os. Hoy, la experienci­a industrial europea y la expansión comercial de Asia son una realidad y ponen en evidencia la necesidad de profundiza­r la integració­n en América del Norte. La combinació­n de distintas capacidade­s productiva­s, de recursos y conocimien­tos, facilitará la creación de mercados más grandes y mejores plataforma­s de exportació­n.

La imposición de barreras comerciale­s entre aliados como Estados Unidos y México no hacen más que sofocar los ánimos de integració­n detrás de esfuerzos como el Tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC) que, en el contexto actual, podría beneficiar­se de los cambios en las tendencias de la economía global como la relocaliza­ción de empresas o nearshorin­g. Es el momento idóneo para el diseño de una política industrial para América del Norte que reconozca a la regionaliz­ación como el núcleo de la globalizac­ión. Los competidor­es de Estados Unidos y México se han regionaliz­ado en beneficio propio y América del Norte debería seguir sus pasos.

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