El Sol del Centro

Arancelazo

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A principios

del año 2019, las caravanas de migrantes que viajaban hacia el norte, en cifras mensuales de detencione­s en la frontera suroeste de Estados Unidos, superaban las 140 mil personas (sin tomar en cuenta a los que no contaban con un registro "fugitivos"). Esto representa­ba una emergencia tanto humanitari­a como de seguridad que ambos países debían atender.

El presidente Donald Trump tomó la decisión de presionar a México para que hiciera más por conseguir mejores resultados, imponiendo un arancel de cinco por ciento a todos los productos procedente­s de México que entraran a Estados Unidos. Este arancel se habría aplicado cada vez que una mercancía mexicana cruzara la frontera, de modo que cualquier producto cuyo ensamblaje requiriera múltiples cruces fronterizo­s habría sido arancelado varias veces.

Se celebraron varias reuniones interinsti­tucionales en el Consejo de Seguridad Nacional (NSC) sobre la estructura del arancel, y quedó claro que comenzaría con un cinco por ciento y aumentaría un cinco por ciento cada mes que no disminuyer­an las cifras de detencione­s en la frontera. El presidente Trump estaba preparado para que el arancel aumentara hasta un 25 por ciento sobre todos los productos mexicanos que entraran a Estados Unidos.

Todo el peso de esta negociació­n cayó sobre mí, después de una reunión en la que había quedado claro que el arancel iba a destruir el sector automovilí­stico estadounid­ense en Michigan, Ohio y otros estados, debido a que muchas piezas cruzan la frontera varias veces durante el proceso de montaje. El Servicio de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP) no tenía capacidad para distinguir entre las mercancías que cruzaban varias veces.

Esto quiere decir que el primer día de aplicación del arancel, algunos productos podrían haber tenido un arancel muy superior al cinco por ciento. Pero eso no es todo. Hubo un largo debate en Estados Unidos sobre la definición de "mercancía mexicana" porque parecía incluir también las exportacio­nes de petróleo mexicano a las refinerías de Texas.

En lo que a mí respecta, el fracaso no era una opción.

Lo que necesitába­mos en aquel momento era una serie de medidas creativas que supiéramos que serían legales, eficaces y humanas para hacer frente a la oleada de inmigració­n.

Las medidas acordadas se recogen en un comunicado de prensa e incluían la aplicación de la MPP en toda la frontera suroeste, México recibiría a los migrantes para esperar la resolución de sus solicitude­s de asilo, y con ello la teoría era que el número de migrantes descenderí­a precipitad­amente (así fue), al darse cuenta los migrantes de que no serían liberados en Estados Unidos tras presentar una solicitud de asilo.

El cálculo del presidente Trump siempre pareció ser que Estados Unidos podría soportar el dolor económico que causaría su arancel por más tiempo que México, incluso si México tomaba represalia­s con un conjunto de aranceles mexicanos sobre los productos estadounid­enses. Probableme­nte tenía razón, pero el dolor habría sido sustancial.

Y lo que es más importante, las vícti

la forma en que México manejó esta situación tan difícil. Se necesitan servidores públicos comprometi­dos para dejar a un lado el egoísmo y hacer lo que hay que hacer por el bien común, y eso es lo que hizo México aquél día. Me alegro de que lo hiciera. mas de esa batalla económica habrían sido el pueblo estadounid­ense y el mexicano, los puestos de trabajo, las cadenas de suministro y la competitiv­idad. Nada bueno habría salido de ello.

Mi opinión era, y sigue siendo, que teníamos que hacer lo necesario para evitar el arancel y encontrar una solución creativa para abordar el aumento de los flujos migratorio­s que, incluso hoy, es un tema ineludible en las relación bilateral para los presidente­s de cualquiera de los dos países.

La parte mexicana lo vio claro. México enfrentaba amenazas sin precedente­s no solo de un vecino del norte, sino del país que recibe alrededor de 80 por ciento de sus exportacio­nes.

El secretario Marcelo Ebrard sabía lo que estaba en juego, sabía que el presidente Trump hablaba en serio, había hablado con el vicepresid­ente Mike Pence, así como con el secretario de Estado.

Mike Pompeo. Sabía que esto era difícil, conocía los riesgos e hizo lo que tenía que hacer por su país y por el pueblo mexicano en ese momento. Y lo que es más importante, México también demostró que podía dejar de lado las emociones, compartir la responsabi­lidad y encontrar soluciones que fueran las mejores para el pueblo mexicano.

Respeto profundame­nte la forma en que México manejó esta situación tan difícil. Se necesitan servidores públicos comprometi­dos para dejar a un lado el egoísmo y hacer lo que hay que hacer por el bien común, y eso es lo que hizo México aquel día. Me alegro de que lo hiciera.

Respeto profundame­nte

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