El Sol del Centro

50 AÑOS DEL LADO OSCURO

Parábola sobre los grandes temas cotidianos, como define el académico y periodista argentino Sergio Marchi, The Dark Side of the Moon cumple medio siglo sin perder vigencia

- EDUARDO BAUTISTA

Tiempo, dinero, guerra y muerte. Hay cosas que, en esencia, jamás cambian. Lo supieron los integrante­s de Pink Floyd cuando, a inicios de 1970, discutiero­n sobre la posibilida­d de hacer un álbum que dejara atrás las fantasías psicodélic­as para adentrarse en el mundo real, el de la monotonía, las ambiciones, el estrés y el miedo a la vida moderna. Ese disco —que este año cumple medio siglo— se ha vendido en casi 50 millones de copias en todos los formatos. Y aunque 1973 parece lejano, los sonidos del álbum The Dark Side of the Moon reverberan con la misma fuerza. O quizá mayor. Porque existen tantas interpreta­ciones de éste como personas. El filósofo británico Friedrich A. Kittler escribe: “Tantos versos leídos, tantos versos olvidados, pero Pink Floyd permanece en la cabeza, pues una canción exitosa contiene en sí más siglos que un motete (composició­n bíblica)”. Pero The Dark Side of the Moon fue mucho más que canciones famosas. De entrada, fue un disco que se hizo en vivo. Así que, cuando Waters, Gilmour, Mason y Wright llegaron al estudio de grabación, ya sabían por dónde iba todo. Fue un álbum hecho al vapor de la cotidianid­ad. Y según Mason, el baterista, sin intencione­s de fabricar una máquina de éxito. De hecho, los motivos que realmente los llevaron a componer el álbum fueron "las fechas límite de entrega, los viajes, el estrés de volar, el aliciente del dinero, el miedo a morir y los problemas de inestabili­dad mental que podían desembocar en la locura", escribe Mason en Inside Out: A Personal History of Pink Floyd.

“Creo que todos sabíamos que Dark Side of the Moon era un muy buen disco cuando lo terminamos. Sin dudas, una obra completa mucho mejor que cualquier cosa que hubiéramos hecho antes pero que, por descontado, no ofrecía ningún indicio de potencial comercial, de modo que yo me quedé tan sorprendid­o como todo el mundo cuando sencillame­nte empezó a tener tanto éxito”, agrega.

El álbum permaneció 741 semanas consecutiv­as, casi ocho años, en las listas de los Billboard 200, un récord que sigue sin romperse.

UNA PROEZA DE PRODUCCIÓN

La ingeniería de audio llegó a su momento cumbre con el octavo álbum de Pink Floyd. Incluso se dice que las grandes marcas tecnológic­as probaban sus equipos de audio antes de que salieran al mercado reproducie­ndo ese disco, cuya sonoridad es compleja, con todo en su lugar. El reproche eterno contra Pink Floyd, es ese: el álbum hizo rico a la banda, pero no al equipo técnico detrás de él. Alan Parsons, el arquitecto en jefe de todo el sonido del Dark Side, recibió unas 35 libras por semana. Nada más.

“Alan Parsons fue fundamenta­l para encontrar el sonido que canalizara las ideas. El sonido que se logró fue tan espectacul­ar que durante muchos años, Dark Side se utilizó para probar equipos de audio”, explica en entrevista Sergio Marchi, autor del libro Roger Waters. Paredes y Puentes:

El Cerebro de Pink Floyd (Planeta).

“El arte no tiene fecha de vencimient­o. Y The Dark Side of the Moon es uno de los discos más impresiona­ntes del siglo XX por su cohesión”, dice Marchi. “Para mí, sigue siendo una interesant­e parábola sobre los `grandes temas' cotidianos. No me parece para nada un disco depresivo, pero tiene algo de memento mori, la frase que primero le enseñaban a los samuráis: `ten presente que algún día has de morir'”.

La obsesión por la muerte y el paso del tiempo son dos temas recurrente­s en el disco, que también esboza la locura como resultado no sólo de una enfermedad —y en clara referencia al fundador del grupo, Syd Barrett, quien en 1973 ya estaba siendo tratado por un psiquiatra—, sino de una cotidianid­ad que abruma, de una vida moderna que lleva a la desesperac­ión y la avaricia.

“Creo que The Dark Side of the Moon fue el mejor momento de la banda, y tal vez ese éxito mundial haya desatado cierta megalomaní­a de Roger Waters que se fue agudizando. Dark Side es el disco que los pone en la historia y les asegura su lugar. Y aún hoy continúa haciéndolo. Cuando mis alumnos o mis lectores me preguntan por dónde comenzar a escuchar a Pink Floyd, yo les digo siempre que por The Dark Side of the Moon”, asegura Marchi, un reconocido académico y periodista musical argentino.

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