Logran pacto para proteger la altamar
Establece zonas protegidas para salvaguardar 30% de los océanos al 203, y el uso sostenible de biodiversidad
Las aguas
L. MELLER GREENPECE “Es un día histórico, señal de que en un mundo dividido, proteger la naturaleza puede imponerse a la geopolítica”
NACIONES UNIDAS. Los países miembros de la ONU alcanzaron un acuerdo para crear el primer tratado internacional de protección de la altamar, destinado a contrarrestar las amenazas que pesan en ecosistemas vitales para la humanidad.
“El barco llegó a la costa”, anunció la presidenta de la conferencia, Rena Lee, en la sede de la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York entre los aplausos de los delegados.
Tras 15 años de discusiones, incluidos cuatro de conversaciones formales, la tercera sesión de negociación en menos de un año, anunció el esperado consenso.
El tratado es considerado esencial para conservar 30 por ciento de la tierra y los océanos del mundo hacia 2030 como acordaron los gobiernos del globo en un acuerdo firmado en Montreal en diciembre. Actualmente apenas 1 por ciento de la altamar está protegida.
“Este es un día histórico para la conservación y un signo de que, en un mundo dividido, proteger la naturaleza y a las personas triunfa sobre la geopolítica”,
a más 200 millas marinas de la costa, compartidas por todos los países, han estado gestionadas sin jurisdicción clara
opinó ayer Laura Meller de Greenpeace.
Tras dos semanas de intensas conversaciones en la sede de la ONU, incluida una maratónica sesión nocturna entre el viernes y el sábado, los delegados ultimaron un texto que no puede sufrir alteraciones significativas.
El acuerdo se adoptará formalmente una vez que haya sido examinado por juristas y traducido a las seis lenguas oficiales de las Naciones Unidas, anunció.
El secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, felicitó a los delegados, de acuerdo con un vocero que transmitió que este acuerdo era una “victoria para el multilateralismo y para los esfuerzos globales para contrarrestar las tendencias destructivas que afectan la salud de los océanos”.
La altamar comienza donde terminan las Zonas Económicas Exclusivas (ZEE) de los Estados, a un máximo de 200 millas náuticas (370 km) de la costa, por lo que no está bajo jurisdicción de ningún país.
Pese a que representa más del 60 por ciento de los océanos y casi la mitad del planeta, la altamar ha sido ignorada durante mucho tiempo ya que la atención se ha centrado en las zonas costeras y las especies emblemáticas.
Cuando el tratado entre en vigor tras haber sido formalmente adoptado, firmado y ratificado por un número suficiente de países, se podrán crear zonas marinas protegidas en aguas internacionales.
Un acuerdo para compartir los beneficios de los “recursos genéticos marinos” usados en industrias como la biotecnología también fue un punto de discordia hasta el final, alargando las discusiones.
Los países en desarrollo que no tienen los medios para financiar costosas expediciones e investigaciones han luchado para no ser excluidos de la posible comercialización por empresas farmacéuticas o cosméticas de moléculas milagrosas procedentes de estos organismos marinos que no pertenecen a nadie.
En esa cuestión chocaban los intereses de algunos países ricos, que son los que tienen más capacidad para aprovechar esos avances.
El debate se resumió a una cuestión de equidad Nortesur, según observadores.