Palpa el arte
MARIANA SÁNCHEZ ES UNA PERSONA CIEGA, PERO ESO NO LE IMPIDE PARARSE EN EL RUEDO A TOREAR
El toreo es de sensaciones, siempre he dicho que el toreo no se ve, se siente. Me gusta muchísimo torear, se me hace que es un ejercicio del alma, es un lenguaje. Los toreros nacen con el capote y la muleta”
MARIANA SÁNCHEZ
TORERA
Mujer sin miedo. No se aflige, aunque no pueda ver el peligro. Mariana Sánchez es un claro y vivo ejemplo de que el toreo no se ve, se siente.
A sus 27 años, anhela tener la invitación de alguna ganadería para repetir su sueño de hace años, hacerle frente a un astado.
Ha tenido la oportunidad de participar en algunos festivales alrededor de la República Mexicana, pero en los últimos años ese anhelo no ha sido posible, pero más allá de achicarse, mantiene el entusiasmo a tope y aunque el toreo de salón lo disfruta, lo goza, nada como torear como Dios manda.
Mariana es una torera hecha y con el doble de valor, no por ser mujer, sino porque es ciega y ni eso le impide o le genera pavor alguno para pararse en cualquier ruedo. Lo que no ve debido a que se le desprendieron las retinas apenas a los cinco meses y 23 días desde nacimientolo siente. Su toreo siempre es entregado.
Quien de niña al menos veía luces y sombras hasta que todo se convirtió en oscuridad por el mal de sus ojos, recordó cómo surgió su gusto por la tauromaquia hace alrededor de 10 años.
“Gracias a mi abuelita materna, a ella le gustaban mucho los toros, fue curioso porque una vez estábamos en casa de un familiar y estaban escuchando una corrida de toros, digo escuchando porque yo no puedo ver, estaban viendo ellos una corrida de toros, al principio no me gustaba, pero conforme transcurrió la corrida me llamó más la atención y al final quedé totalmente enamorada de este arte y vine a la Plaza México un día y fue mi total convencimiento y enamoramiento por este gran arte que es la fiesta brava”, cuenta Mariana Sánchez a ESTO.
Apenas el pasado 5 de febrero, se le vio a Sánchez García hacer acto de presencia en las afueras de la Monumental Plaza México para defender la fiesta brava y justo aquí tomó la muleta y concretó unas tandas con valentía.
“Me gusta muchísimo torear, se me hace que es un ejercicio del alma, es un lenguaje. Los toreros nacen con el capote y la muleta, es difícil de entender y yo creo que nosotros podemos expresar lo que llevamos dentro con esos dos instrumentos como el capote y con la muleta. El toreo es de sensaciones, siempre he dicho que el toreo no se ve, se siente”, expresó con firmeza la capitalina.
Explicó la forma en la que ejecuta su toreo: “Aparte de la sensación, del corazón, que es lo más importante, lo que pasa es que me van llevando las manos, cito al toro y ya cuando se arranca, yo lo puedo escuchar y me van llevando las manos haciendo el pase”.