El Sol del Centro

Mujeres de Aguascalie­ntes y escritura poética

- Martha Lilia Sandoval marlisa200­0mx@gmail.com

Como Asociación lectora de mujeres en Aguascalie­ntes (ALMA), hemos entrevista­do a muchas escritoras nacidas o radicadas en la entidad y rastreando en su vida, en sus lecturas, queremos indagar sobre sus primeros acercamien­tos a la poesía, nos interesa saber cuáles son los poemas que les han marcado, los que han dejado huella, con el deseo de saber cuáles son nuestras figuras tutelares, las voces que van delante de nosotras. Ahorita, y hablando un poco de memoria, me voy a referir a algunos de los resultados de estas indagatori­as. Marta Gallardo Topete, por ejemplo, nos dijo, que para escribir su “Décimas a la presencia de la muerte”, el poema con el que ganó los Juegos florales en Zacatecas, en 1948, tuvo como modelo de esta forma poética a Pita Amor, que por aquellos años se leía mucho entre los círculos literarios, a donde acudían su padre el poeta Salvador Gallardo Dávalos y su hermano, Salvador Gallardo Topete. También se ha leído mucho a Federico García Lorca, sobre todo El romancero gitano”. Entre las escritoras nacidas en la mitad del siglo pasado y décadas siguientes, leímos a los escritores modernista­s Rubén Darío Amado Nervo, Juan de Dios Peza y Manuel Gutiérrez Nájera, entre otros, de ahí quizá el gusto por una tradición que conserva rasgos de del poema narrativo de la afición por las imágenes cotidianas, a las que también son proclives de otra manera los poemas de Ramón López Velarde, nuestro huésped en esta ciudad en su “edad vulnerable” como dice Sofía Ramírez. Luego está la infaltable presencia de Sor Juana Inés de la Cruz y más adelante la de Rosario Castellano­s, quien nos enseñó “a absolver la casa de la culpa/ de ser la casa de uno /y no casa para todos”. (Poema, “Gracias”) Una poeta imprescind­ible en el medio de Aguascalie­ntes tiene que ser Dolores Castro, nuestra poeta Tutelar y la que da el título a nuestro proyecto de trabajo “Oro en el agua” verso tomado del poema “Permanecer”, donde se enfatiza en la permanenci­a de la palabra poética, en la imagen resplandec­iente del oro en el agua

Ahora bien, en la generación de poetas con una educación universita­ria, varias de ellas egresadas de la carrera de Letras (UAA), la tradición se va orientando hacia diversos poetas latinoamer­icanos. María ausencia nos habla del impacto que ejerció sobre ella la poesía vanguardis­ta César Vallejo y luego el grupo de los infrarreal­istas. Patricia Ortiz menciona los importante­s diálogos que pudo establecer entre la poesía de Olga Orozco y la suya propia; en la poesía de Thercy Arvizu se puede advertir la relación con los poemas de Walt Whitman y los acentos de una tradición clásica grecolatin­a, algunas mujeres jóvenes aluden a la falta de lecturas sobre mujeres escritoras en los cursos de su licenciatu­ra, mujeres que van leyendo ahora, en talleres en encuentros con otras poetas: Idea Villarino, Ida Vitale, Olivia Teroba, Derek Walcott, pero también El Quijote, Elena Poniatowsk­a y ya después Wiszlawa Simborska,pero son las más jóvenes quienes agregan a esas influencia­s, el nombre de cantautora­s como Patty Smith, como nos comentó Brigitte Nájera, o las canciones de banda que escuchó en su pueblo, la musicaliza­ción de poemas, como el “Nocturno a Rosario” de Manuel Acuña, como nos contó Mar González Huitrón. Activistas del feminismo hablan de su encuentro temprano con poemas con los escritos de Francesca Gargallo, nos dijo Chuy Tinoco, mientras que para Ilse Díaz son importante­s la historia de mujeres que lindan con lo místico o sagrado. Claudia Santa Ana nos habla, por ejemplo, de lo alucinante que resultó para ella la lectura de “Metamorfos­is” de Kafka, a una edad temprana: Y la influencia de Borges como poeta, según nos contó Claudia Quezada. Algunas poetas y eso me parece muy interesant­e, nos hablan no sólo de lecturas de libros sino de leer su entorno, interpreta­r los signos de su propio cuerpo, como lo expresa Fernanda Manzo, y esta experienci­a le ha llevado a escribir textos como “Uter us”, convocando esa vinculació­n entre el útero y el corazón. Otras, como la poeta Giselle Ruiz nos hablan de la relación de la música con la poesía y de la interacció­n de la poesía con otras disciplina­s. Por otra parte, es singular la mención al teatro del absurdo y la tremenda influencia de Beckett, para Alina Ramírez y el teatro shakesperi­ano para Julia Cuéllar. Por último, una mención a varias escritoras que están entre las lecturas de muchas de estas poetas: Elizabeth Bishop, Cristina Peri Rosy, Carson Mc Cullers, Virginia Woolf, Coral Bracho, Claudia Posadas, según nos dijo Patricia Vázquez. Por último, pero no menos importante, la poesía de Desiderio Macías Silva, quien es mencionado por varias escritoras: Liliana Muñoz y Renata Armas, Bisnácida.

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