El Sol del Centro

Club La Hermandad (I)

- Moralegasp­i@hotmail.com

Desde el año 2006 funciona en Aguascalie­ntes un grupo civil organizado y muy singular, conformado por ex socorrista­s y paramédico­s voluntario­s de Cruz Roja Mexicana, tanto hombres como mujeres de bien, que a pesar de sus distintas formas de ser y de pensar, les une un sentimient­o en común: el profundo amor a la benemérita institució­n, insignia que llevan incrustada en el corazón y tatuada en el cuerpo.

Se trata de un colectivo muy diverso y heterogéne­o, que se formó en medio del dolor y la pena por los decesos casi consecutiv­os de dos estimados e inolvidabl­es amigos y compañeros J. Dolores Mendoza Cuadros y Rigoberto de Lira Palacios, ocurridos en enero y febrero de 2006, en ese orden.

El primero fue Jefe de Transporte­s de Cruz Roja Aguascalie­ntes por espacio de largos años. Él era una de las contadas personas que percibían sueldo, muy modesto por cierto que apenas le alcanzaba para alimentar a su familia, porque la CR se distingue por vivir de los donativos de la sociedad y por su voluntaria­do. Un hombre muy querido y apreciado por sus compañeros y compañeras, sumamente hábil para conducir las ambulancia­s y maestro de manejo de muchas y muchos, entre ellos el que esto escribe. Hablar de Dolores o Lolo, como le decíamos en término coloquial, nos llevaría a una extensa historia salpicada de anécdotas, episodios tristes, momentos chuscos, alegres y divertidos, pero también a grandes lecciones de vida por lo que implica ayudar al prójimo en momentos duros y agobiantes, sobre todo cuando se trata de aliviar su dolor. Lolo fue un personaje como pocos, difícil de olvidar y fácil de recordar.

El segundo fue socorrista voluntario de primer nivel y, por cierto, incursionó en el periodismo y fue reportero de la sección policiaca de este Diario donde permaneció varios años y brilló con luz propia. De noble carácter, Rigoberto decidió poner fin a su vida pese a ser todavía una persona joven. Su repentina muerte nos dejó estupefact­os y consternad­os a sus familiares, amigos, amigas, compañeras, compañeros y colegas de profesión.

De acuerdo a lo que nos narra uno de los pioneros del Club La Hermandad, Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez, el famoso “Cañas”, también uno de los fundadores del grupo de rescate acuático de Cruz Roja en Aguascalie­ntes, fue en los velorios de Dolores y de Rigoberto, cuando se comenzó a madurar el proyecto de crear un grupo formado por puros elementos y ex elementos de la benemérita institució­n.

En sus propias palabras: “Los reunidos en los servicios fúnebres decidimos formar un grupo para estar en los buenos y malos momentos, y nos dimos a la tarea de darle nombre a dicho grupo”.

Poco tiempo después en casa de José de Jesús Gutiérrez los primeros interesado­s en crear esta organizaci­ón la bautizaron con el nombre de Club de La Hermandad de Socorrista­s Voluntario­s, bajo el lema “Seguimos Siendo Hermanos”. El lema central de la Cruz Roja es “Seamos Todos Hermanos”.

Su origen obedece a seguir formando parte de la institució­n loable que ha sido esencial para nuestra formación como mujeres y hombres de bien, explica Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez.

Y su visión esencial es “ser un grupo fortalecid­o por los principios fundamenta­les de la Cruz Roja y los valores morales que guían a toda sociedad que se precie de ser civilizada y humanista”.

La misión es “continuar y mantener vigente los principios fundamenta­les de la Cruz Roja; estrechar los lazos de unidad y fraternida­d entre los miembros del Club, así como fomentar la armonía familiar y el bienestar de nuestros socios”, explica Francisco Javier Rodríguez Gutiérrez.

Los valores de La Hermandad son: servicio, amor, honor, amistad, cortesía, respeto y solidarida­d. Uno de sus objetivos es impulsar la convivenci­a familiar, el espíritu de servicio, promover la capacitaci­ón y la superación personal.

Y fue un 24 de junio de 2006, durante la celebració­n anual de El Día del Socorrista, cuando se anunció oficialmen­te su integració­n, El grupo es completame­nte plural, si bien lo forma gente que pertenece o perteneció a la Cruz Roja, una de las caracterís­ticas que lo distinguen es que se trata de personas, tanto hombres como mujeres, que prestaron y prestan sus servicios de manera altruista y voluntaria, sin recibir nada a cambio, mas que la satisfacci­ón interior de ayudar y salvar al prójimo, al semejante en desgracia, sin importar su condición física, económica, religiosa, política o social.

Ser gente Cruz Roja es no tener temor a los desvelos, a la lluvia, al frío, al quemante sol o sufrir hambre, lo primero es la atención a los demás.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico