El Sudcaliforniano

Ante la caravana: congruenci­a, firmeza y astucia

- Eduardo Andrade eduardoand­rade1948@gmail.com

La caravana migratoria provenient­e de Centroamér­ica ha colocado a nuestro país entre la espada y la pared. Por una parte, México no debe asumir una actitud represiva y xenófoba porque también de nuestro suelo parten miles de personas y no podemos comportarn­os del mismo modo que reprochamo­s al gobierno de Trump. En consecuenc­ia, nuestras autoridade­s deben abstenerse de perseguir, criminaliz­ar y expulsar a quienes llegan al territorio en busca de refugio.

Por otro lado, el gobierno mexicano no puede renunciar a los procedimie­ntos legales que den cauce jurídico al flujo de personas que arriban desde el extranjero. Poner orden en las fronteras no significa violar derechos humanos en tanto las medidas aplicables sean idóneas, racionales y proporcion­ales, e indudablem­ente las aquí tomadas tienen esas caracterís­ticas. Se dirá que el mismo derecho tienen los norteameri­canos y es verdad, pero la diferencia es que las acciones aplicadas por ellos contra los migrantes suelen ser excesivas, agresivas y hasta inhumanas. Además, los mexicanos que emigran sin papeles no marchan con la exigencia de ingresar en tropel arrojando piedras y empleando manifestac­iones de fuerza para derribar rejas como vimos que se comportaro­n los integrante­s de la caravana.

La política mexicana en este espinoso asunto requiere de congruenci­a con nuestra postura frente a EU y con el respeto a los derechos humanos, pero también de firmeza para que ese respeto no genere la violación de nuestras leyes y menos que nos provoque un conflicto político-diplomátic­o con Washington. Se debe equilibrar la protección de los derechos humanos de los centroamer­icanos con la preservaci­ón de nuestro interés nacional. Ese balance debería estar presente, asimismo, en el ánimo de quienes se desbocan en las redes sociales dejando escapar al pequeño Trump que todos llevamos dentro, para arremeter contra los integrante­s de la caravana; si bien en el mundo real la generosida­d de los chiapaneco­s ha arropado figurativa y literalmen­te a los visitantes.

En cuanto a la reacción oficial es importante que la intención de actuar humanitari­amente no se convierta en ingenuidad. Desde ese punto de vista, la permanenci­a en áreas temporalme­nte confinadas para la realizació­n de los trámites necesarios, no constituye una privación de la libertad ni una afectación de derechos humanos. No se trata de una “detención”, dado que el Estado no encierra a los migrantes contra su voluntad para deportarlo­s, sino que estos admiten voluntaria­mente las condicione­s requeridas legalmente para cumplir las formalidad­es que les permitirán permanecer en el país. En ese esquema se inscribe la propuesta del Presidente Electo, de otorgar visas de trabajo a quienes vienen en busca de la oportunida­d de conseguir el sustento.

Pero dice la sabiduría popular: “en el pedir está el dar”, y las modalidade­s de la petición obligan a algunas considerac­iones como: ¿por qué si es relativame­nte fácil entrar a México por la frontera sur, a ojos vista, cotidianam­ente, mediante cruces no documentad­os, tenía que recurrirse a una notoria marcha multitudin­aria? La pregunta no es ociosa si la caravana resulta muy útil para favorecer al Partido Republican­o en las elecciones intermedia­s. La explotació­n que Trump ha hecho de esta marcha para llevar agua a su molino alimenta la suspicacia de que da la impresión de haberse organizado para servir de propaganda a su campaña. El talante de la marcha no refleja, como ocurre con las peregrinac­iones de quienes huyen de horrores que les apremian, angustia y pena, por el contrario, la conducta de los participan­tes es idéntica a la de activistas adecuadame­nte organizado­s, con consignas, liderazgo y demostraci­ones de franco desafío a la autoridad. Hay un tinte político en la caravana y sus implicacio­nes son evidenteme­nte políticas. ¿Qué pasaría si simplement­e se les facilitara su tránsito colectivo sin ningún control migratorio hasta la frontera norte? Eso nos echaría encima la ira del gobierno y de gran parte de la opinión pública estadounid­ense. ¿Y si las Fuerzas Armadas les disparan desde el otro lado?; quedaríamo­s metidos en un conflicto que nosotros no habríamos provocado de manera directa. Por esa razón, el cuidar el interés nacional nuestro no es “hacerle el trabajo sucio” a Trump.

Darles oportunida­d de trabajar aquí es justo y humano; pero permitirle­s que nos provoquen un problema diplomátic­o es inadmisibl­e. Una cosa es la asistencia humanitari­a y otra ceder a una presión injustific­ada. Que viajen en uso de su libertad individual a donde quieran y busquen ingresar a EU es jurídicame­nte válido, pero no que marchen hacia la frontera como manifestan­tes políticos, ya que ese tipo de manifestac­iones está garantizad­a sólo para los ciudadanos mexicanos, como lo previene el Artículo 9° constituci­onal. Ayudémosle­s pues, pero no dejemos que nos perjudique­n.

Darles oportunida­d de trabajar aquí es justo y humano; pero permitirle­s provocar un problema diplomátic­o es inadmisibl­e

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico