El Sudcaliforniano

El Cairo restaura su legado islámico y busca recuperar la confianza de los turistas en su seguridad

Registrada como patrimonio mundial de la Unesco desde 1979, con cerca de 600 monumentos inscritos, la capital egipcia trabaja para renovar sus edificios históricos que se encuentran en un penoso estado

- EMMANUEL PARISSE / AFP

Los obreros, afanados en los andamios, devuelven la vida a las murallas del siglo XIII de la mezquita de Baybars, una renovación bienvenida en el barrio isámico de El Cairo, escenario de una degradació­n que ha ido en aumento desde 2011.

Interrumpi­das por la Primavera árabe y los disturbios políticos y económicos que la siguieron, las obras de restauraci­ón etoman por fin en esta mezquita mameuca, en penoso estado desde hace décadas.

Al otro lado de este barrio, considerad­o ciudad histórica, un nuevo proyecto de estauració­n en torno a la mezquita Al Maridani (siglo XIV) acaba de arrancar.

Pero la tarea se anuncia inmensa en esta área de la capital egipcia, de 32 km2, egistrada en el patrimonio mundial de la Unesco desde 1979, con cerca de 600 monumentos inscritos.

Mezquitas, mausoleos, caravasare­s y cientos de viviendas antiguas forman un ejido urbano único en el mundo árabe, en orno a un entramado de callejuela­s de ierra o parcamente asfaltadas, con puesos aquí y allá, cafés y edificios de tres o cuatro plantas.

CONSTRUCCI­ONES ILEGALES

El Cairo histórico "es como la pintura de un portaavion­es: cuando acabas un lado, tienes que empezar de nuevo el otro", resumió Luis Monreal, director general de la Fundación Aga Khan para la Cultura (AKTC), que ha trabajado en la rehabilita­ción de numerosos sitios de El Cairo histórico desde principios de los 2000.

Sin embargo, tras 2011, aumentó la destrucció­n de las viviendas antiguas, que fueron reemplazad­as rápidament­e por edificios de seis a ocho pisos. Asimismo, se incrementa­ron los robos de objetos históricos en las mezquitas.

Y aunque los saqueos y las construcci­ones ilegales se redujeran recienteme­nte, según las autoridade­s, la ciudad histórica, en el corazón de una metrópolis de 20 millones de habitantes, sigue estando azotada por la contaminac­ión atmosféri-

ca, cuyas partículas ácidas atacan la piedra. Además, la basura de los hogares se acumula en la vía pública.

Ante esta situación, la Unesco dio la voz de alarma. Un informe del Comité del Patrimonio mundial de 2017 "ruega con insistenci­a al Estado para que tome todas las medidas necesarias para poner fin al rápido deterioro" del barrio histórico de El Cairo.

El ministro de Antigüedad­es, Khaled El Enany, visitó las nuevas obras de restauraci­ón en agosto y constató el mal estado de las antigüedad­es islámicas. "Es un hecho", dijo, y mencionó el alcantaril­lado deficiente.

En Egipto, este ministerio bebe de los ingresos generados por los monumentos. Sin embargo, el torbellino político que siguió a la caída de Hosni Mubarak en 2011 y al atentado del grupo yihadista Estado Islámico contra un avión en el Sinaí en 2015 lastraron duramente a la afluencia turística. Egipto empezó a registrar hace poco un cierto repunte del turismo, con 8.2 millones de visitantes en 2017, según datos oficiales. Una cantidad todavía lejana de los 14.7 millones de turistas de 2010.

La renovación de la mezquita de Baybars está sufragada por Kazajistán con 4.8 millones de euros y la de Al Maridani, por la Unión Europea (UE) (1.2 millones de euros) y la Fundación Aga Khan (133 mil euros).

Por su parte, el arquitecto Alaa Al Habashi organiza talleres de artesanía tradiciona­l y conferenci­as sobre la "revitaliza­ción de la ciudad histórica" para "implicar a los ciudadanos".

TRABAS BUROCRÁTIC­AS

De forma similar, la Fundación Aga Khan diseñó, en torno a la mezquita de Al Maridani, un proyecto para crear un circuito turístico en el barrio y cursillos destinados a los habitantes, para que acojan mejor a los turistas.

Sin embargo, las trabas burocrátic­as son importante­s. Aunque los monumentos corran a cargo del ministerio de Antigüedad­es, la gobernació­n de El Cairo es la que se ocupa de todo lo que hay alrededor. Además, los ministerio­s de Turismo, Vivienda y Bienes Religiosos también están implicados.

"No hemos logrado hacerlo todo. Es verdad que aún quedan construcci­ones ilegales [...] pero vamos a continuar. Ahora la seguridad se ha estabiliza­do", declaró Riham Arram, que trabaja en la gobernació­n de El Cairo para la conservaci­ón de las antigüedad­es.

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