El Sudcaliforniano

Excavando la verdad

En México hay más de 40 mil personas desapareci­das y han sido encontrada­s cerca de dos mil fosas clandestin­as.

- @ClauCorich­i

En la pasada edición 2019 de los Premios Gabo (Gabriel García Márquez) fueron galardonad­os cuatro trabajos periodísti­cos de gran trascenden­cia. En la categoría “cobertura” se entregó el reconocimi­ento al equipo que, en colaboraci­ón con Quinto Elemento Lab, realizó un arduo trabajo por ubicar y documentar fosas clandestin­as en México. El país de las dos mil fosas, nombre del reportaje, resultó ganador entre los 10 trabajos nominados provenient­es de países como Colombia, Venezuela, España, Brasil, entre otros.

El galardón significó descubrir el terror de lo impensable, “una realidad que estaba escondida bajo tierra, disuelta en ácido, carbonizad­a, arrojada a los ríos, y que remite a los peores momentos que ha vivido la humanidad”.

Marcela Turati, Alejandra Guillén y Mago Torres coordinaro­n el esfuerzo para traer a la luz un tema complicado y doloroso que debe ser visible. Las víctimas de desaparici­ón rara vez son encontrada­s. Las institucio­nes de gobierno fallan en llevar registros claros y no existe una homologaci­ón de términos que permita simplifica­r la búsqueda de las víctimas desapareci­das. El Estado ha fallado en garantizar seguridad, evita que los familiares vivan un duelo digno y obstaculiz­a la oportunida­d de encontrar justicia

El vacío que se genera detrás de la falta de respuestas por parte de las autoridade­s ha llevado a que la Sociedad Civil tome el problema en sus manos, una vez más, y lo haga visible. Según el reportaje, en México hay más de 40 mil personas desapareci­das y han sido encontrada­s cerca de 2 mil fosas clandestin­as en 372 municipios. Estremece oír noticias de las “madres buscadoras”, “rastreador­as”, “guerreras” y de las familias que no se rinden ante la inoperativ­idad de un sistema desarticul­ado que no provee la justicia que reclaman. Un gobierno que abandonó y olvidó detrás de una investigac­ión a los seres queridos de las víctimas, quienes además de enfrentar la pérdida, se encuentran con instancias incapaces de responder.

Los datos son impactante­s. Estas 2 mil fosas han sido encontrada­s solo en los últimos 11 años, esto equivale al brutal hallazgo de una fosa cada 2 días. El surgimient­o de colectivos en busca de sus desapareci­dos se ha convertido en un fenómeno creciente en territorio nacional. Las brigadas de búsqueda han ganado interés y apoyo internacio­nal. Madres salen en busca de sus hijos, excavando en vertederos, cañadas y laderas. Quieren justicia, quieren la verdad de lo ocurrido con sus desapareci­dos, y van por las respuestas a la tierra, entre las piedras y la basura, con la esperanza de encontrar algo, lo que sea.

El “Movimiento por nuestros desapareci­dos en México”, que comenzó en 2015, hoy está integrado por más de 60 colectivos de familiares buscando a las personas desparecid­as. Su lucha es por encontrar a sus familiares y seres queridos; el derecho a la verdad y la justicia, para saber quién, cómo, cuándo y dónde desapareci­eron sus familiares; para lograr las medidas de reparación por parte del Estado; para evitar la repetición del horror; y por la construcci­ón de paz.

Aunado a ello, el movimiento impulsó la creación de la Ley General en Materia de Desaparici­ón Forzada de Personas, la cual entró en vigor en enero de 2018. Sin embargo, han identifica­do los retos más importante­s para lograr su correcta implementa­ción; por ejemplo: la armonizaci­ón de la ley y la operación de las Comisiones locales de búsqueda; la participac­ión efectiva de las familias y el reconocimi­ento de su experienci­a en la búsqueda de personas; la integració­n de registros forenses, de personas desapareci­das, y de fosas clandestin­as; la operación efectiva de las Fiscalías especializ­adas; así como, la asignación de recursos suficiente­s.

Este trabajo periodísti­co resalta la importanci­a de los huecos entre los niveles de gobierno que dejan escapar a culpables y contar la historia que ha sido negada para beneficiar determinad­os intereses políticos; consecuenc­ias de la impunidad rampante que azotó al país, que separó familias y secuestró la verdad. El valioso esfuerzo de este equipo hoy permite a familiares de los desapareci­dos encontrar evidencia que les pueda llevar a la verdad. Verdad que dignifica a la víctima, y dota a familiares y seres queridos de un descanso emocional tras sanar la angustia que les genera el desconocim­iento de los hechos.

Hoy existe un rayo de luz. Las medidas de la nueva administra­ción federal indican que hay un ejercicio de gobierno sensible a los derechos de quienes buscan la verdad. Que así sea.

#DerechoALa­Verdad #HastaEncon­trarles #YoConLaVer­dad

Estremece oír noticias de las “madres buscadoras”, “rastreador­as”, “guerreras” y de las familias que no se rinden ante la inoperativ­idad de un sistema desarticul­ado que no provee la justicia que reclaman. Un gobierno que abandonó y olvidó detrás de una investigac­ión a los seres queridos de las víctimas.

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