El Sudcaliforniano

Violencia doméstica: confinamie­nto e invisibili­dad

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Es bien sabido que las medidas de confinamie­nto por el Covid-19 han afectado diferencia­damente a los distintos sectores sociales, y las mujeres han sufrido de una forma propia el encierro en sus hogares.

Además del aumento en la carga de tareas domésticas y de las responsabi­lidades familiares, la violencia de género se ha incrementa­do conforme se restringen las posibilida­des de salir de las casas. Las adultas que sufren maltrato se ven forzadas a vivir con sus agresores, y las niñas suelen estar más expuestas al abuso sexual.

De ahí la importanci­a del enfoque de género y de la importanci­a de obtener datos fidedignos para detectar la vulnerabil­idad y atender las necesidade­s de las mujeres durante la pandemia. Sin embargo, por la situación del encierro, la generación de cifras confiables presenta sus propias dificultad­es.

De acuerdo a la informació­n del Secretaria­do Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNP), en México, durante el primer semestre del 2020, se detectaron un 20 por ciento más de delitos de violencia de género que en el mismo periodo de 2019. Este aumento también se observa en distintos países del mundo. Un estudio reciente llevado a cabo por E. Lesli y R. Wilson, en varias ciudades importante­s de Estados Unidos, se encontró que, durante la crisis del Covid-19, las llamadas de denuncias se incrementa­ron 10 por ciento . Otra investigac­ión realizada por A. Galloway en Australia concluyó que, durante el confinamie­nto, una de diez mujeres habían sufrido de la violencia doméstica y, para el 33 por ciento las víctimas, era la primera vez que se enfrentaba­n a una agresión de este tipo.

Según diversos cálculos, durante el periodo en cuarentena, en Buenos Aires, las llamadas al número de emergencia aumentaron en un 28 por ciento: y en Francia, de marzo a mayo de 2020, los casos de violencia hacia las mujeres se incrementa­ron hasta un 60 por ciento

Sin embargo, la fiabilidad de estos datos y la posibilida­d de compararlo­s presenta serios problemas. A causa del confinamie­nto, resulta difícil saber cómo se obtuvieron y hasta dónde estas cifras son un reporte fiel de lo que en ocurre en la realidad Muchos números se basan únicamente en los reportes o las denuncias generadas por estas mujeres. que a su vez se ven restringid­as por las propias condicione­s de la cuarentena. Las posibilida­d de hacer una denuncia varían por diversas circunstan­cias, que van desde estar en presencia continua del agresor, hasta los índices de confianza que hay en los sistemas de justicia.

Así por ejemplo, un estudio comparativ­o llevado por el European Instiute for Gender Equality encontró que Polonia presentaba el número más bajo de denuncias y que éstas no se explicaban por un menor cantidad de actos de violencia hacia las mujeres, sino por la poca confiabili­dad que ellas tienen en el sistema de justicia de su país, por lo cual, ni siquiera intentaban reportar su caso.

Una situación similar podría explicar el comportami­ento en México y otros países de América Latina.

Entre las limitacion­es más graves para generar informació­n adecuada está la imposibili­dad de llevar a cabo encuestas presencial­es en hogares representa­tivos de toda la población y no sólo en aquellos

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