Igualada cardiaca
UNIVERSITARIAS Y AZULCREMAS ENCONTRARON LOS GOLES SOBRE LA HORA DEL PARTIDO
El cierre del Clásico Capitalino en la Liga Femenil resultó de alarido. Parecía que América se llevaba a casa los tres puntos con una dosis de fortuna, pero en la última jugada, un golazo de Liliana Rodríguez puso justicia en el marcador y decretó el empate a un gol.
Al final, 1-1 y repartición de puntos que mantuvo a las de Coapa entre las primeras cuatro de la general, mientras que las felinas se mantienen en la zona de Liguilla.
La jornada de rivalidad capitalina también alcanzó a la Liga Femenil y Pumas recibió ayer a América, en una edición más de este duelo que en esta categoría también ha entregado encuentros con una rivalidad cada vez mayor.
Cantera fue testigo de un encuentro que resultó intenso y disputado desde que rodó la pelota. De a poco, las felinas fueron soltándose y se quedaron cerca de abrir el marcador, cuando Anisa Guajardo conectó un cabezazo potente dentro del área que tenía sello de gol, pero Renata Maschiarelli tuvo su primera gran intervención.
Las Águilas respondieron con un toque de Cuevas filtrado al movimiento de Jana Gutiérrez, quien se enfiló al área, pero llegó con poco fondo físico.
Para el complemento, las del Pedregal salieron decididas a hacer valer su condición de local y prácticamente se adueñaron del esférico, con un dominio pleno que de no ser por la figura de Maschiarelli, se hubiese reflejado en el electrónico.
Muy cerca del tiempo cumplido, América encontraría el gol mediante Daniela Espinosa en conjunto con la pierna de Gabriela Álvarez, quien en su intento por desviar, cambió la trayectoria. Autogol.
Pumas no daba crédito a lo que pasaba. Dominaron y corrieron con el trámite del juego, pero estaban cerca de una dolorosa derrota. Sin embargo, Liliana Rodríguez tendría la última palabra en el último suspiro del juego. Ileana Dávila la usó como revulsivo en el segundo tiempo a sabiendas de su gran golpeo de balón y este apareció cuando metió un disparo lejano, potente y colocado que fue a meterse en el ángulo superior izquierdo. ¡Golazo!