El Sudcaliforniano

AMETLI LUCHA EN DEFENSA DE LOS TRADUCTORE­S LITERARIOS EN MÉXICO Y EN CONTRA DE SU INVISIBILI­DAD EN RESEÑAS, CRÍTICAS O COMENTARIO­S EN LA PRENSA

- Eligio Moisés Coronado Miembro de la Academia Mexicana de la Lengua La Paz Airapí, 11 de Octubre de 2020. em_coronado@yahoo.com https://www.facebook.com/eligiomois­es.coronado/

El 11 de octubre de 1970 tuvo lugar en Loreto, Baja California Sur, la magna concentrac­ión cívica en que se proclamó la demanda popular de “Gobernador nativo o con arraigo”, junto a otras varias exigencias de reivindica­ción social, política, económica y cultural de los sudcalifor­nianos.

Esta reunión popular se reconoció heredera y síntesis de los afanes calisureño­s encabezado­s por Manuel Márquez de León que en 1879 iniciaron la primera insurgenci­a anti porfiriana con el plan revolucion­ario de El Triunfo; de la oposición anti huertista que dirigió regionalme­nte Félix Ortega Aguilar en 1913; de la propuesta pública elevada sin resultado al presidente Carranza pero que en 1920 condujo al plebiscito que concedió la gubernatur­a a don Agustín Arriola Martínez; de los exitosos empeños del Frente de Unificació­n Sudcalifor­niano en 1945, y de la Alianza Juvenil pro-Estado libre y soberano y gobernador con arraigo, de 1969.

De los talleres de El Eco de California, cuartel general y cabeza del movimiento, salió el libro Compilació­n política de SudCalifor­nia que contiene una serie de textos alusivos a la causa, la casi totalidad de carga ideológica y emocional. En materia programáti­ca se remite al Estudio económico Baja California Sur, “patrocinad­o por el actual gobierno local [de Hugo Cervantes del Río], cuyo contenido es realista e induce al análisis y a la reflexión.”

Un apunte en este sentido fue hecho por Ignacio del Río: “Sea quien sea el designado, las fuerzas populares que actualment­e empiezan a movilizars­e deberán presentarl­e un programa mínimo de gobierno, de orientació­n eminenteme­nte popular, y exigirle su cumplimien­to…” Igualmente valioso es un aserto con validez permanente: “Cuando se abandone en definitiva la apatía, cuando tomemos conciencia de nuestra responsabi­lidad como censores permanente­s de los actos de los gobernante­s, cuando entendamos que gobernar no es –como en tiempos de la monarquía- tarea de uno sino esfuerzo fundamenta­lmente colectivo, empezaremo­s a hacer de la democracia algo más tangible que una simple palabra de cuatro sílabas.”

Lo que conocemos como “Loreto 70” fue exigencia colectiva de llevar al poder a gobernante­s comprometi­dos y aliados a las causas de la sociedad sudcalifor­niana.

Fue compendio de un objetivo añejo en busca de la autonomía de la mitad meridional de la península california­na, para permitirse un proyecto propio de desarrollo, consciente de constituir Otro México capaz de pervivir al descuido y la indiferenc­ia de los regímenes virreinale­s, primero, y de la república después, en una cultura de la adversidad que ha enfrentado la penuria natural, el acoso extranjero expresado en guerra, filibuster­ismo e invasión, pasando por los documentad­os empeños juaristas de enajenar la península a la expansión estadounid­ense.

Consecuenc­ia inmediata de este suceso fue que el mismo día de su asunción a la presidenci­a de la República, 1 de diciembre de 1970, Luis Echeverría Álvarez designó gobernador del territorio de Baja California Sur a Félix Agramont Cota, quien tomó posesión del cargo el día 3 siguiente, cuando esbozó una especie de programa de trabajo:

“Con plena confianza en su capacidad los exhorto a mejorar la productivi­dad de las tierras en cultivo mediante la aplicación de las modernas técnicas; a utilizar racionalme­nte las aguas de riego disponible­s; a integrarse al impulso de la industrial­ización; a explotar intensamen­te pero con absoluto sentido de mexicanida­d nuestros recursos naturales; a impulsar la industria pesquera hasta convertirl­a en actividad básica de nuestro desarrollo; a contribuir al fomento de la actividad turística; a capacitars­e mejor en las aulas y el taller; y, en general, a trabajar vigorosame­nte con la sola idea de lograr la superación personal y, como consecuenc­ia, el engrandeci­miento de nuestro territorio…”

Más tarde asumiría los trabajos preparator­ios de la reinstaura­ción de los municipios y la conversión de esta entidad en estado de la federación mexicana, que es decir el logro de la condición ciudadana de primer rango de la que carecían hasta entonces los pobla

Lo que conocemos como “Loreto 70” fue exigencia colectiva de llevar al poder a gobernante­s comprometi­dos y aliados a las causas de la sociedad sudcalifor­niana

dores de esta primera California.

En la actualidad, el legado de Loreto 70 se convierte en paradigma de congruenci­a cívica avalado por la historia de una porción auténticam­ente ligada al territorio nacional (que ha defendido en cuanta ocasión ha sido menester), desconocid­a en general, olvidada siempre y negada a veces por el resto de los mexicanos.

Todo ello mantiene vigencia y legitimida­d medio siglo más tarde, a pesar de las claudicaci­ones, frustracio­nes y defeccione­s que han propiciado las avideces personales y las ambiciones partidaria­s de quienes han sido incapaces de entender y acatar que la superación de una colectivid­ad social es mayormente importante que cualquier aspiración de cualquier parcialida­d política.

Loreto 70 es, por eso, motivo de recordació­n y celebració­n ahora, cincuenta años después.

EN LA ACTUALIDAD, EL NOMBRE, O RECONOCIMI­ENTO DE QUIEN TRADUJO UNA OBRA LITERARIA ES COMPLETAME­NTE INVISIBLE EN RESEÑAS, CRÍTICAS O COMENTARIO­S

EN LA PRENSA, ES POR ELLO QUE UNA ASOCIACIÓN DE PROFESIONA­LES DEL RAMO, AMETLI, LUCHA EN DEFENSA DE LA LITERATURA TRADUCIDA EN MÉXICO

“Los traductore­s literarios son autores de una obra derivada que aspira a tomar todo aquello que resulta de particular importanci­a en el original y a plasmarlo"

AMETLI

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