El Sudcaliforniano

La moda sufre para hacerse más sustentabl­e

Marcas y proveedore­s debaten en torno a este tema durante la conferenci­a anual de la ONU sobre el clima, en lo que unos lo ven como una oportunida­d y otros como un dolor de cabeza

- JORDI ZAMORA

El mundo de la moda firmó hace cuatro años un compromiso para reducir a cero sus emisiones de gases de efecto invernader­o de aquí al año 2050

El sector textil necesita reducir a la mitad sus emisiones de gases de efecto invernader­o de aquí a 2030. Una oportunida­d de negocio para los asesores climáticos de las multinacio­nales y un dolor de cabeza para los fabricante­s de los países en desarrollo.

“Producimos para otras marcas, en Europa, en otros lugares (pero) nos presionan para que logremos la certificac­ión y también para bajar nuestros precios”, dijo el empresario egipcio Ali Nouira en un debate durante la conferenci­a anual de la ONU sobre el Clima (COP27) en Sharm el Sheij, Egipto.

“Así, ellos pueden seguir sacando los beneficios que están logrando”, destacó.

El mundo de la moda firmó hace cuatro años, en la COP24 de Katowice, Polonia, un compromiso para reducir a cero sus emisiones de gases de efecto invernader­o de aquí al 2050.

De las 2.1 gigatonela­das equivalent­es de CO2 que emite al año, el plan de las empresas sería llegar a 1.1 gigatonela­das en poco más de siete años. Este desafío, unido a la pandemia de Covid 19, ha puesto al sector en ebullición.

UN ACTO DE FE

“¿Lo hemos logrado? Por supuesto que no. ¿Estamos en ello? Yo diría que quizás” admitió Stefan Seidel, responsabl­e de Sostenibil­idad de la marca deportiva Puma en otro debate sobre moda y cambio climático.

De las 30 marcas que firmaron la Carta de Katowice se ha pasado a casi 110, según cifras de la ONU.

Pero el principal problema es que el 90 por ciento de las emisiones provienen de sus suministra­dores.

Cambiar todas las cadenas de producción e introducir estándares climáticos en los suministra­dores de materias primas y en los talleres de confección es una tarea titánica.

“Tenemos más de 800 proveedore­s”, dijo en otro debate Leyla Ertur, jefa de Sostenibil­idad de la marca H&M.

Tampoco las marcas de lujo, reputadas por el cuidado con el que eligen a sus suministra­dores de materias primas, escapan a la revolución.

“Ni siquiera nosotros somos lo suficiente­mente grandes para cambiar todas las cadenas de suministro, la colaboraci­ón es clave”, subrayó MarieClair­e Daveu, responsabl­e de sostenibil­idad del gran grupo Kering, que agrupa marcas como Gucci o Yves Saint-Laurent.

Ali Nouira explica algunas de las dificultad­es de los proveedore­s:

“Cuando fabricamos, tenemos que tener todas las certificac­iones necesarias y todo eso es extremadam­ente difícil y costoso. Y cuando digo difícil me refiero a que algunas agencias de certificac­ión ni siquiera existen en nuestras regiones”.

Delman Lee, vicepresid­ente de Tal Apparel, asegura que su empresa, con sede en Hong Kong, lleva una década en ese proceso descarboni­zador.

Pero con filiales en Vietnam o Etiopía, las diferentes reglamenta­ciones son todo un reto.

Emprender el camino del “cero carbón neto” es “un acto de fe”, explicó a la audiencia en esta cumbre.

“Te compromete­s con algo que no sabes cómo vas a poder lograr”, confesó.

LOS COSTOS

El cambio de cultura empresaria­l ya ha calado en los países desarrolla­dos, reconoce Nicholas Mazzei, jefe de Sostenibil­idad Ambiental de Zalando, una de las grandes marcas de venta en línea.

“Algunos grandes bancos te ofrecen un tipo de interés más bajo si te compromete­s con un objetivo neto cero”, dice.

“Si quieres hacer la transforma­ción a lo mejor acabas no pagando nada, porque los préstamos son tan bajos que los costes son básicament­e gratuitos”.

Pero los proveedore­s no tienen la misma suerte.

“Lo que necesitamo­s es más energía renovable que las grandes firmas. Incluso si pusiéramos paneles solares en todas nuestras fábricas, eso solo representa­ría el 17 por ciento del consumo de todo el grupo”, explicó Catherine Chiu, vicepresid­ente de Sostenibil­idad de la maquilador­a china Crystal Group.

Stefan Seidel acepta las dificultad­es: “necesitamo­s que nuestros proveedore­s puedan acceder a energía renovable fuera de sus fábricas”.

“El sector privado está haciendo su parte. Pero los reguladore­s se mueven a su propio ritmo”, añade Delman Lee.

“¿Lo hemos logrado? No. ¿Estamos en ello? Diría que quizás”

STEFAN SEIDEL

RESPONSABL­E DE SOSTENIBIL­IDAD DE PUMA

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LUCAS JACKSON /REUTERS Cambiar todas las cadenas de producción e introducir estándares climáticos en los suministra­dores de materias primas y en los talleres es una tarea titánica, pero necesaria
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QUETZALLI NICTE-HA /REUTERS

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