En la memoria de la sociedad
sobreviven elementos de la cotidianeidad que se han ido transformando en aras de una siempre modificable realidad, buscando el beneficio y mejora de las condiciones. Quiero pensar que sí. El caso es que, en mi memoria olfativa, como a miles de personas les sucede, viene a la mente el uso de la tractolina, ese combustible rojizo que antecede la experiencia del uso del gas doméstico o LP.
Incluso habrá quienes, quizá personas de mayor edad o bien que emergieron de localidades rurales, en el que el uso de la leña fue la manera de dar cocimiento a los alimentos, antes del uso de las estufas de gas. Obviamente también están las personas, las menos muy probablemente, que solo han conocido la cocción mediante la electricidad.
Viene a colación este ejercicio de la memoria para evocar la situación que vive en este momento la entidad en la insuficiencia de un energético elemental para el funcionamiento de las cocinas de viviendas, restaurantes y otros sitios donde el gas LP es necesario para funcionar.
En temporada casi invernal, el uso del agua caliente evoca esa mejora en las condiciones de vida de las comunidades, pues después de bañarse a jicarazos, con el agua calentada con leña, se popularizó el uso del boiler de gas y en las últimas décadas, la viabilidad del uso del boiler eléctrico, aunque también, en medidas medioambientales, son cada vez más comunes los calentadores solares, muy viables en nuestra zona.
Por supuesto, no se olvida que también hay vehículos que se mueven con gas LP, que es una manera efectiva que, entre varios rubros, beneficia económicamente, pues permite un ahorro de 30% de gasolina, además que tiene un menor incremento en comparación con otros combustibles (gaspasa.com.mx)
Y como reza la máxima, cuando nos falta algo es cuando reconocemos la importancia que tiene. Justo escuchaba ayer en la radio y viendo las redes los clamores por la falta de gas y la manera en que se está racionando la venta en las gaseras de
la entidad, y más cercano, en tortillerías de la ciudad de La Paz que ya están sintiendo los estragos vendiendo productos refrigerados, pues como es sabido esta por restablecerse el arribo vía marítima con el barco Cosalá (El Independiente. 24/11/ 2022), por lo que hay que usarlo sabiamente en casa. Bye buñuelos.
Sí, somos dependientes de los energéticos. Pero unos más que otros, me atrevo a decirlo. Del total de viviendas del país, 12.5% aún cocina con leña o carbón, un dato que ha descendido en una década 2%, y es Chiapas el estado que más lo usa con casi la mitad de las viviendas (49.3%). En nuestra entidad el dato está muy por abajo del nacional, con el 2.8%.
En el desglose estatal, el municipio de Loreto destaca porque en el 6% de sus casas aun se cocina con estos comburentes naturales; le sigue el municipio más poblado del estado, con el 3.1% de sus casas, y en donde menos se utiliza es en el municipio de La Paz, con el 2.2% de las viviendas (INEGI. Censo de Población y Vivienda 2020).
Sin embargo, en los análisis recientes se conoce que una gran parte de la población mundial utiliza leña para cocinar y calentar el hogar, sobre todo en los países en desarrollo con una gran demanda y los combustibles leñosos constituyen probablemente unos dos tercios del consumo en los hogares, lo que lleva a la eficiencia del uso del gas para disminuir las emisiones dañinas para la salud, como el monóxido de carbono (fao.org).
Ya sé, estoy por escuchar el argumento de “la comida cocinada con leña sabe mejor”, coincido, es un umami diferente cuando el alimento sale de un fogón, digo, a falta de gas…
Y como reza la máxima, cuando nos falta algo es cuando reconocemos la importancia que tiene. Justo escuchaba ayer en la radio y viendo las redes los clamores por la falta de gas y la manera en que se está racionando la venta en las gaseras de la entidad, y más cercano, en tortillerías de la ciudad de La Paz que ya están sintiendo los estragos vendiendo productos refrigerados, pues como es sabido esta por restablecerse el arribo vía marítima con el barco Cosalá (El Independiente. 24/11/ 2022), por lo que hay que usarlo sabiamente en casa. Bye buñuelos
¡EYTALE!
L.P. resume el concepto de gas Licuado de Petróleo y ha existido desde los inicios del siglo pasado, al descubrirse como subproducto del petróleo en el año 1900 y empezó a usarse como sustituto de la leña para calefacción y cocción, pero desde 1940 cobró fuerza, principalmente en Europa. Después se fue posicionando sobre el carbón propagándose para uso doméstico con el desarrollo de cilindros (gob.mx). Los tanques de tamaños menores hacen viable un ápice de la modernidad, que hay que decir, ha permitido solventar una cocción eficiente en la vía pública o en lugares remotos. ¿Qué sería una acampada de semana santa en la playa sin una “minita” (tanque de gas pequeño)?