El Universal

El sueño de legalizaci­ón de los jornaleros en EU

La iniciativa que empezará a debatir el Senado en junio ha hecho renacer las ilusiones de un millón de migrantes que se dedican a labores del campo y son indocument­ados

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LOS ÁNGELES.— Durante el último mes, Érika Soto ha mantenido cruzados los dedos más fuerte que nunca. La esperanza de convertirs­e en residente de Estados Unidos ha sido algo a lo que se ha aferrado contra viento y marea desde que cruzó ilegalment­e la frontera de México hace cinco años. Ahora, esa ilusión está un paso más cerca.

Con la aprobación, el pasado martes, del proyecto de reforma migratoria en el Comité Judicial del Senado, esta inmigrante, madre de dos hijos, vuelve a soñar con cosas que hasta ahora le han parecido inalcanzab­les: “Tener la posibilida­d de ir a visitar a mi familia y que puedas regresar a EU a trabajar sería para mí un sueño hecho realidad”, comenta Érika, quien desde que llegó se ha dedicado a recoger fruta en el campo.

De los 1.6 millones de campesinos en EU, un millón de ellos no tienen permiso para vivir y trabajar en el país. Sus familias representa­n 20% de todos los indocument­ados que se podrían beneficiar del plan de reforma migratoria que será debatido por el pleno del Senado en junio.

Como muchos de ellos, Érika llegó con la idea de “ganar suficiente dinero” que le permitiera comprar una casa y regresar a México para ayudar a sus padres. Pero a medida que transcurri­ó el tiempo, los planes de regresar se fueron esfumando no sólo por el temor de no poder volver a entrar a EU sino porque sus hijos se sienten cada vez más apegados al país. “Este es el lugar que ellos consideran su casa”, dice esta madre de 33 años.

“Trabajar como campesina es algo que nunca había considerad­o. Recuerdo mi primer día en el campo. Fue empacando brócoli y estaba lloviendo mucho. Acabé empapada. Al día siguiente me dolía todo el cuerpo y no tenía fuerzas para hacer nada más, ni siquiera para cuidar de mis hijos”.

Las enmiendas al proyecto de reforma migratoria aprobadas por el Comité Judicial del Senado dejan intacta la posibilida­d de que los campesinos sin documentos puedan regulariza­r su situación en el país con vistas a obtener la residencia permanente, a la vez que se conceden proteccion­es laborales contra el abuso y la explotació­n.

Años de fraude

“Todos estos años hemos visto mucho fraude”, comenta María Machuca, portavoz de la Unión de Trabajador­es del Campo (UFW). “Hay organizaci­ones que no están autorizada­s para reclutar a campesinos en el extranjero y los traen aquí engañados. Esta propuesta de reforma contempla mejoras que buscan acabar con el tráfico de humanos para que nadie se aproveche del nuevo sistema de visas de campesinos”.

La propuesta de reforma migratoria espera dar solución también al problema de miles de agricultor­es que cada vez han ido teniendo más dificultad­es para reclutar a trabajador­es. El 61% de las empresas de California experiment­ó escasez de campesinos en sus filas durante la cosecha del año pasado, según una encuesta de la Federación de Agricultor­es. En el 37% de los casos, tuvieron que retrasar o cancelar la recogida de la cosecha por falta de ma-

Una corte federal en Arizona ordenó ayer al controvers­ial sheriff del condado de Maricopa, Joe Arpaio, suspender sus operativos migratorio­s, al dictaminar que son anticonsti­tucionales

El dictamen, emitido por el juez federal G. Murray Snow, precisa que las disposicio­nes de Arpaio a sus no de obra. El problema es similar en otras partes del país.

“No hay forma de que pueda producir y recoger mi cosecha sólo con mano de obra local”, señala Chalmers Carr, dueño de Titan Farms en Carolina del Sur, quien entre 2000 y 2012 ofreció dos mil puestos de trabajo. De las 483 personas que respondier­on a la oferta, 109 nunca se presentaro­n y 321 dejaron el trabajo antes de tiempo. Sólo 31 campesinos terminaron la temporada.

Parte del problema se origina en el mismo programa de visas para campesinos, que sólo otorga 85 mil permisos al año. El Consejo Nacional de Empleadore­s Agrícolas (NCAE) reporta que en 2010 los agricultor­es del país perdieron 320 millones de dólares porque los trabajador­es que habían solicitado a través del actual programa de visas no llegaron a tiempo. Los que llegaron lo hicieron, en su mayoría, 22 días después de que se tenía que haber recogido la cosecha.

“La propuesta de reforma migra-

El 61% de las empresas de California tuvieron escasez de campesinos en sus filas durante la cosecha del año pasado

agentes violan las enmiendas cuarta y décimocuar­ta

El fallo se da luego de que cinco residentes hispanos del condado de Maricopa interpusie­ran desde 2008 una demanda colectiva por violación de derechos civiles, acusando a los agentes de aplicar perfil racial para detener a hispanos e inmigrante­s toria cumple con la urgencia de tener un programa de legalizaci­ón que permita a los campesinos indocument­ados, que son la columna vertebral de la agricultur­a del país, obtener rápidament­e un estatus migratorio legal”, indica Arturo Rodríguez, presidente de UFW.

“Todo el mundo está de acuerdo en que el sistema actual está roto. No funciona para los agricultor­es ni para las personas que quieren venir a EU a trabajar en el campo”, sostiene por su parte Paul Wenger, presidente de la Federación de Agricultor­es de California, para quien las mejoras deben darse en función de las necesidade­s laborales de cada temporada. “Los agricultor­es deben poder contratar a las personas cuando las necesitan y los trabajador­es tienen que poder moverse con libertad de un área a otra según lo requieran las cosechas”.

Además, bajo la nueva propuesta los campesinos podrían reclamar ciertos derechos y mejoras salariales al contar con un permiso de trabajo, además de tener que cobrar todas las horas traba- jadas. “Los patrones toman ventaja de que los trabajador­es son indocument­ados para no pagarles seguro médico y no pagarles el sueldo mínimo. Y los campesinos terminan callando esos abusos porque tienen miedo de que los vayan a deportar”, indica Dolores Huerta, quien confundió la Unión de Trabajador­es Campesinos junto a César Chávez en 1963.

El mismo salario

Yolanda Pérez, campesina y madre soltera con dos hijas, se dedica a la pisca de fruta en Salinas, California. Comenzó a los 23 años y su salario, 11 años después, no ha variado demasiado. En promedio gana unos 15 mil dólares anuales, aunque en la temporada alta llega a trabajar 12 horas al día, incluyendo domingos. UFW señala que un trabajador calificado debería ganar entre 25 mil y 40 mil dólares al año.

“Este es un trabajo muy pesado. Hay compañías donde los mayordomos no te dejan ni siquiera ir al baño. Por eso necesitamo­s esta reforma, porque va a suponer mejores proteccion­es para todos”, sostiene Yolanda.

“Cuando los patrones quieren que se recoja la cosecha rápida, no dejan tomar agua o la ponen muy lejos para que no se pierda tiempo en ir a buscarla”, detalla Fernando Benítez, quien llegó de México para trabajar en el campo, aunque en su caso está sindicaliz­ado. “A la hora de comer, muchos apenas van sacando su almuerzo cuando ya los llaman de regreso a trabajar”.

Fernando se convirtió en padre por segunda vez hace tres meses. Su hijo mayor tiene tres años y Fernando espera que ambos puedan ir a la universida­d. Él está dispuesto a trabajar en el campo todo el tiempo que haga falta, como ha hecho los últimos 15 años. Parte de su compromiso es que los campesinos sin papeles no sean explotados, y confía en que la reforma migratoria allane el camino para lograrlo.

Sin embargo, aún no hay nada escrito. Aunque la propuesta ha obtenido luz verde en el Comité Judicial del Senado, debe ser el pleno el que la autorice antes de pasar a la Cámara de Representa­ntes. Durante el proceso, se espera que surjan enmiendas que podrían retocar la propuesta original del texto.

Los campesinos mantienen la esperanza de lograr el permiso de residencia. Pero mientras eso sucede, los agricultor­es temen por su cosecha. El 22% dejó de sembrar parte de sus terrenos el año pasado ante el temor de que este verano tampoco haya suficiente­s trabajador­es para recogerla. “Los agricultor­es han hecho esfuerzos repetidame­nte para contratar a personas dentro del país, pero está claro que en el futuro inmediato vamos a seguir dependiend­o de las personas de otros países para hacer la mayoría del trabajo”, apuntan desde la Federación de Agricultor­es de California.

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JUNTOS. Érika Soto, con sus hijos Alfredo (5 años) y Fernanda (11 años). Ella trabaja recogiendo fruta en el campo, en California. Ella ansía visitar a su familia en México

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