Suplementos culturales, los semilleros de figuras
Estos espacios han sido talleres y páginas de experimentación CONFABULARIO SEGUNDA ÉPOCA
Con una larga tradición en la historia del periodismo, los suplementos culturales en México han funcionado, según las voces de sus protagonistas y críticos, como tribuna desde donde se lanzan los nuevos escritores, como espacios de experimentación de diversos géneros como la reseña, la crítica, el ensayo, el cuento o la poesía, así como semilleros de grandes plumas.
La existencia de estos espacios periodísticos, en donde se han formado grandes figuras de la literatura y la plástica mexicana, como Octavio Paz, Carlos Fuentes, Carlos Monsiváis, José Emilio Pacheco, José Luis Cuevas y Vicente Rojo, cobran importancia porque también son enormes promotores de la cultura, opina Elena Poniatowska, una de las escritoras que se inició en las páginas del suplemento cultural de referencia, México en la Cultura, dirigido por Fernando Benítez, el gran promotor de la cultura y de los escritores mexicanos de la segunda mitad del siglo pasado.
“Desde ahí, como escritores, podemos impulsar los primeros cuentos y ahí tienen acceso muchos poetas, ensayistas. Es un semillero de nuevas figuras y de lo que nosotros podemos darle a nuestra cultura”, comenta en entrevista la autora de Leonora y La noche de Tlatelolco.
La periodista lamenta que actualmente en México no existan muchos suplementos culturales de calidad, ya que además de ser espacios de formación, funcionan como promotores de la cultura.
En México, reitera el ensayista, escritor y crítico literario Emmanuel Carballo, los suplementos culturales han sido la tribuna de los nuevos escritores. “Es la antesala del libro, muchas veces los escritores publican primero en los suplementos y si tienen éxito en el público van a las editoriales para publicar un libro. Han sido un espacio fundamental para la literatura mexicana”, dice.
Además, explica Carballo, quien ha sido colaborador en múltiples revistas y suplementos culturales, son punta de lanza para las nuevas generaciones. “Los jóvenes hemos sido miembros de los comités de redacción y cuando crecemos somos críticos de los suplementos”, dice.
Espacio para la literatura
La investigadora Irma Elizabeth Gómez Rodríguez, del Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la UNAM (IIB), recuerda que desde el siglo XIX la prensa fue el único medio en el que los escritores e intelectuales mexicanos encontraron, además de una forma de subsistencia, la oportunidad de difundir sus obras, sus ideas y críticas al sistema políti-
En su primera época el suplemento cultural fue dirgido por el periodista Héctor de Muleón. En cuatro años logró publicar 210 números y fue “un punto de encuentro entre el presente y la tradición, un lugar de ventanas abiertas donde se rindió culto al diálogo, el debate y la conversación”.
El primer número, que será monográfico, presentará una “Geografía de Carlos Fuentes”. Héctor Aguilar Camín, Gonzalo Celorio, Juan Ramón de la Fuente, co de la época. “La gran importancia de todas estas secciones dedicadas a la cultura es que fueron un espacio de formación de escritores, porque en ellos se podía experimentar con géneros que llegaban desde el extranjero, en esos suplementos es donde se aclimataron los géneros nuevos y eso hace que avance la lite- Hernán Lara Zavala, Vicente Quirarte Federico Reyes Heroles y María Cristina García Cepeda escriben sobre el autor mexicano cuyo primer aniversario luctuoso se cumplió este 15 de mayo. El número estará ilustrado con algunas de las imágenes de la muestra sobre el escritor que se exhibe actualmente en el Palacio de Bellas Artes.
El suplemento cultural estará formado por cuatro grandes secciones: Ficciones: Reflexiones, Conexiones y Miradas, en las que se publicarán cuentos, poemas, ensayos, crónicas, reportajes y críticas sobre literatura, artes visuales, cine de autor, música, televisión cultural y artes escénicas. ratura en México, como fue el caso de la Revista Azul, un suplemento del periódico del Partido Liberal, totalmente porfirista, y que sin embargo tenía a autores de la talla de Manuel Gutiérrez Nájera”, dice.
Desde los comienzos del periodismo mexicano, añade Gómez Rodríguez, los suplementos culturales han otorgado sus páginas a la experimentación. “Fueron un motor de especialización del literato, porque antes de que la prensa se fuera industrializando y especializando, el literato escribía de todo. Así van surgiendo figuras como el reportero, y el literato comienza a dedicarse más a la creación literaria, que a la opinión”, concluye.