No te pierdas el homenaje al autor de “Aura”
Carlos Fuentes, desde una fotografía que lo muestra maduro y elegante, parecía mirar a Silvia Lemus, su viuda, quien aceptó subir al escenario para posar al lado de la imagen, durante el homenaje que le rindió la Academia Mexicana de la Lengua a un año de la muerte del autor, quien fue académico honorario de esa institución.
El pasado jueves por la noche, en el Auditorio del Museo Rufino Tamayo, Gonzalo Celorio, Hugo Gutiérrez Vega e Ignacio Padilla, representantes de tres generaciones que convivieron con el intelectual mexicano, trazaron líneas y rutas de acercamiento a Carlos Fuentes, hablaron de su gran inteligencia, de su calidad literaria, de su don de mundo, de su cercanía con el cine, del mundo del terror que no esquivo, de su pasión por la ficción y su gran actitud ante los jóvenes escritores.
Ignacio Padilla, “el chamaco de la Academia Mexicana de la Lengua”, con su capacidad l i ngüística, humor y sátira celebró los años compartidos con Fuentes, el acercamiento que tuvo con él gracias a Silvia Lemus; lo recordó enorme, dicharachero, maestro de los de su generación.
Dijo que Carlos Fuentes fue un hombre “que estuvo, desde el principio, profundamente seguro de su vocación, un hombre que hasta el final de sus días fue consciente y orgulloso de ser él mismo una profecía autocumplida a fuerza de pura necedad creadora”.
Ignacio Padilla celebró la decisión de Fuentes de ser un escritor total desde una edad muy temprana, dijo que fue una declaración de principios y una resignación. “Al construir su literatura y al construirse con ella para alcanzar dimensiones gigantescas Fuentes queda como ejemplo de la nitidez que ciertas vocaciones literarias pueden y deben ser reconocidas desde su punto de partida, aún a despecho de cualquier adeversidad, y aún a despecho de uno mismo”.
El poeta Hugo Gutiérrez Vega dijo que Fuentes “fue uno de nuestros escritores mayores, un mexicano ej emplar y un hombre del mundo, con él vivimos momentos de inspiración renacentista, nos enamoramos del idioma y renovamos nuestro compromiso con las palabras, con el verbo que era y es ‘En el principio…’”.
Gonzalo Celorio dijo que Fuentes fue un espíritu renacentista encarnado en el siglo XX y que nada humano le fue ajeno. Celorio celebró la gran capacidad de trabajo de Fuentes, su disciplina, fecundidad, pasión política, templanza crítica y curiosidad siempre niña.
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la anécdota tenga más peso que en los otros dos “aunque la historia ha sido algo muy importante para mí”, señala el narrador.
Historias marginales
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