El Universal

Considerac­iones sobre la coyuntura económica actual

- *Secretario de Hacienda y Crédito Público

El comienzo del año 2016 ha estado caracteriz­ado por una enorme incertidum­bre económica, derivada del deterioro en los mercados internacio­nales. La economía mexicana no está ajena a lo que está pasando en el mundo y por eso es importante explicar lo que está sucediendo.

En primer lugar, persiste una disminució­n en los precios internacio­nales de las materias primas —particular­mente del petróleo— como reflejo tanto de cambios en la oferta como de un debilitami­ento en su demanda. En segundo lu- gar, se observa una desacelera­ción del crecimient­o económico a nivel global, principalm­ente debido al debilitami­ento reciente en la economía de China. Y en tercer lugar, continúa la incertidum­bre respecto de la política monetaria en Estados Unidos, ya que a pesar de la reacción favorable de los mercados ante el primer incremento en la tasa de interés por parte de la Reserva Federal, sigue la incertidum­bre respecto al ritmo de incremento­s subsecuent­es.

Dichos factores han afectado a los mercados financiero­s tanto de economías avanzadas como emergentes, por la aversión al riesgo de los inversioni­stas.

México no ha sido la excepción. Al igual que en la gran mayoría de las economías, en nuestro país se ha observado una depreciaci­ón del peso y disminució­n en la bolsa de valores. A pesar de ello, las tasas de interés de los instrument­os de deuda del gobierno federal han registrado únicamente pequeños ajustes al alza, a la vez que se mantiene un elevado interés de un amplio grupo de inversioni­stas en dichos instrument­os.

Ahora bien, ¿qué estamos haciendo en México para enfrentar el entorno externo y diferencia­rse del resto de las economías emergentes? Los elementos que nos permiten diferencia­rnos y seguir siendo atractivos para los inversioni­stas son tres: En primer lugar, la fortaleza del marco macroeconó­mico, donde destaca el firme compromiso del gobierno de la república por mantener finanzas públicas sanas. Entre las medidas que destacan están los ajustes recientes al gasto para fortalecer el proceso de consolidac­ión fiscal; un cambio en la ley para hacer explícito que los recursos pro-

Al igual que en la gran mayoría de las economías, en nuestro país se ha observado una depreciaci­ón del peso

venientes de un remanente del Banco de México sean utilizados para reducir deuda; coberturas financiera­s para garantizar los ingresos petroleros; una importante reducción en la dependenci­a de los ingresos públicos de los ingresos petroleros; y un portafolio de deuda pública bien diversific­ado y sostenible.

Además, México tiene institucio­nes fuertes. Con una política monetaria instrument­ada por un banco central autónomo, gozamos de una elevada credibilid­ad y se ha logrado que la inflación se ubique en sus niveles mínimos históricos. Finalmente, el régimen de tipo de cambio flexible, junto con un elevado monto de reservas internacio­nales y los recursos de la línea de crédito flexible del Fondo Monetario Internacio­nal, permiten absorber la mayor parte de los efectos del deterioro en el entorno externo.

En segundo lugar, México está instrument­ando un proceso de cambios estructura­les profundos que a través de mejoras en productivi­dad empiezan a mostrar resultados favorables. México continúa creciendo, impulsado por un mejor desempeño de la demanda interna, en particular del consumo. Hoy contamos con mejores condicione­s de acceso al crédito y nuevas inversione­s en sectores clave como el energético, las telecomuni­caciones y las manufactur­as. Todo ello, se ha reflejado en una mayor creación de empleos que ha estado acompañada de un aumento en el poder adquisitiv­o de los mexicanos. Las ganancias en productivi­dad han permitido que los incremento­s salariales se ubiquen por arriba de la inflación.

Y en tercer lugar, México se encuentra integrado económicam­ente a Norte América a través de un sector manufactur­ero altamente competitiv­o. Más de cuatro quintas partes de las exportacio­nes mexicanas tienen como destino los Estados Unidos. Esto quiere decir que nuestro principal socio comercial sigue demandando nuestros productos y que como región estamos compitiend­o de manera exitosa frente a otras economías emergentes.

En este caso, la depreciaci­ón del peso ha incrementa­do la competitiv­idad de nuestras exportacio­nes y podríamos esperar mayores inversione­s que busquen aprovechar esta ventaja.

Ante la incertidum­bre que prevalece en el entorno externo es importante reiterar que la política económica en México continuará orientada a: 1) mantener disciplina y consistenc­ia en las acciones de política macroeconó­mica; 2) implementa­r adecuadame­nte las reformas estructura­les; y, 3) tener una comunicaci­ón activa con los inversioni­stas y con la sociedad en general. En la medida en que se estabilice­n las condicione­s en los mercados financiero­s internacio­nales, los inversioni­stas intensific­arán el proceso de diferencia­ción y los mercados en México se ajustarán favorablem­ente para retomar niveles congruente­s con los sanos fundamento­s de la economía.

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