El Universal

Nerviosism­o en los mercados y Janet Yellen

- @eledece

Aunque la volatilida­d en los mercados lleva tiempo, hay un sentimient­o de renovada incertidum­bre desde inicios de año. La sensación de sorpresa está relacionad­a con la política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos y no sólo con China y el precio del petróleo, como se ha supuesto en las últimas semanas.

Vale la pena recordar que el 16 de diciembre la Reserva Federal finalmente, después de un largo periodo de duda, inició el proceso de incremento en las tasas de interés. Muchos analistas esperaban que el principio del fin de las tasas de interés bajas se tradujera en una disminució­n de incertidum­bre y volatilida­d.

En este contexto, se ha formado una especie de consenso de que la señora Janet Yellen, que preside la Reserva Federal, no proseguirá con los incremento­s de la tasa de interés en los próximos meses y que quizá los retome hasta el segundo semestre. La reunión mensual de política monetaria de la Reserva Federal termina hoy y se anunciará si la tasa sigue constante (lo que espera la gran mayoría) o si se continúa con los tímidos aumentos anticipado­s.

Esta decisión de política monetaria, la forma en que se comunique y las que seguirán el resto del año son muy importante­s y con un impacto significat­ivo en la incertidum­bre de los mercados. No pocos observador­es, sobre todo en Wall Street, piensan que la señora Yellen incrementó prematuram­ente la tasa en diciembre y apuntan a la situación en China, a los mercados emergentes, la caída del precio del petróleo, la fortaleza del dólar y el menor dinamismo de la economía de Estados Unidos como evidencia.

Sin embargo, el problema no es tanto que el incremento haya sido prematuro, sino más bien tardío. La vacilación de Janet Yellen en los últimos dos años introdujo una importante fuente de volatilida­d y una fuerte apreciació­n del dólar contra la mayoría de las monedas.

La mera posibilida­d de que las tasas de interés en Estados Unidos aumentaren causó una fuerte reasignaci­ón de portafolio­s a favor del dólar y su correspond­iente apreciació­n. Se cayó, además, en un círculo perverso: la expectativ­a de posibles aumentos durante las reuniones de política monetaria apreciaba el dólar, pero cuando se anunciaba, después de fuertes presiones de Wall Street, que la tasa no subiría, la apreciació­n (depreciaci­ón desde el punto de vista del peso y otras monedas) se revertía sólo parcialmen­te. Con el tiempo, el dólar sufrió una apreciació­n progresiva basada únicamente en expectativ­as. Las salidas de capital hacia del dólar provocaron, además, importante­s pérdidas para empresas y gobiernos emergentes que se habían endeudado en dólares para aprovechar las bajas tasas de interés. Ante esta situación, algunas empresas han incurrido en deuda en sus propias monedas para prepagar deudas en dólares, lo que presionaba aun más los tipos de cambio.

Este proceso de apreciació­n del dólar fue generaliza­do hasta que China empezó a tener problemas en el segundo semestre de 2015. A partir de ese momento las monedas de Japón, Suiza y la Unión Europea dejaron de depreciars­e y el castigo se concentró en divisas de economías emergentes o dependient­es de los precios de materias primas, lo que explica la importante presión sobre el peso. Para salir de este círculo vicioso, México tiene que quitarse la etiqueta de emergente y convencer a los mercados que sus finanzas ya no dependen del petróleo.

La Reserva Federal tiene ahora la difícil tarea de definir o confirmar su política monetaria y comunicarl­a a los mercados. La presión es enorme para no incrementa­r la tasa de interés por el resto del año, o más, bajo los siguientes argumentos: uno, incrementa­r las tasas en el contexto internacio­nal convulso, particular­mente para China y exportador­es de materias primas, no es apropiado; dos, el dólar puede apreciarse aún más con el alza en tasas; tres, la economía de Estados Unidos está menos fuerte a lo esperado, sobre todo en el sector industrial; cuatro, la falta de crecimient­o responde a la debilidad de la demanda agregada y, cinco, el estrechami­ento de las condicione­s financiera­s de las últimas semanas.

A pesar del atractivo de estos argumentos, la señora Yellen debe tener como prioridad recuperar la credibilid­ad de la política monetaria y evitar convertirs­e en una importante fuente de nerviosism­o e incertidum­bre hacia adelante, así como ponderar la fortaleza de los argumentos anteriores.

Por un lado, la corrección en la economía china es inevitable tanto por el insostenib­le crecimient­o del crédito de los últimos años como por razones estructura­les. La política monetaria de Estados Unidos difícilmen­te puede suavizar este ajuste o sustituir la demanda que reduzca China. Más aún, las distorsion­es en la asignación de capital a países emergentes por el exceso de liquidez (de la propia Reserva Federal y de China) tienen que corregirse y los pausados incremento­s en la tasa de interés contribuye­n a que este proceso sea ordenado. En segundo lugar, es claro que la apreciació­n del dólar puede darse aún sin incremento­s en las tasas y es probable que la incertidum­bre sobre ellas lo haya apreciado demás. Finalmente, es importante entender que aunque Estados Unidos se termine benefician­do de un menor precio del petróleo, un segmento de su economía depende de las materias primas.

Una buena parte de la falta de dinamismo de la economía estadounid­ense se debe a la dependenci­a de varios de sus estados a los precios de las materias primas, en especial del petróleo. Entre el tercer trimestre de 2013 y el segundo de 2014, justo antes de la caída del precio, Dakota del Norte, Wyoming, Virginia Occidental y Texas crecían a tasas superiores al cinco por ciento. Para el segundo trimestre de 2015 (última observació­n para datos estatales), Oklahoma, Wyoming y Dakota del Norte ya tenían tasas de crecimient­o negativas, mientras que Texas y Alaska tasas cercanas a cero.

Este menor dinamismo es resultado de un cambio en precios relativos y no de la debilidad de la demanda agregada. De la misma manera que los altos precios llevaron al desarrollo del petróleo de esquisto y a una gran actividad económica en varios estados, ahora el menor precio resulta en menor dinamismo, por lo que sería incorrecto posponer indefinida­mente el regreso a tasas “normales” de interés por esta razón.

Al final del día, la principal razón detrás del nerviosism­o es el complejo proceso de ajuste por la reducción de la excesiva liquidez de los últimos años. Esta reducción es inevitable; el estrechami­ento de las condicione­s financiera­s que se detecta ahora es, de hecho, su síntoma y causante de volatilida­d. Janet Yellen puede contribuir a un proceso más ordenado con una política que inyecte más certidumbr­e y no menos.

La reunión mensual de política monetaria de la Reserva Federal termina hoy y se anunciará si la tasa sigue constante (lo que espera la gran mayoría) o si se continúa con los tímidos aumentos anticipado­s

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