“Es más la afectación sicológica que la física”
Más allá de lo físico, para Ivonne Lugo el proceso de recuperación en el ámbito sicológico ha sido el más complicado.
La enfermera Lugo, con 23 años en el sector salud, sobrevivió tras quedar atrapada bajo los escombros del hospital Materno Infantil de Cuajimalpa luego de la explosión provocada por una pipa de gas.
De aquel 29 de enero de 2015 a la fecha ha caminado cuesta arriba, pero con ayuda de expertos recobró la seguridad en sí misma, superó el impacto y el luto por el incidente en el que murieron cinco personas.
“Sí estoy segura de que quiero regresar y que me voy a seguir desempeñando como lo hice, con responsabilidad”, dice junto a su hija Ivonne, que está por entrar a la universidad, aunque añade que requerirá más tiempo para sentirse lista de integrarse a un área de atención a recién nacidos.
Con ayuda superó el impulso de llorar al escuchar una ambulancia o las náuseas al ver una pipa de gas, así como una sensación de culpa por el fallecimiento de dos bebés, a pesar de no haber causado el estallido.
En el plano físico sufrió golpes en el brazo derecho que a la fecha provocaron la aparición de unos quistes que se deben extirpar; también las rótulas de ambas piernas quedaron fuera de lugar, lo que le complicaba caminar o hincarse, actividades que ha retomado gradualmente con rehabilitación.
Sin embargo, aún no puede caminar distancias largas o por un tiempo prolongado.
“Me gustaba mucho caminar, andar de arriba abajo, ahora no puedo hacer muchas de esas cosas, pero quiero volver a ser activa como antes”, explica.
Ivonne aclara que ella ni ninguna enfermera se volvieron millonarias a partir de la explosión, como lo sugieren algunos rumores, y refiere que le parece extraño que se demoliera el hospital de Cuajimalpa el mismo día del estallido.