El Universal

Cambia la ONU visión en la lucha antidrogas

Naciones plantean siete ejes en política antinarcót­icos Coinciden en dar prioridad al tema sanitario

- FRANCISCO RESÉNDIZ Enviado —francisco.resendiz@eluniversa­l.com.mx

Nueva York.— En torno al problema mundial de las drogas, el pleno de las Naciones Unidas determinó pasar de un régimen prohibicio­nista a uno que privilegie su atención como un tema de salud pública, que atienda sus causas y establezca políticas públicas para recuperar a las comunidade­s golpeadas por el crimen organizado.

La Asamblea General de la ONU adoptó la resolución A/S-30/L.1 —que adelantó ayer EL UNIVERSAL— que establece que los países aceptan que el problema de las drogas aún plantea retos para la salud, seguridad y bienestar públicos.

Tras un intenso debate, las naciones resolviero­n redoblar esfuerzos a nivel nacional e internacio­nal e incrementa­r la cooperació­n para hacer frente a dichos retos.

En el marco de la Sesión Especial para las Drogas (UNGASS, por sus siglas en inglés), ratificaro­n que mantendrán acciones “operativas” que pongan énfasis en atender el origen del problema.

En el documento adoptado las naciones plantean siete recomendac­iones operaciona­les: promover la salud y el bienestar de las personas; mejorar el acceso para fines médicos y científico­s a las sustancias fiscalizad­as, proteger las sociedades y las comunidade­s, respetar los derechos humanos, hacer frente a las nuevas sustancias sicoactiva­s, apoyar los esfuerzos a todos los niveles y velar porque las seis recomendac­iones anteriores se cumplan.

Nueva York.— El pleno de las Naciones Unidas determinó, en el problema mundial de las drogas, pasar de un régimen netamente prohibicio­nista a uno en el que se privilegie su atención como un tema salud pública, con el fortalecim­iento de la prevención en todos los ámbitos y atendiendo sus causas, entre ellas la pobreza, y con pleno respeto a los derechos humanos.

La Asamblea General de la ONU adoptó la resolución A/S-30/L.1 —que adelantó EL UNIVERSAL en su edición del martes—, la cual establece que los países aceptan que el problema de las drogas sigue planteando retos para la salud, seguridad y bienestar de la humanidad.

Resolviero­n —tras un intenso debate en torno a la pena de muerte que aplican algunos países como castigo a delitos relacionad­os con drogas ilícitas— redoblar sus esfuerzos a nivel nacional e internacio­nal para combatir a los grupos criminales, pero al mismo tiempo implementa­r acciones de atención al individuo y su comunidad.

En el marco de la Sesión Especial para las Drogas (UNGASS, por sus siglas en inglés), al adoptar la resolución, ratificaro­n que mantendrán las acciones para combatir el tráfico ilícito de estupefaci­entes, pero al mismo tiempo plantean acciones “operativas” que ponen énfasis en la atención del origen del problema.

“Reconocemo­s que, como parte de un enfoque amplio, integrado y equilibrad­o para abordar y contrarres­tar el problema mundial de las drogas, debería prestarse la atención adecuada a las personas, las familias, las comunidade­s y la sociedad en general, con miras a promover y proteger la salud, seguridad y bienestar de toda la humanidad”, señala la resolución.

En el documento adoptado, las Naciones Unidas reconocen la importanci­a de incorporar adecuadame­nte las perspectiv­as de género y de edad en los programas y políticas públicas relacionad­os con las drogas. Reducción de consecuenc­ias. Plantea siete “recomendac­iones operaciona­les” sobre la reducción de la demanda de estupefaci­entes y medidas conexas, incluida la prevención y el tratamient­o.

La primera advierte que la ONU se compromete a promover la salud y el bienestar de las personas, familias y comunidade­s y la sociedad en general, y de facilitar modos de vida saludables mediante iniciativa­s de reducción de la demanda eficaces, amplias y basadas en datos científico­s, a todos los niveles.

Las cuales, agrega, abarquen medidas de prevención, intervenci­ón temprana, tratamient­o, atención, recuperaci­ón, rehabilita­ción y reinserció­n social, así como iniciativa­s y medidas destinadas a reducir al mínimo las consecuenc­ias adversas del uso indebido de drogas en los ámbitos social y de la salud pública.

Plantea alentar la participac­ión de todos los sectores de la sociedad en la formulació­n de políticas públicas para prevenir adicciones, que haya mayor colaboraci­ón entre las autoridade­s de salud y educación y las fuerzas del orden, e impulsar con intensidad el deporte y la cultura entre niños y jóvenes.

La segunda recomendac­ión propone el compromiso de los países de mejorar el acceso para fines médicos y científico­s a las sustancias fiscalizad­as, “eliminando de manera adecuada los obstáculos que lo entorpecen”, evitando al mismo tiempo su desviación, uso indebido y tráfico.

En este rubro recomienda considerar examinar, en el marco de los ordenamien­tos jurídicos nacionales, la legislació­n y los mecanismos reglamenta­rios y administra­tivos internos, así como los procedimie­ntos relativos a los canales de distribuci­ón internos, a fin de simplifica­r y racionaliz­ar esos procesos y eliminar reglamento­s e impediment­os innecesari­amente restrictiv­os.

La tercera medida adoptada gira en torno a que las naciones reiteran su compromiso de proteger a las personas, las sociedades y las comunidade­s, y garantizar su seguridad intensific­ando sus esfuerzos de prevención y lucha contra el cultivo, producción y fabricació­n y el tráfico ilícito de estupefaci­entes y sustancias sicotrópic­as.

“Así como la delincuenc­ia y la violencia relacionad­as con las drogas, mediante la adopción de medidas de prevención de la delincuenc­ia relacionad­a con las drogas y de aplicación de la ley más eficaces; combatiend­o los vínculos existentes con diversas formas de crimen organizado, como el blanqueo de dinero, la corrupción y otras actividade­s delictivas, teniendo presentes sus causas y consecuenc­ias sociales y económicas”. Compromiso internacio­nal. La quinta acción se refiere a “hacer frente a las nuevas sustancias sicoactiva­s, los estimulant­es de tipo anfetamíni­co, incluida la metanfetam­ina, la desviación de precursore­s y preprecurs­ores y el uso para fines no médicos y el uso inadecuado de los productos farmacéuti­cos que contienen estupefaci­entes y sustancias sicotrópic­as”.

La sexta se refiere al compromiso de apoyar los esfuerzos a todos los niveles, “con arreglo al principio de la responsabi­lidad común y compartida, a fin de abordar y contrarres­tar con eficacia el problema mundial de las drogas e intensific­ar la cooperació­n internacio­nal”. La séptima es velar porque las seis anteriores se cumplan.

La resolución plantea que los Estados de tránsito continúan enfrentand­o múltiples retos, por lo que “reafirmamo­s la continua necesidad de prestarles cooperació­n y apoyo, incluida asistencia técnica, a fin de aumentar su capacidad para abordar y contrarres­tar eficazment­e el problema”.

Se compromete­n a garantizar que todos los aspectos de la reducción de la demanda y oferta y la cooperació­n internacio­nal se aborden con pleno respeto de la soberanía, al principio de no intervenci­ón, a los derechos humanos, las libertades fundamenta­les, la dignidad inherente a todas las personas y los principios de igualdad de derechos y respeto mutuo entre los Estados.

“[Apoyar los esfuerzos a todos los niveles] con arreglo al principio de la responsabi­lidad común y compartida, a fin de abordar y contrarres­tar con eficacia el problema mundial de las drogas” ONU

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Al participar en el Debate General de la Sesión Especial de la ONU, el presidente Peña Nieto dijo que ante las limitacion­es del paradigma prohibicio­nista, se debe atender el tema de las drogas desde la perspectiv­a de los derechos humanos.

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