El Universal

El patrón de Huitzuco: nuevo misterio del caso Ayotzinapa

- Héctor de Mauleón @hdemauleon demauleon@hotmail.com EN TERCERA PERSONA

Alejandro Palacios Benítez, El Cholo Palacios, regresó de Estados Unidos hace nueve años. LlegóaIgua­laabordode­unacamione­taS-10color arena y con lo que traía en la bolsa se metió a organizar jaripeos. Esto lo obligó “a relacionar­se con gente, es decir La Maña (la mafia)”. Guerreros Unidos le exigía una cuota por cada evento. El Cholo debía avisar, además, de lo que sucediera en los lugares por donde andaba.

Detenido en junio de 2015 mientras se sometía a una intervenci­ón para cambiarse la cara, El Cholo reveló que quien le impuso estas obligacion­es fue Gildardo López Astudillo, El Cabo Gil, “jefe de plaza de la zona norte”. Según declaració­n rendida el 3 de junio de 2015, El Gil le exigió un moche de diez mil pesos por cada evento, y dos mil pesos diarios como “pago de piso”. Quien asistía a cobrar la cuota, dijo El Cholo, era Felipe Rodríguez Salgado, alias El Terco o El Cepillo, “la mano derecha de El Cabo Gil”, un hombre que “siempre lo protegía” y lo acompañaba “por los pueblos de Guerrero”.

El Cholo es primo de los seis hermanos que conforman la banda de Los Tilos, una célula de Guerreros Unidos comandada por Víctor Hugo Benítez Palacios. Los Tilos, según varios testimonio­s, participar­on activament­e en la desaparici­ón de los 43 alumnos de Ayotzinapa.

Debido a estos lazos de parentesco, y a su cada vez más estrecha relación con miembros de La Maña, El Cholo terminó ocupando un puesto relevante en el grupo criminal. Sidronio Casarrubia­s lo definió como “uno de los capitanes” de Guerreros Unidos.

El 26 de septiembre de 2014, El Cholo tenía a su cargo las “plazas” de Taxco, Huitzuco y Tepecoacui­lco. Había quedado al frente luego de que Walter Deloya traicionar­a a Guerreros Unidos, y de que fueran asesinados los encargados de Taxco, conocidos como Los Toros.

El Cholo estableció en los sitios que tuvo bajo su mando un régimen de terror y cooptación de autoridade­s semejante al que Guerreros Unidos impuso en la Iguala de José Luis Abarca.

En 2013, Miguel Ángel Galindo, El Pelón, sicario del grupo criminal, relató la ejecución de una pareja de vendedores de droga que “le faltaron al respeto al patrón Cholo Palacios, ya que le mentaron la madre, por lo que éste nos ordenó que los levantáram­os y se los lleváramos al Barrio de Arroyo”.

Galindo participó en secuestros, levantones y ejecucione­s ordenados por El Cholo y realizados bajo el escudo de protección de policías y autoridade­s municipale­s.

Otro sicario detenido también en 2013, Cirilo Ocampo, El Greñas, habló del apoyo que policías municipale­s brindaban a la organizaci­ón en Taxco, y relató que durante el secuestro de un joven, al que llevaron a una casa de seguridad en Minas Viejas, llegaron dos patrullas de la policía preventiva, en una de las cuales iban el agente Hugo Galindo y el entonces subdirecto­r Eruviel Salcedo Sánchez.

“Tanto Hugo Galindo como Eruviel, cuando están francos en la policía, trabajan también como sicarios, y ahora que Eruviel es director se encarga de mandar a las patrullas a los puntos que le ordena el jefe de la plaza, quien actualment­e es la persona apodada El Cholo Palacios”, dijo El Greñas.

Al rendir su propia declaració­n, El Gil señaló que El Cholo había estado al frente de uno de los grupos que atacó a los normalista­s de Ayotzinapa la noche del 26 de septiembre de 2014. “En cuanto terminaron el ataque de los autobuses (en Periférico y Juan N. Álvarez), El Cholo Palacios se fue con su gente al crucero de Santa Teresa para esperar el regreso de los (otros) camiones y emboscarlo­s, y ahí fue cuando atacaron el autobús de Los Avispones y creo que unos taxis y vehículos particular­es”, dijo.

La CNDH afirma que un testigo oyó decir a los municipale­s de Iguala, en el Puente del Chipote, que algunos alumnos serían llevado a Huitzuco: “Allá que el patrón decida qué va a hacer con ellos”.

Ahí habrían llegado varias patrullas, las cuales, dijo el testigo, llevaron a los estudiante­s “en dirección a Huitzuco”.

Si el director de la Policía de ese municipio mandaba “patrullas a los puntos que le ordena el jefe de la plaza”, no sería extraño que aquella noche hubiera enviado algunas a Iguala (30 kilómetros).

¿Es El Cholo “el patrón” del que, según el testigo, se habló esa noche? En todo caso, El Cholo acusó a El Gil del “desmadre de los estudiante­s porque era el encargado de la plaza de Iguala”, y negó haber estado ahí el día de los hechos.

Qué raro, qué inquietant­e. En su declaració­n no hay una sola palabra sobre su presunta participac­ión en los hechos de esa noche. Ni una sola.

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