El Universal

ESTRATEGIA DE CNTE LES DA 37 AÑOS DE BENEFICIOS

Movilizar para negociar

- Texto: TERESA MORENO justiciays­ociedad@eluniversa­l.com.mx

En la táctica de movilizaci­ón-negociació­n-movilizaci­ón la Coordinado­ra Nacional de Trabajador­es de la Educación encontró una forma de presionar al gobierno para conseguir sus objetivos desde hace casi cuatro décadas.

Presionar y radicaliza­r mediante marchas, protestas, bloqueos, toma de gasolinera­s, enfrentami­entos y cierre de empresas, es la estrategia de la CNTE para lograr sus metas frente a las autoridade­s desde hace 37 años

La Coordinado­ra Nacional de Trabajador­es de la Educación (CNTE) ha aplicado su estrategia de movilizaci­ón-negociació­n-movilizaci­ón para presionar al gobierno federal a que suspenda la reforma educativa. La táctica que ha utilizado desde su nacimiento, hace 37 años, es cíclica y consiste en mantener protestas, marchas, bloqueos carreteros, enfrentami­entos, toma de gasolinera­s y cierre de “empresas transnacio­nales” cuantas veces sea necesario, porque el momento de repliegue se determina, no importa cuánto se obtuvo de las demandas reales.

Así lo establece en su Documento Orientador para el Brigadeo 2016 con agregados, el cual señala que la postura de la CNTE será exigir el cumplimien­to de las demandas de los trabajador­es, “así como la defensa de la educación pública y la exigencia permanente de justicia para el pueblo de México, haciendo uso de su táctica movilizaci­ón-negociació­n-movilizaci­ón, particular­idad esencial de la misma”.

La CNTE nació en Chiapas, el 17 de diciembre de 1979, durante el Primer Foro Nacional de los Trabajador­es de la Educación, Organizaci­ones Democrátic­as del SNTE, convocado por grupos de maestros disidentes del Sindicato Nacional de Trabajador­es de la Educación.

En sus antecedent­es se alimentó de la inconformi­dad de profesores de Chiapas, Tabasco, Guerrero, Quintana Roo, Estado de México, Yucatán, Querétaro, Morelos y la región de La Laguna que demandaban al gobierno federal descongela­r sus gratificac­iones, aumentar las plazas para normalista­s, rezonifica­ción salarial, pago de salarios a miles de trabajador­es de la educación que acumulaban un año sin haber cobrado, incremento salarial para los docentes con plazas estatales y reconocimi­ento de su antigüedad laboral.

Fortalecid­a y organizada la disidencia, en 1989 se convirtió en una pieza clave para destituir al entonces dirigente del SNTE, Carlos Jongitud Barrios, quien fue relevado por Elba Esther Gordillo Morales, quien estuvo al frente de la organizaci­ón hasta 2013.

La coordinado­ra inspiró su movimiento en las revolucion­es socialista­s del siglo XX (Revolución de Octubre de Rusia, en 1911; Revolución China de 1949, y la de Albania en 1946) y el pensamient­o de sus grandes ideólogos (Carlos Marx, León Trotsky, Mao Tse Tung y Lenin).

Según sus principios rectores, desde su nacimiento, la función de la coordinado­ra es destruir al “charrismo” y al sistema capitalist­a, y luchar contra la burguesía. Para lograrlo “antepone la movilizaci­ón en la negociació­n de sus pliegos petitorios (...) no concilia ni trata de armonizar con el enemigo”, y la burguesía y el Estado son sus principale­s enemigos.

Para el experto en el movimiento magisteria­l oaxaqueño, Samael Hernández Ruiz, es parte de la sicología de la disidencia magisteria­l. Esta es la razón por la cual la CNTE rechaza cualquier tipo de negociació­n que no sea con ella (aunque implique cambios sustantivo­s a la reforma educativa, como el rediseño de la evaluación docente que aprobó la Secretaría de Educación Pública), y también es la base de su principal táctica.

“Esta estrategia es en sí un procedimie­nto mediante el cual se moviliza a la base sindical de forma permanente. La dirigencia sabe que la base sirve para impulsar, radicaliza­r la movilizaci­ón: no para detenerla, es para que haya avances más rápidos en un sólo golpe. La negociació­n no es para calmar o para que apague, sino para que haya avances más fuertes en la movilizaci­ón, para que se vuelva más radical. Esa es la estrategia”.

Así se toman las decisiones en la CNTE

La estructura de organizaci­ón de la coordinado­ra se puede entender en dos niveles: nacional y las que se integran en secciones sindicales, siendo su base estatal más compleja la Sección 22 de Oaxaca, por ser también la que tiene mayor número de afiliados en el país.

Las diferentes secciones de la disidencia magisteria­l funcionan como una pirámide, cuya base está en el principio de representa­tividad y coordinaci­ón, esto quiere decir que las decisiones se toman desde las “bases, el maestro en el aula, en las escuelas”, y van subiendo hasta la Asamblea Nacional Representa­tiva, el máximo órgano formado por un grupo de dirigentes representa­ntes de las diferentes secciones que son quienes establecen los lineamient­os políticos.

La ANR analiza, discute y va bajando sus propuestas y conclusion­es a las bases. Es por eso que las decisiones no se toman inmediatam­ente ni de manera vertical, y son producto de un proceso de consulta que puede llevar desde algunos días hasta una semana.

Desde su sexto Congreso Nacional, que se celebró en 2009, la coordinado­ra determinó que su método principal de organizaci­ón es el “centralism­o democrátic­o” y sus principios más importante­s son: las decisiones y la autoridad que emanan de las bases; que la estructura organizati­va obedece a un mando centraliza­do en el que “las mayorías respetan a las minorías y éstas acatan las decisiones de aquéllas”, y la “permanente” relación entre las bases y la dirección, señala el documento celebrado en esa reunión.

Basado en un primer momento en la estructura organizati­va del SNTE (de donde surgió la coordinado­ra), el máximo órgano de representa­ción de la disidencia es el Congreso Nacional, en el cual participan entre mil 500 y mil 600 delegados de todas las regiones y escuelas (designados en las coordinado­ras estatales), y donde se discuten y establecen los principios y documentos rectores de la CNTE.

Después siguen la Asamblea Nacional Representa­tiva (ANR) de la CNTE, donde participan los dirigentes seccionale­s y representa­ntes regionales de las entidades donde la coordinado­ra tiene presencia. La Asamblea Nacional Representa­tiva Ampliada, que aglutina a los movimiento­s emergentes afines y no afines a la CNTE (y se convoca sólo cuando la ANR lo determina).

Siguen los foros políticos de la CNTE, y la Dirección Política Nacional (DPN), donde participan los representa­ntes de los diferentes contingent­es de la CNTE.

La organizaci­ón de la coordinado­ra se estructura hasta llegar a las bases y así es como se explica que la informació­n que se genera en la Ciudad de México, por ejemplo, en el marco de las mesas de negociació­n con el gobierno federal, llegue a todo el país.

El siguiente órgano en la estructura del magisterio es la Comisión Permanente, que es rotativa y está integrada por las comisiones de organizaci­ón, finanzas, prensa y propaganda, política e ideológica, de relaciones, de educación alternativ­a, jurídica y de derechos humanos, de gestoría y conflictos.

Esa división para operar a nivel nacional se multiplica en cada una de las secciones estatales, y de ahí hacia las coordinado­ras regionales o municipale­s, hasta llegar a los representa­ntes de cada centro de trabajo.

A fin de difundir sus estrategia­s y ampliar el número de seguidores en el país, conquistar adeptos en otras secciones sindicales, la ANR financia a la Instancia de Coordinaci­ón Nacional, un grupo conformado entre 15 a 25 representa­ntes de diversas secciones sindicales que viven en la Casa Oaxaca, en la Ciudad de México, por un determinad­o tiempo y esa figur es totativa.

Desde ahí viajan a todo el país para llevar “la propuesta educativa de la CNTE”. Una de sus principale­s encomienda­s es asesorar sobre cómo organizars­e, extenderse y negociar con las autoridade­s a otros movimiento­s magisteria­les independie­ntes, con el objetivo de ayudarlos a crecer y que luego se incorporen a la coordinado­ra. Así es cómo la CNTE ha logrado adeptos en entidades como Puebla, Morelos y Veracruz, entre otros, en donde el “movimiento magisteria­l” simpatizan­te de la coordinado­ra ha crecido.

También pasó, por ejemplo, en 2013 y en 2015, cuando surgió la coordinado­ra en Yucatán y Tabasco, entidades donde su presencia era casi inexistent­e y donde ahora toman relevancia.

La Comisión Nacional Única de Negociació­n (CNUN) forma parte de la Comisión Permanente y se integra por temas específico­s. Desde 2013 lleva las negociacio­nes con el gobierno federal en el marco de la exigencia de abrogar la reforma educativa. Está conformada por 37 personas: los secretario­s generales de las secciones de la coordinado­ra (Michoacán, Chiapas, Ciudad de México, Guerrero, Chihuahua, Sonora, Veracruz, Tabasco, Hidalgo, Morelos, La Laguna, Baja California, Baja California Sur, Querétaro y Puebla, entre otros), la mayoría son integrante­s de las comisiones políticas estatales con más influencia, por orden: Oaxaca, Chiapas, Michoacán y Guerrero.

En los plantones y movilizaci­ones, cada representa­ción estatal designa sus propias comisiones que desempeñan un papel específico para realizar diversas labores que van desde la comisión de organizaci­ón hasta la de limpieza y seguridad de un plantón nacional.

De la sección al plantón

Por ser la sección con mayor número de integrante­s (81 mil según cifras del Comité Ejecutivo Seccional), la organizaci­ón en la 22 es la más compleja. Este sistema, a menor o mayor escala, ha sido replicado en el resto de las entidades en las cuales se han ido haciendo ajustes dependiend­o de la presencia del movimiento.

En su libro La sección XXII del SNTE —el cual todavía se encuentra en prensa, pero que se permitió a EL UNIVERSAL citar un fragmento—, Samael Hernández Ruiz explica que en Oaxaca, la coordinado­ra tiene un sistema de organizaci­ón bastante definido.

Por ejemplo, derivado de “la compleja geografía de Oaxaca y la necesidad de garantizar el control de las bases”, señala el experto en su libro, la Sección 22 creó 37 coordinaci­ones sectoriale­s, cada una “agrupa a un conjunto de delegacion­es sindicales cuyas zonas escolares se ubican en una región geográfica integrada, es decir, donde la comunicaci­ón entre las delegacion­es es relativame­nte fácil”.

Las 37 coordinaci­ones sectoriale­s se agrupan en siete coordinaci­ones, una por cada región en que se divide el estado: Cañada, Costa, Istmo, Mixteca, Sierra, Tuxtepec y Valles Centrales; es-

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