El Universal

“Mi hija flotaba en una bolsa; después no la vi”

A26 MUNDO

- JOSÉ MELÉNDEZ Correspons­al en Centroamér­ica

Olga Marina López —madre de Jennifer Ninet Gavarrete López, de 11 años— y Karen Suyapa Aguilar —madre de Carlos Daniel Aguilera Aguilar, de 7— regresaron con vida a Honduras desde México, pero devastadas y arrepentid­as de haberse involucrad­o, con ambos menores, en una nueva y fatídica expedición de migrantes irregulare­s centroamer­icanos con traficante­s de personas rumbo a Estados Unidos.

Las hondureñas retornaron a su país el viernes, tras dejar en México los cadáveres de Jennifer Ninet y de Carlos Daniel, víctimas del naufragio de la lancha en la que viajaban, ocurrido el pasado miércoles en la mañana, cuando intentaron cruzar por mar de Guatemala a las costas de Chiapas. El accidente dejó cuatro muertos —tres hondureños y uno salvadoreñ­o—, todos menores de edad.

La niña, que según su madre iba feliz porque soñaba con reencontra­rse con parientes que ya están en Estados Unidos, habría cumplido 12 años el pasado viernes.

El naufragio se registró en barra San José, Mazatán, en la costa de Chiapas, luego de que la embarcació­n zarpó de un punto limítrofe entre ese estado del sur de México y Guatemala, con la aparente intención de llevar a los migrantes al litoral de Oaxaca. Gritar y llorar. Acorralada­s por sus penurias económicas, ambas mujeres decidieron migrar hacia Estados Unidos. No lo lograron y regresaron el viernes de madrugada a sus hogares en la aldea de San Carlos de Omoa, en el norocciden­te de Honduras, sin sus dos hijos. Otro niño de Karen sobrevivió y fue repatriado con ella.

Olga narró cómo sucedió todo. La embarcació­n transporta­ba a ocho migrantes, dos lancheros y zarpó a las 06:00 horas del miércoles.

“Sólo anduvimos 10 o 15 minutos, el oleaje era muy fuerte, las olas estaban muy altas. Yo llevaba a mi hija en la lancha en medio de mis piernas, íbamos tranquilas. No estábamos asustadas, pensé que era un viaje normal”, relató.

De pronto llegó lo inesperado. “La primera ola fuerte la pasamos y volvimos a caer a la superficie, pero ya la segunda ola nos dio vuelta. Yo, al darse vuelta la lancha, batallé para salir y no podía, me sumergía y buscaba la manera cómo salir y nada. No podía salir, tragaba y tragaba agua, como pude salí y en eso vi a mi niña que andaba allá flotando en una bolsa. Le gritaba que no se fuera a soltar. Me dijo ella: ‘Sí mamá, aquí voy a ir’. Pero después no la volví a ver. Nosotros después quedamos aislados, en un montarral, nos salimos a la orilla y nos sacaron de ahí”, describió.

“Estuve como dos horas en la playa gritando, llorando, no sabía qué hacer”, contó. En la noche del miércoles, y estando en Chiapas, le avisaron que el cuerpo fue hallado.

Luego explicó: “Sólo vi a dos niños muertos y a otro que lo lograron sacar vivo, pero a la mía no la vi yo, ni la he visto, todavía. Falleciero­n los dos niños, que de inmediato salieron a la orilla, y al otro, gracias a Dios, lo rescataron. Pero yo pasé dos horas corriendo a la orilla de la playa, buscando a mi niña, pero no la pude ver más”.

Las dos mujeres esperan la ayuda oficial para repatriar los cuerpos. De las otras dos víctimas, trascendió que uno es un hondureño, de 5 años, y el cuarto es un salvadoreñ­o identifica­do como Erick Robles, de 6 años, cuyo padre debió huir a El Salvador por amenazas de los traficante­s de personas.

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La hondureña Karen Suyapa Aguilar, madre de Carlos Daniel Aguilera Aguilar, de 7 años, recibió la solidarida­d de familiares al regresar el viernes anterior a Honduras luego de perder a su hijo en un naufragio.

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