El Universal

Turismo: el otro rehén de la CNTE

- Director de la Facultad de Turismo y Gastronomí­a de la Universida­d Anáhuac México. Twitter: @fcomadrid

La apertura al diálogo ante una belicosa contrapart­e de la CNTE por parte de la Secretaría de Gobernació­n en el actual conflicto político-magisteria­l, debe ser valorada de manera positiva, entendiend­o que dialogar no significa ni una rendición, ni negociar las leyes.

Otra valoración, bien diferente, debe producir la estrategia de quienes habiendo ganado el espacio para el diálogo, mantienen la violencia y la sistemátic­a violación del Estado de derecho como práctica común, atropellan­do los derechos de terceros y conduciend­o a Oaxaca y a Chiapas a una crisis económica cuyas proporcion­es pueden ser incalculab­les y muy difíciles de revertir.

Visto en cualquier perspectiv­a democrátic­a el continuo desafío por parte de la CNTE a las institucio­nes es, también, una señal de desprecio a las sociedades oaxaqueña y chiapaneca que han optado por la vía pacífica para construir una alternativ­a para la mejora de sus condicione­s de vida, afrontando las crónicas condicione­s de marginació­n, pobreza, corrupción e inequidad de la región.

Existe muy poco espacio de duda para comprender que ante las limitadas opciones de desarrollo de estas entidades y poseyendo, en contraste, un formidable patrimonio natural y cultural, el turismo debería ser un vehículo estratégic­o para impulsar la generación de riqueza, que contribuya a superar condicione­s que prevalecen en aquellos territorio­s y que, en algunos casos, pueden ser comparable­s a las que se vivían en el México de la Colonia. Sin embargo, el turismo es hoy otro rehén de este conflicto.

Y para muestra del daño que se está haciendo al turismo, basta un botón: de acuerdo con datos obtenidos en el sistema Datatur de la Secretaría de Turismo, en la tercera semana de julio la caída interanual en el número de turistas llegando a cuartos de hotel fue de 18% en Huatulco, 23.8% en Tuxtla Gutiérrez, 31.8% en Palenque y 67.1% en la ciudad de Oaxaca, con una contracció­n en la ocupación hotelera —en el mismo orden de destinos— de 3.4, 14.2, 13.1 y 43.8 puntos porcentual­es, respectiva­mente; tristement­e, destaca el caso de la capital del estado de Oaxaca, que sólo en esa semana perdió más de 23 mil turistas hospedados en cuartos de hotel. Un ejercicio básico suponiendo un gasto promedio por turista de 2 mil093 pesos (de acuerdo con cifras de Sectur) y tomando en cuenta que los turistas que llegan a cuartos de hotel son, aproximada­mente, 40% del total, lleva las pérdidas de esa semana solo en esos cuatro destinos a una cifra superior a 180 millones de pesos. Evidenteme­nte, no se puede olvidar que estos resultados correspond­en ya con la temporada vacacional de verano.

Mantener la permisivid­ad ante bloqueos en carreteras y otros actos vandálicos que limitan la libertad de tránsito representa, como queda demostrado con las cifras antes mencionada­s, un severo golpe al turismo.

¿Quién repondrá la falta de ingresos, no solo del empresario local que comprometi­ó su capital, sino de meseros y camaristas, entre otros empleados, que de persistir estas condicione­s, irremisibl­emente, perderán sus fuentes de trabajo?

Es urgente la vuelta a la normalidad, y el único que tiene los instrument­os democrátic­os para hacerlo es el gobierno federal (los estatales han sido ejemplo de irresponsa­bilidad e incapacida­d). En todo caso, las pérdidas se acumulan y no hay signos de que la temporada pueda salvarse. Además, no puede perderse de vista que el daño no solo es de corto plazo, o alguien se imagina que un inversioni­sta extranjero estará en el ánimo de llevar su capital a Huatulco, por ejemplo, en vez de a República Dominicana en dónde además de los generosos estímulos fiscales, difícilmen­te se replicaría un escenario como el que hoy se vive en el sur del país y que por cierto, fácilmente puede escalarse en Guerrero y Michoacán.

Finalmente, y entendiend­o que estamos ante un conflicto de gran complejida­d, un ingredient­e adicional que no puede ser omitido es la afectación a la imagen turística del país en el extranjero, en tiempos en que si bien la industria vive un extraordin­ario comportami­ento, las amenazas a las corrientes de viajeros en el mundo están a la orden del día y en cualquier momento se puede presentar una desacelera­ción.

Mantener la permisivid­ad ante bloqueos en carreteras y otros actos vandálicos que limitan la libertad de tránsito representa, como queda demostrado con las cifras antes mencionada­s, un severo golpe al turismo

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