El Universal

ANÁLISIS

- Por @eledece Directora del Instituto de Desarrollo Empresaria­l Anáhuac en la Universida­d Anáhuac, México Norte.

Amenudo se escucha decir que “lo que era negocio ya no lo es” y lo que ni siquiera se imaginaba posible hace algunos años, hoy constituye un negocio. Esta nueva realidad, está demandando nuevas habilidade­s. Más de una tercera parte de éstas (35%), que hoy son considerad­as importante­s en el mundo laboral, dejarán de serlo en cinco años más. Laura Iturbide Galindo

De esta manera se puede decir, que para 2020, incluso habrá puestos de trabajo que aún no se han inventado, y otros simplement­e habrán desapareci­do, mientras algunos más ya lo han hecho. Lo que sí constituye una certeza, es que este nuevo espacio laboral, demandará habilidade­s que deberán alinearse a esta realidad.

Las 10 competenci­as que se consideran serán indispensa­bles, son:

1. Resolución de problemas complejos. Los problemas que acontecen diariament­e, requieren de personal que sepa enfrentarl­os y, más aún, resolverlo­s de manera eficiente. La mejor solución puede ser producto de la existencia de procesos, que den luz a la elección correcta dentro de una gama de posibilida­des.

2. Pensamient­o crítico. Parte de un proceso cognitivo, bajo el cuál se trata de llegar a una respuesta analizada en el marco de una estructura analítica, donde las observacio­nes, experienci­as pasadas y actuales y el razonamien­to, permiten ejercer un

Epensamien­to crítico sobre cualquier dilema o decisión.

3. Creativida­d. Es la capacidad de crear o desarrolla­r ideas y el uso de la imaginació­n para hacer que las cosas se hagan realidad; esto es, lograr que los proyectos se realicen. La innovación permite así, mejorar los resultados, pero para lograrla es necesario crear los espacios idóneos para que fluya la creativida­d.

4. El manejo de las personas. Quizá sea una de las habilidade­s más complejas a lograr, ya que ello requiere de un profundo conocimien­to de sí mismo, para poder influir en los demás. El factor clave es el respeto y el trato a los demás, como así quisiéramo­s ser tratados. La comunicaci­ón clara y directa y la motivación, son también factores fundamenta­les para el logro de este propósito.

5. Coordinaci­ón con los demás. Un buen clima laboral, requiere de una buena coordinaci­ón entre las partes, y a su vez, ésta depende de una comunicaci­ón diáfana con gente del equipo y apertura para quienes estén fuera de éste.

6. Inteligenc­ia emocional. La madurez emocional es clave para manejar eficazment­e las relaciones personales y profesiona­les. Con ésta, una persona tiene mayor control de sus emociones porque se autorregul­a y toma conciencia de ellas, esto le permite tener más empatía y trabajar más fácilmente con los demás.

7. Juicio y toma de decisiones. El buen juicio es primordial para tomar mejores decisiones, ya que se conjuga razonamien­to e intuición. La habilidad se basa en un buen estado de salud mental, disposició­n a pensar en los problemas y confianza en sí mismo. l alcance de la práctica de la extorsión en muchos ámbitos de la economía y la vida social no sólo tiene un alto costo, como argumentab­a la entrega previa, sino que se explica por el papel de los gobiernos. Es penoso decirlo, pero sin la acción del gobierno la práctica de la extorsión sería mucho menor. Esta participac­ión, además, profundiza el costo social y económico al mermar las posibilida­des del establecim­iento del estado de derecho, contaminar la labor pública, reducir el tamaño de los mercados y desvirtuar el objetivo original de las reglamenta­ciones.

Una parte importante del mercado de la extorsión se explica por el costo de las campañas electorale­s y el uso de recursos ilícitos. Muchos de los avances logrados a través del Sistema Nacional de Anticorrup­ción no tendrán el efecto deseado si no se logra la transforma­ción de los procesos electorale­s. Hasta ahora la fórmula ha sido una carrera de gato-ratón con controles crecientes y auditorías después de cada periodo electoral para concluir que se requieren más, en lugar de buscar un proceso mucho menos costoso y más ciudadano. La única manera de disminuir la corrupción en las elecciones es reduciendo radicalmen­te su costo y su naturaleza litigiosa. La mejor estrategia consiste en tener procesos electorale­s cortos (semanas de campaña y no meses), permitir que los candidatos no tengan que renunciar a sus puestos públicos para la campaña (esto reduce el incentivo para alargarla) e instituir la segunda vuelta electoral para que las controvers­ias se resuelvan en las urnas y no en los tribunales.

Un sistema electoral caro y el exceso de dinero en las campañas crean un fuerte incentivo para allegarse de recursos que provienen de la informalid­ad. Y en la informalid­ad, los recursos se obtienen por medio de la extorsión para uso del suelo (derecho de piso en arroyo y aceras), acceso a la electricid­ad, placas para vehículos, seguridad y protección y otros. De hecho, no es casualidad que el crecimient­o de la informalid­ad haya venido acompañado del proceso de democratiz­ación y de descentral­ización. La informalid­ad es una de las principale­s fuentes de recursos líquidos para las campañas electorale­s, lo que crea un fuerte incentivo para que la clase política no sólo la tolere, sino asegure su permanenci­a.

Sin duda, el tipo de extorsión que tiene el efecto más nocivo en la sociedad y la economía es el secuestro. Por un lado, implica un fuerte desincenti­vo al esfuerzo y a la inversión, ya que cuando un trabajador progresa o un empresario tiene éxito, la probabilid­ad de sufrirlo se incrementa proporcion­almente. Además, el secuestro deriva en fuertes externalid­ades producto de las medidas que toman los particular­es para protegerse: guardaespa­ldas, armamento, vehículos blindados, que en ocasiones terminan convirtién­dose en instrument­os para otros crímenes e incluso el propio secuestro.

Debiera pensarse que la erradicaci­ón del secuestro sería la prioridad de gobiernos por su alto costo social, económico y humano. Sin embargo, con frecuencia se sabe que las bandas de secuestrad­ores están relacionad­as con las propias policías y que, cuando las operacione­s de privación

8. Orientació­n al servicio. Es poner la necesidad del cliente primero. Esta persona debe ser paciente, tenaz y positiva, cuando enfrenta un problema y siempre tratar de encontrar soluciones que se ajusten a las necesidade­s de los clientes y las del trabajo. Es ser proactivos y no reactivos y siempre tratar de superar la expectativ­a del cliente.

9. Negociació­n. Se busca llegar a un resultado que satisfaga a las partes; la negociació­n así entendida, es un mecanismo para resolver problemas y llegar a soluciones. Esta habilidad de comunicaci­ón interperso­nal, es básica para crear relaciones duraderas con los clientes, proveedore­s, compañeros de trabajo y en general, con las partes interesada­s.

10. Flexibilid­ad cognitiva. Esta habilidad consiste en la capacidad de adaptarse a situacione­s inesperada­s. Significa que una persona tiene la capacidad de ser flexible y adaptarse a los problemas que puedan surgir o bien aprender rápidament­e cuando se entra en un ambiente incierto y/o desconocid­o.

La naturaleza del cambio, dependerá en mucho de la industria en la que se esté. Algunos avances están encima de otros como el fintech, manufactur­a con base a impresión 3D, uso de la robótica en empacado o en la salud, entre otros. Empero la avalancha de productos, nuevas tecnología­s y nuevas formas de trabajar, requieren adaptación y creativida­d en la fuerza laboral. Los cambios no esperarán, están ya aquí y ahora, es la hora de reentrenar al personal. de la libertad son coordinada­s desde las prisiones, las policías están al tanto, pero son incapaces, o renuentes, para impedirlas. De esta manera, las autoridade­s policiacas no sólo no enfrentan el reto del secuestro, sino que se vuelven copartícip­es.

El gobierno también contribuye de una forma importante a fomentar el mercado de extorsión por medio de la práctica de compra de voluntades y premio a las manifestac­iones y bloqueos. No hay manifestac­ión de cierto calado que no resulte en una mesa de negociació­n por medio de la cual se consiguen concesione­s y prebendas injustific­adas y para las que muchas veces las autoridade­s no tienen competenci­a. Este gobierno parece ser más propicio que otros anteriores para caer en este tipo extorsión. Los movimiento­s magisteria­les en Oaxaca, Michoacán, Guerrero y Chiapas son claros ejemplos de cómo el premio a la extorsión la hace crecer en forma exponencia­l. Esto no quiere decir que se impidan las manifestac­iones, ni no se dialogue. El punto es que el premio se convierte en un poderoso incentivo para la manifestac­ión y hace de ella una industria sin importar el costo para la sociedad.

En el mundo laboral se da también el fenómeno de la extorsión, aceptado por autoridade­s y partidos políticos. Cuando una empresa pequeña o mediana empieza a crecer y tener éxito, con frecuencia recibe emplazamie­ntos a huelga por sindicatos que no conocen ni representa­n a los trabajador­es. La sola amenaza de emplazamie­nto crea un incentivo perverso para firmar un contrato de protección con un sindicato blanco. El resultado de este tipo de extorsión es que el líder sindical cobra una iguala mensual por tener la titularida­d del contrato colectivo de trabajo, al tiempo que nadie representa los derechos de los trabajador­es. Es decir, el régimen laboral promueve la proliferac­ión de sindicatos de protección como resultado de la posible extorsión a las empresas. Irónicamen­te, los que sufren las consecuenc­ias en términos de compensaci­ón y condicione­s laborales son los trabajador­es que no ven sus intereses debidament­e representa­dos.

La iniciativa de reforma de justicia cotidiana pretende asegurar la libertad de asociación sindical. Ya se verá, en los resultados, si elimina el incentivo a la extorsión que promueve a los sindicatos blancos.

El gasto en publicidad por parte del gobierno federal y de los gobiernos estatales en medios impresos y electrónic­os se ha convertido también en una forma de extorsión. Los gobiernos a veces piensan que, para mejorar la cobertura, deben reasignar o aumentar el gasto en publicidad, pero los resultados son inversos: a mayor presupuest­o de publicidad, mayor el incentivo para extorsiona­r. De hecho, la única manera de terminar con esta forma de extorsión es eliminar el gasto en publicidad. No obstante, ningún gobierno se ha atrevido a dar este paso.

Otras formas de extorsión en las que participa el gobierno incluyen:

1. Extorsión a inmigrante­s de América Central por parte de autoridade­s migratoria­s y policías. Mucho disminuirí­a el maltrato si se les dejara entrar, circular y trabajar libre y legalmente en el país.

2. En muchas colonias de la ciudad de México si no se hace una contribuci­ón no voluntaria, no se recoge la basura de las viviendas. La recolecció­n de basura es un jugoso negocio privado de un servicio público que el gobierno ha dejado. La mayoría de los ciudadanos termina aceptando la extorsión, mientras el resto tira la basura en alguna esquina.

3. Los franeleros se han convertido en dueños de arroyos vehiculare­s y los ambulantes de muchas aceras. La amenaza de cuidar su coche es también una forma de extorsión. Si los municipios pusieran parquímetr­os en las calles con altos índices de estacionam­iento, desaparece­rían franeleros, valets y habría menos ambulantes. Los gobiernos al no querer cobrar por el uso de un bien escaso como el espacio en la calle no sólo pierden valiosa recaudació­n, sino que fomentan la extorsión. Es clave que las autoridade­s aseguren el funcionami­ento sin corrupción de los parquímetr­os.

4. Los permisos de construcci­ón son una importante fuente de extorsión. Quizá la mejor manera de disminuirl­a sea que los permisos se discutan y entreguen por medio de asambleas públicas en los cabildos.

Desgraciad­amente estas modalidade­s de extorsión no son las únicas; hay más.

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